Los tres frentes de Minagricultura para un campo más productivo
Andrés Valencia explica la agricultura por contrato, el ordenamiento de la producción, entre otros.
Andrés Valencia Pinzón es economista de la Universidad de Los Andes. Foto: Abel Cárdenas / EL TIEMPO
Lograr que el sector agrícola crezca un promedio de 4 por ciento anual, elevar su productividad, mejorar la rentabilidad de los productores y crear condiciones para que el campo esté a la altura de los mercados internacionales hacen parte de las tareas urgentes que tiene el Gobierno en este frente.
No son retos fáciles de cumplir, dice Andrés Valencia, ministro de Agricultura, quien confía en que la estrategia que viene implementando desde que llegó a esta cartera el año pasado permitirá sacar algunos renglones del agro del rezago en el que están.
Uno de estos tiene que ver con el acceso al crédito de los productores, en el que la meta es lograr que la financiación llegue al 50 por ciento del PIB agropecuario, desde el 25 por ciento actual, lo que impulsaría la inclusión financiera del sector, dice el funcionario.
¿Cuál es ese gran reto por superar, dada la situación actual del agro?
Queremos trabajar por un campo competitivo que les permita a las producciones nacionales competir con las importaciones, de tal manera que las podamos sustituir con instrumentos de política que no signifiquen el cierre de fronteras. Creemos que lo podemos lograr, y, en ese sentido, todos los instrumentos e incentivos disponibles se encargarán de dar las señales correctas a los productores para que así sea.
Ahora, sin duda, el mayor reto es la productividad, el país tiene un gran rezago en todos los procesos agropecuarios, con excepción del azúcar, pero en los demás hay problemas que vamos a atacar.
¿Qué planes implementan para alcanzar esas metas?
Tenemos tres grandes temas que estamos poniendo en marcha. El primero, nuestro programa de ‘Agricultura por contrato’, que, además de conectar el productor con el comprador sin intermediarios, busca generar inclusión financiera y crear espacios de negociación y concertación con los propios compradores.
¿Cómo encaja en esto la inclusión financiera?
Vía crédito, que es lo principal. Estamos creando contratos de compra y venta entre productores y compradores que sirvan de garantía para un préstamo bancario, lo que reduce la presión al sistema financiero para irrigar recursos a los pequeños productores, en la medida que dichos contratos se vuelven una garantía idónea. Bajo este esquema, el Fondo Agropecuario de Garantía –el instrumento que avala a esos pequeños productores– ya no dará apoyos de ciento por ciento, sino hasta 50 por ciento.
¿Cuántos contratos esperan consolidar?
Unos 300.000 en los cuatro años. Estamos construyendo una plataforma que consolide la oferta y la demanda. Además, el ministerio organizará este año ferias de negocios en 14 ciudades para hacer contactos. Acompañaremos al Grupo Éxito, el primero que se acogió, a adquirir productos sin intermediarios en distintas regiones.
Tenemos en este momento conversaciones con Nutresa, Postobón, Alimentos Polar, Compañía Colombiana de Empaques para Fique, Productos Ramo y otros grandes compradores que se quieren vincular al programa.
¿Y cómo ha respondido el mercado a la iniciativa?
Los empresarios dicen que están listos para acompañarnos porque se elimina parte del problema, que son los intermediarios. Los productores, en general, tienen la duda básica de quién pone el precio, y nosotros hemos sido muy claros en que no intervenimos en eso. Facilitamos asesoría para el contrato, asistencia técnica, buenas prácticas agrícolas y pecuarias.
¿El plan ‘Agricultura por contrato’ está en marcha?
Comenzamos desde el mismo instante en que lanzamos el programa, ese día firmamos contratos por unas 180.000 toneladas. Deberíamos tener un buen corte de cuentas a finales del año.
Usted habla de tres frentes. ¿Cuáles son los otros dos?
El ordenamiento de la producción y un esquema que llamamos de 360 para riesgos en lo sanitario, fitosanitario, clima, catástrofes y riesgos propios de mercado. El primero es una política de fomento en las siembras, pues en el país hay varios cultivos que tienen desorden en las cosechas, como el arroz, que es uno de los productos con alta estacionalidad, sobre todo en el segundo semestre.
Para mitigar los riesgos disponemos este año de 80.000 millones de pesos para financiar las primas de seguro, y solo para la agricultura por contrato contaremos con subsidios de tasas por 100.000 millones de pesos para apalancar 750.000 millones en crédito.
Con el plan, ¿cuánto cree que podría crecer el agro?
Creemos que podemos crecer en promedio 4 por ciento anual, no sé si lo hagamos a ese ritmo este año, y no quiero casarme con una cifra, porque depende mucho de lo que pase con los cultivos permanentes de palma, café, cacao, aguacate y caña panelera.
¿En qué van las diferencias con Perú y Ecuador por las importaciones de arroz?
Con Perú acordamos importaciones para 2019 de 60.000 toneladas. Se han pedido permisos por 14.000, pero aún no ingresa nada. Con Ecuador recibimos un arreglo del gobierno anterior por cerca de 80.000 toneladas, este año aumenta a 90.000, y se acordó con ellos que el 90 por ciento de ese arroz llegue por mar para minimizar el riesgo del contrabando y la posibilidad de que los permisos fitosanitarios se reutilicen.
Entonces, ¿qué tanto arroz ingresará al país este año?
Las importaciones máximas pueden ser 230.000 toneladas. Lo que sí ingresa de manera permanente, en cumplimiento del TLC, son las de Estados Unidos, que son unas 170.000 toneladas.
¿Cómo mitigar cualquier impacto de esto?
El próximo año estará listo el incentivo de almacenamiento, el cual se necesita para retener arroz en el segundo semestre, cuando sale la cosecha de Casanare. Ya iniciamos la socialización directa de este subsidio con los productores.
¿Qué ha pasado con la venta de carne a Rusia?
Podemos decir que el problema, originado por los brotes de aftosa, se solucionó, y en tiempo récord. Con el frigorífico autorizado, el ICA y la embajada de Colombia en Moscú, hicimos una labor para demostrar que ese foco ya estaba erradicado, algo que las autoridades rusas pudieron constatar. El 8 de febrero presentaron un reporte y el lunes siguiente anunciaron la nueva apertura del mercado.
Finalmente, ¿en qué va la actualización catastral del campo colombiano?
La meta es una actualización catastral del 60 por ciento de los predios rurales en el cuatrienio. Hoy, 3 de cada 4 municipios no tienen actualizado el catastro. Esto permitirá más ordenamiento, formalización y legalización, es decir, dar a la gente que no tiene las tierras.
Fuente: eltiempo