Revista Nacional de Agricultura
Edición 1036 – Mayo 2023
Intervención del presidente de la SAC en Audiencia Pública del 18 de mayo en la Cámara de Representantes sobre ponencia mayoritaria radicada de la reforma laboral.
El campo tiene el sueño de que la reforma laboral contribuya a reducir la informalidad rural que es del 86 %, pero el texto de la ponencia se puede convertir en una pesadilla y puede impedir que se cumpla ese sueño.
Quiero llamar la atención del Congreso de la República para que tenga en cuenta lo que hemos propuesto desde la SAC. Si bien la ministra del Trabajo y la coordinadora ponente tuvieron el tiempo de sentarse a revisar lo que propusimos en materia de contrato agropecuario, los aspectos fundamentales se dejaron por fuera.
Si la reforma laboral no reconoce la realidad de los trabajadores rurales, que pueden tener varios empleadores el mismo día, no va a pasar nada en la lucha contra la informalidad laboral rural. Lo que están haciendo, es incluyendo restricciones que van en contra de esa realidad de contratación. Por ejemplo, ahora en la ponencia quieren prohibir los servicios temporales que, si se hacen con apego al Código Sustantivo del Trabajo, no deberían ser un problema.
Adicionalmente, el texto de la ponencia no entiende lo que son las actividades primarias sin transformación, y deja por fuera elementos tan claves como son el empaque, reempaque y el transporte de nuestros productos.
Si no se arregla el texto del contrato agropecuario, francamente, lo que es un sueño para los trabajadores rurales y para los productores, se va a terminar convirtiendo en una pesadilla.
En los otros capítulos que tiene el texto de esta reforma, quisiera destacar lo siguiente: primero, ¿cómo es posible que se eliminen y se prohíban los pactos colectivos? Eso es ir en contra inclusive de la misma OIT que consagra el libre derecho a la asociación, ya sea pertenecer a un sindicato, estar en un pacto colectivo o ninguna de las anteriores.
Uno entiende que los gobiernos y los congresistas tengan ideología política, pero es que reformas laborales no se hacen todos los días y aquí no se puede jugar con la formalización del mercado laboral colombiano.
Adicional a la prohibición de los pactos colectivos, es muy importante para nuestro sector agropecuario, que también genera empleos formales, el tema de la reducción de las mayorías para la toma de decisiones como la extensión de beneficios de las convenciones colectivas o la votación de las huelgas, que ahora se podrán convocar con una tercera parte de la gente. ¿Por qué cambiamos las reglas de juego?
Y hablando de huelgas parciales, le hemos solicitado al Gobierno y al Congreso, y tampoco quedó en el texto de la reforma, que el sector agropecuario, que produce la comida de los colombianos y tiene protección constitucional, sea reconocido como servicio público esencial. ¿Entonces, se van a poder hacer huelgas parciales en nuestro sector?
Se les olvida a quienes firmaron la ponencia que manejamos seres vivos, los animales y las plantas. Pero también lo que pasó hace 2 años en Colombia: mayo de 2021, 3.000 bloqueos a las carreteras del país y en un solo mes la inflación de alimentos, de la cual todo el mundo habla hoy, fue del 5,7% por cuenta de esos bloqueos.
Como lo han dicho algunos ponentes, aquí lo que se pretende es blindar y dar seguridad jurídica tanto a los trabajadores como a los empleadores. Pues en algunas de las cosas que he mencionado, evidentemente se está vulnerando la seguridad jurídica.
Si la reforma laboral va a ser un hito que saquen el presidente Petro y el Congreso, reformas laborales no se hacen todos los días. Una reforma laboral debe contener un articulado que contribuya a la formalización de los trabajadores que están en la informalidad, y claro, incentivar la generación de nuevos puestos de trabajo, pero formales.
Yo me imagino que el Gobierno y el Congreso no están pensando en que la economía popular y comunitaria debe permanecer en la informalidad laboral porque ellos mismos hablan de la dignificación de los trabajadores y esto significa que tengan relación laboral que les permita cumplir el sueño de su pensión y todos los temas asociados a la salud.
En los debates que se van a celebrar, entendiendo que hay tiempo para ajustar las cargas sobre la marcha, si no se hacen los cambios que necesita la reforma, y en particular, para el sector agropecuario colombiano, lo que es un sueño que compartimos todos, se puede convertir en una pesadilla tanto para trabajadores como para empleadores.
Desde la SAC hemos entregado 23 proposiciones que ojalá las tengan presentes a la hora de la discusión porque estamos jugando con candela.
No pueden pasar a la historia el Gobierno y el Congreso sin haber hecho algo que contribuya a reducir la informalidad laboral. Proteger los derechos de los que hoy son trabajadores formales está bien, pero si no hacemos nada en contra de la informalidad laboral, ¿qué futuro les vamos a dejar a los jóvenes que del campo quieren llegar a las ciudades? Y, ¿qué futuro les vamos a dejar a esos millones de colombianos que tienen la esperanza de poder ingresar a un mercado laboral que los dignifique y que los proteja?
El texto como está, desafortunadamente, en el caso de lo rural, es un sueño grande que puede ser una gran pesadilla.