Revista Nacional de Agricultura
Edición 1054 – Diciembre 2024
El tomate de árbol es una fruta originaria de Suramérica. La producción en Colombia es permanente, con más de 150.000 toneladas/año en promedio (Treid, 2022). Se concentra principalmente en cuatro departamentos, uno de ellos es Cundinamarca, con 3.042 hectáreas. Tanto la siembra de esta fruta como los daños por plagas y enfermedades van en aumento y se han expandido; ante este panorama, es necesario cuestionarse si las investigaciones responden a las necesidades reales del campo. ¿Los hábitos de los consumidores están evolucionando hacia una tendencia de alimentos más inocuos?
La Empresa Colombiana de Productos Veterinarios, (VECOL S. A.), a través de su programa de excelencia sanitaria (PES) y la Universidad de Ciencias Aplicadas (UDCA) junto con las alcaldías de Pandi y de San Bernardo, en Cundinamarca desarrollaron un proyecto piloto agrícola que caracterizó el estado fitosanitario de la producción de tomate de árbol en estos municipios. Reportando 17 patógenos agrícolas entre insectos, hongos, bacterias, virus y parásitos. Además, algunos factores abióticos relacionados con problemas fisiológicos como incompatibilidad patrón-injerto. Estas patologías generan un alto impacto en la economía de los pequeños y medianos fruticultores; perjudicando la calidad e inocuidad de la fruta y limitando su comercialización a mercados locales. Es por esto que se propuso un plan de manejo fitosanitario, donde se recomienden acciones de manejo integrado del cultivo (MIPE), con el fin de mejorar la productividad y sostenibilidad del cultivo de tomate de árbol en esta zona y propender por llegar en un futuro próximo a mercados internacionales.
El objetivo de este proyecto fue promover prácticas agrícolas más sostenibles que, a su vez, conserven los recursos naturales y garanticen la salud de los consumidores. En cada una de las 50 fincas estudiadas, que epidemiológicamente representan a los dos municipios, se aplicó una encuesta detallada de 70 preguntas para recopilar información sobre las condiciones socioeconómicas, ambientales, sanitarias y de manejo de los cultivos de tomate de árbol. Los agricultores fueron clasificados según el tamaño de su cultivo. Para garantizar la calidad de las muestras, se seleccionaron predios que no hubieran recibido lluvia recientemente y se esperaron 10 días después de cualquier fumigación.
El estudio se basó principalmente en el diagnóstico de enfermedades infecciosas y parasitarias que afectan al cultivo de tomate de árbol. En cada finca, se recolectaron muestras de hojas, raíces, frutos, tallos y flores con síntomas sospechosos de enfermedades o plagas como manchas, decoloraciones, deformaciones y presencia de plagas, estas fueron transportadas semanalmente, por más de seis meses y analizadas en los laboratorios de Sanidad Vegetal y Entomología de la UDCA. Entre las enfermedades más comunes y que fueron objeto de estudio, se incluyen parásitos como el gusano barrenador, nematodos y liberalitos, hongos como Fusarium spp. y Phytophthora spp. causantes de pudriciones y marchitamientos, y diversas plagas como áfidos, mosca blanca y ácaros.
Mediante un manual entregado a los productores, se les propuso un Plan de Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades – MIPE, como estrategia sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Este enfoque combina diferentes métodos como el cultural, biológico, físico y químico.
- El método cultural implica prácticas agrícolas que dificultan el desarrollo de plagas y enfermedades, como la rotación de cultivos, la selección de variedades resistentes y el manejo adecuado del riego.
- El método biológico utiliza organismos benéficos, como insectos depredadores o parasitoides, para controlar plagas de forma natural.
- El método físico se basa en la aplicación de barreras físicas o trampas para reducir las poblaciones de plagas.
- El método químico recurre al uso de productos fitosanitarios de manera racional y dirigida, siempre como último recurso y respetando las normas establecidas .
Algunas de los principales características que describió la población nos llevaron a plantear un gráfico de buenas prácticas en los que se resaltan la importancia de llevar registros de los cultivos, qué productos aplicaron, cuál es el comportamiento de producción de los árboles o la fluctuación de los precios y la importancia de realizar análisis de cuánto les está costando la producción, para así calcular un precio justo a sus productos .
Con el anterior estudio se pretende generar una línea base para los productores, técnicos y entes territoriales, con la generación de un registro, diagnostico e información general, que sirva de punto de partida para nuevos estudios que profundicen en alternativas de manejo, para un cultivo de tomate de árbol mucho más sano y rentable.