El agro solo generó 4.000 nuevos empleos en el campo
Aunque el sector agrícola es el principal generador de empleo entre los segmentos productivos del país, en los centros poblados y rural disperso el empleo solo creció 0.1%. La SAC expresa preocupación por las cifras en etapa de posconflicto.
Bogotá, febrero 09 de 2017. El análisis del empleo que realiza la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, basado en las cifras reportadas por el DANE, muestra que en el último año (2015-2016) la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca fue el tercer generador de empleo en el total nacional, después del comercio, hoteles y restaurantes y los servicios comunales, sociales o personales.
También, fue el número uno de los empleadores de los sectores productivos, con más de 3,5 millones de ocupados en 2016, seguido por la industria manufacturera (2,5 millones), construcción (1,3 millones) y explotación de minas y canteras (181 mil). (Ver tabla 1)
Tabla 1
Al analizar el sector agrícola en centros poblados y rural disperso, y sacar las variaciones entre 2015 y 2016, queda en evidencia que el agro solo generó 4.000 nuevos empleos, un incremento de 0,1% con respecto a 2015 (Ver tabla 2).
Tabla 2
Cometarios y conclusiones
La SAC encuentra que el sector agrícola es un importante generador de empleo en el país, pero en los centros poblados y rural disperso los esfuerzos realizados no son suficientes para generar una oferta adicional de empleo agropecuario significativa.
Preocupa que, en un momento en el que empieza la implementación de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno y las FARC, y ya se han desmovilizado alrededor de 6.000 exintegrantes del grupo guerrillero a zonas de concentración (en total serían alrededor de 17.000 personas, según el Presidente de la República, Dr. Juan Manuel Santos), no se estén generando oportunidades de nuevos empleos en el campo, cuya población representa el 30% del total nacional.
Para la SAC, la falta de generación de empleo del agro en el campo puede estar asociada a la baja rentabilidad del sector primario y a las difíciles condiciones de competencia a las que se han visto expuestos los empleadores agropecuarios.
También, a la carencia de una estructura laboral diferenciada para el campo que incentive la generación de empleo formal en la actividad agropecuaria, la cual tiene un comportamiento distinto con respecto a las jornadas laborales, profesiones y oficios de las ciudades.