Sequía en los cultivos de palma de aceite en el Cesar tiene al borde de la quiebra a pequeños productores
Las palmas han sucumbido al verano intenso y los daños ocasionados son severos, registrándose disminución de la producción entre 40 y 50 % y en algunos casos, incluso, pérdidas de las mismas en los municipios de Curumaní, Chiriguaná y Becerril, entre otros, al punto que son muchos los pequeños palmicultores que hoy sienten que lo han perdido todo.
Los productores consultados hablan de 35.000 familias que derivan su sustento de la palmicultura en el Cesar y que hoy están afectadas en su empleo y en su producción, cuya reducción estiman entre 40 y 50%, de un estimado de 86.000 hectáreas sembradas en esta región del país.
Curumaní, Cesar, marzo 29 de 2016. Ríos completamente secos y reservorios que ya no existen, producto de una sequía prolongada, desde hace tres años, acentuada aún más por el fenómeno de El Niño, es la cara de la crisis que muestra hoy el agro en el Departamento del Cesar y particularmente la palmicultura, expresó Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma.
Las palmas han sucumbido al verano intenso y los daños ocasionados son severos, registrándose disminución de la producción entre 40 y 50 % y en algunos casos, incluso, pérdidas de las mismas en los municipios de Curumaní, Chiriguaná y Becerril, entre otros, al punto que son muchos los pequeños palmicultores que hoy sienten que lo han perdido todo.
Ante esta situación, el dirigente gremial planteó la necesidad de que el Gobierno Nacional adopte medidas de emergencia que permitan a los productores compensar la pérdida de ingreso que están afrontando por la aguda sequía que viene afectando los cultivos de palma de aceite en el Cesar y otros departamentos de la Costa Atlántica.
“El Gobierno debe adoptar medidas de choque similares a las que empleó cuando la ola invernal afectó la agricultura del país, hace algunos años”.
Durante un recorrido por la zona afectada, Jorge Luis Flórez Guerra, palmicultor del municipio de Becerril, con una mueca de incertidumbre en su rostro, habla de su situación desesperada. Nos cuenta que tenía sembradas 14 hectáreas de palma de aceite, que le dejaban un resultado de $5.000.000 mensuales para sostener su cultivo, pagar jornales, vivir con su familia, servicios, alimentación y colegios y hasta la Universidad de una hija. Hoy está al borde de la quiebra.
“En el año 2012, llegué a sacar 40 toneladas mensuales, teníamos un cultivo próspero, porque es una palma agradecida que aguanta más que todos los cultivos. Pero, hoy por hoy, no estoy sacando ni una tonelada, lo máximo 600 o 500 kilos que no alcanzan para nada, me pagan por eso si acaso $150.000 y debo $1.000.000 mensual de solo crédito.
Con unos compañeros que están en la misma crisis, nos hemos reunido y estamos pensando salir a la calle a pedirle ayuda al Gobierno, necesitamos pozos profundos y plazo para pagar. Hoy no hemos almorzado y ya no nos fían ni en la tienda. Estamos pasando necesidades desde que los ríos se secaron y a eso súmele, estas temperaturas de hasta 42 grados”, dice mirando al cielo.
Así mismo, Joaquín Tomás Ovalle Pumarejo, Presidente del Comité de Arroceros del Cesar y La Guajira, palmicultor y ganadero del departamento del Cesar, expresó que esta es la peor crisis que ha tenido el departamento en toda la existencia del cultivo, en esta zona, “porque tenemos un déficit de lluvias que lleva tres años y desafortunadamente el Gobierno Nacional no ha escuchado nuestro clamor en torno a esta problemática”.
Dijo que se ha afectado el empleo de 35.000 familias que derivan su sustento de la palmicultura y que en el Departamento del Cesar se estima que hay más de 86.000 hectáreas sembradas con palma de aceite, de las cuales están en crisis por lo menos 32.000, reflejando una baja significativa en su producción.
“Necesitamos que el Gobierno adopte medidas de emergencia, un plan de choque en materia crediticia, porque la cartera de los créditos con el Banco Agrario, por ejemplo, está en el orden de los $25.000 millones. Es urgente dar un tratamiento especial a los productores, concediéndoles plazo para que puedan atender sus obligaciones, entregando créditos frescos con los cuales se puedan construir pozos profundos y así tratar de salvar esa palma que está agonizando por la aguda sequía”.
Argumentó que pedir un crédito no es un proceso fácil en Colombia y por otro lado los plazos de los mismos no tienen muchas veces relación con el tipo de cultivo, ya que en el caso de la palma, es de tardío rendimiento y tiene una etapa improductiva de 4 años.
Sembrar una hectárea de palma en el Cesar está en el orden de los $11.000.000 millones sin incluir el riego, y ya con el sistema hídrico adecuado hay que sumar $6.000.000, para un total de 17.000.000 por hectárea, explicó Ovalle Pumarejo.
“No le estamos pidiendo al Gobierno que nos regale nada pero sí años de gracia en los créditos para poder pagar cuando haya producción, porque si la situación no cambia los pequeños productores desaparecerán”.
A su turno, José Gregorio Díaz Calderón, Representante legal de Palmeras de Alamosa SAS, manifestó que hay que tener en cuenta que en la palma todos los procesos son a largo plazo, no hay nada que dé resultado de inmediato porque así no es el cultivo. “Todo lo ves reflejado mínimo en dos años y llevamos tres años de verano intenso, período en el cual todos los pronósticos han fallado porque las condiciones climatológicas no muestran ningún equilibrio”.
De igual modo, Armando López, director de la Plantación Palmas Montecarmelo y Juan Carlos Castillo, Director Agronómico de Oleoflores, manifestaron que los daños que ha ocasionado la sequía prolongada en el Cesar, con ríos completamente secos en esta zona como el Casacará, Maracas, Tucuy, La Mula o Pacho Prieto y Anime, representan entre 40 y 50 % de menor producción, al tiempo que consideraron que las pérdidas en los cultivos de los pequeños productores serán prácticamente totales y que en la mayoría de los casos habrá que renovar.
Finalmente, Carlos Alexander Daza, director agronómico de Palmagro, señaló que el déficit hídrico que afronta todo el centro del Cesar, desde hace tres años, afecta a Valledupar y los municipios de Curumaní, Pailitas, Tamalameque, Bosconia, Becerril y Codazzi.
Palmagro agrupa 8.600 hectáreas sembradas en palma de aceite y de este número, más de 4.000 corresponden a pequeños palmicultores, y la mayor parte de éstos, enfrenta una verdadera crisis.
Ratificó que el empleo que genera Palmagro se ha disminuido entre 50 y 60% y por ello consideró que el papel del Estado es clave, en este momento, para la entrega de créditos blandos, con plazos largos, dirigidos a la adecuación de distritos de riego y manejo adecuado de las cuencas, lo cual permitiría contar con una mejor oferta hídrica. Insistió en que el Ideam señala que para los meses de junio y agosto del presente año viene un nuevo verano, ante lo cual subrayó que actualmente las palmas están perdidas en 90%, y para recuperarlas se necesitarían de 24 a 29 meses con buena agua y si no cambian las condiciones hídricas en los próximos 15 días, habrían pérdidas mayores en el cultivo.