Revista Nacional de Agricultura
Edición 1025 – Mayo 2022

La suerte está echada. El 19 de junio, los colombianos decidiremos el rumbo del país para próximo cuatrienio. ¡A votar de manera responsable!

El pasado 29 de este mes, el país se expresó en favor de una drástica renovación política. Gustavo Petro y Rodolfo Hernández –la indiscutible sorpresa de la jornada electoral–, terminaron situados en la línea de partida de la carrera final que tiene como premio las llaves de la Casa de Nariño para el periodo 2022-2026. Sin importar quien gane el próximo 19 de junio, Colombia, desde el punto de vista político, seguramente, no volverá a ser la misma.

Petro (Pacto Histórico) y Hernández (Liga de Gobernantes Anticorrupción), llegaron al punto donde se encuentran porque supieron interpretar a la gente y se conectaron con ella, cada uno desde la orilla de sus particulares convicciones. Ojalá que al final –triunfe el uno o el otro–, Colombia sea ganadora, en medio del respeto a la institucionalidad y la democracia.

A manera de ayuda de memoria, presentamos a continuación una sinopsis de las propuestas que Petro y Hernández le han hecho al país en materias agropecuaria y rural, para lo cual hemos recogido intervenciones de los dos candidatos en distintos escenarios.

RODOLFO HERNÁNDEZ: SE NECESITA UNA POLÍTICA DE ESTADO AGROPECUARIA Y RURAL

  • Un país de vocación agrícola como Colombia debe volver su mirada de nuevo al campo y trabajar para darles a los campesinos las herramientas necesarias para que puedan ser competitivos.
  • Diseñar un enfoque de la producción, que permita dar el siguiente paso: la industrialización del agro, para que salgamos del sector primario de la economía y nuestros productos tengan valor agregado.
  • Modernizar y formalizar el campo. Se trata de hacer un mapa agrológico y ambiental del sector rural, que defina la verdadera vocación de la tierra y una adecuada gobernanza de la misma, para desarrollar el sector con base en esa información. Este mapa se dará en el marco de la implementación del catastro multipropósito en todo el país.
  • Adoptar una visión estratégica para lograr el desarrollo del campo. Esto implica la entrega de la tierra titulada a la población rural para que sea productiva, hacer cumplir las normas de restitución y garantizar la presencia estatal para la protección de la vida del campesino.
  • Impulsar la generación de empleo con medidas que asuman la concentración de esfuerzos estructurales, políticos y económicos, encausados hacia el bienestar, de manera que se desestimule la migración del campesino hacia las ciudades.
  • Habrá un enfoque vocacional para cada territorio y trabajaremos articuladamente con las administraciones municipales para hacerlo, de acuerdo con ese enfoque regional.
  • Desarrollar una política de inversión en el campo, de acuerdo con el Plan Agrológico Nacional, a partir de créditos otorgables solamente a quienes adopten las recomendaciones del mencionado plan.
  • Implementar políticas que permitan disminuir los costos del crédito como, por ejemplo, pignorar la producción con la firma solidaria del dueño del predio y sus allegados en primer grado de consanguinidad y de afinidad, de manera que no sea necesaria la hipoteca. Cuando haya tenedor (no propietario) será necesario buscar el mecanismo para hacer viable dicha acción.
  • Establecer una política de Estado agropecuaria y rural, que responda a las variables internacionales del mercado y de la demanda interna. Se debe incluir la industrialización del campo con tecnologías de punta, replicando modelos exitosos en el mundo como el japonés y el israelí.
  • Promover una ley agropecuaria que priorice el uso de insumos de origen nacional, particularmente de los fertilizantes, de manera que se abra una puerta para la recuperación de algunas empresas de esta industria en el país.
  • Implementar modelos asociativos o agroempresariales entre grandes, pequeños y medianos productores, para la transformación de los productos agrícolas.
  • Mantener los subsidios existentes y crear los necesarios, para equilibrar los costos del campesino colombiano con los de los productores extranjeros y así crear condiciones de equidad.
  • Revisar el cumplimiento de las condiciones de los TLC, en términos de no permitir la importación de productos cuando haya oferta interna suficiente en renglones específicos.
  • Crear el “mercado campesino” para eliminar la intermediación, causante de pérdidas entre los agricultores. Para ello, se garantizarán medios de transporte para llevar las cosechas desde zonas apartadas a los centros de acopio, incluidas las principales ciudades. De esta manera se asegura al menos 40% de ganancia para el productor.
  • Bancarizar a las familias campesinas para que accedan a crédito con bajas tasas de interés, en búsqueda de tecnificación para sustentar sus cultivos y cosechas.
  • Fortalecer y crear cadenas productivas (clústeres), siempre bajo la regulación del Estado, como estrategia promotora del desarrollo y factor de competitividad para la agricultura del siglo XXI. Un aspecto por considerar es la cooperación empresa- Estado, a través de políticas y programas de intervención que dirijan los intereses de estos sistemas hacia la satisfacción de las exigencias del mercado.
  • Sustituir las importaciones, para lo cual hay que crear unos análisis de precios unitarios: cuánto vale producir en el exterior y por qué estamos comprando allá, cuánto vale producir acá y entender por qué no podemos producir, para dar los apoyos económicos.
  • Estimular a la gente para producir en el campo, pero no regalarle la plata. Si a un productor se le da un subsidio, pero no produce, tiene que devolverlo. Hay que mirar cómo vincular a los más pobres al aprovechamiento de la tierra.
  • Estimular el consumo interno, pues es lo que mueve la economía y crea trabajo permanente.
  • Aplicar una tarifa general del IVA de 10%, casi la mitad del porcentaje actual, que mantenga la canasta familiar libre del impuesto, y reclasifique los demás bienes y servicios excluidos.
  • Construir 14 mil kilómetros de vías terciarias de calidad y con mano de obra local.
  • Cerrar el déficit habitacional con vivienda digna en el campo y la ciudad. La propuesta es crear las “aldeas rurales integrales”: casas prefabricadas de mínimo 60 metros cuadrados con servicios habitacionales completos, paneles solares y pozos sépticos. Para la ciudad, serían casas en lotes de 72 a 126 metros cuadrados.

GUSTAVO PETRO: SUBIRÉ LOS ARANCELES PARA PROTEGER AL AGRO 

  • Democratizar la tierra, como en Francia, cuya agricultura es subsidiada, protegida e industrializada. Eso es lo que hay que hacer aquí: poner a producir el trigo aquí, el aguacate aquí, la yuca aquí, la papa aquí, por parte de millones de personas, entre las cuales están los campesinos. Mientras menos agricultura y menos industria se produzcan, más narcotráfico y más violencia vamos a tener.
  • Subir los aranceles para proteger al agro. Es que, uno, los alimentos del pueblo colombiano no pueden depender de un importador mafioso o de la tasa de cambio, sino del trabajo nacional; dos, en la lucha contra la corrupción hay que ser coherentes.
  • Con la política de ustedes (me refiero al uribismo y a gobiernos anteriores), de desmantelar la producción agrícola y la industria de los textiles y las confecciones, hicieron crecer el narcotráfico. Luego, si queremos reducir la corrupción de verdad, debemos aumentar la producción de alimentos y la industria nacional.
  • Lo primero que haremos será derogar la reforma tributaria del 2019. Elevaremos el impuesto a dividendos, en las mismas escalas que las del impuesto de renta a personas naturales; crearemos la renta presuntiva para capitales en paraísos fiscales; aumentaremos el impuesto predial para latifundios improductivos mayores de 500 hectáreas. Aumentaremos los aranceles para proteger la producción y el empleo en cuatro ramas de la economía: confecciones/textiles, cueros, alimentos de origen agrícola e industria agroalimentaria.
  • Tenemos que desligarnos de tanto petróleo y carbón, y proteger de las importaciones a las industrias que pueden sustituirlas, para que podamos crear empleo. Esto es lo que estoy proponiendo para el corto plazo. Esto es un cambio de modelo económico, porque la economía deja de depender de cinco y pasa a ser de millones de personas; en otras palabras, así volveremos empresarios a millones de colombianos.
  • Propongo desarrollar la banca pública para democratizar el crédito. De esta manera, rescataremos la economía popular de las garras del “gota a gota”, en manos de una mafia que está lavando dólares. Así se fortalecerá la economía popular de la señora del salón de belleza, del taxista, de la dueña del puesto de frutas.
  • Una tarea, más de largo aliento, más estructural, tiene que ver con una democratización de las condiciones para poder trabajar, las cuales en Colombia están muy concentradas en manos de unas pocas empresas. Dichas condiciones son tres: un saber, un espacio y un con qué. Democratizar el saber, el espacio y el con qué (crédito), permite la creación de millones de empleos de calidad.
  • Pretendo reducir el IVA. De manera general, se podría llegar a 15%, pero si pensamos en el hambre, creo que hay que preferir reducir el IVA a los productos de la canasta básica familiar con mayores nutrientes.
  • La renegociación del TLC es un tema que hay que poner en la agenda con los Estados Unidos. Nosotros estamos importando de varios países del mundo, pero especialmente de Estados Unidos, 6 millones de toneladas de maíz, todas las toneladas de soya, todos los insumos agropecuarios. ¿Por qué no podemos hablar con Estados Unidos –si está interesado en disminuir los flujos de cocaína hacia su territorio–, de renegociar el TLC, protegiendo la agricultura nacional, en lo que tiene que ver con la producción de alimentos?
  • Hay que garantizar la seguridad alimentaria en Colombia, fundamental para que no haya productores de coca. La producción rentable de alimentos, con agroindustria para pequeños y medianos productores, en tierras fértiles, es el mejor mecanismo para que el campesinado que hoy está empobrecido y en el borde de la selva, no entre a ese cultivo.
  • Entregar tierra no es una expropiación, es un programa que se viene planteando en Colombia desde hace un siglo, pero que no se ha podido hacer porque otros intereses lo han impedido. Intereses que no han permitido el desarrollo agrario. Intereses que acabaron las instituciones del agro y destruyeron la agricultura, con lo cual se ha afianzado el narcotráfico.
  • Se harán respetar los derechos de los pueblos indígenas y afrocolombianos a sus territorios; se distribuirá tierra entre las víctimas del conflicto, para garantizar la oferta de alimentos, los cuales llegarán a las ciudades a través de canales de comercialización más equitativos.
  • Se actualizará y modernizará el catastro multipropósito, para asegurar la identificación de las propiedades rurales y el reconocimiento de la posesión. Así se avanzará en el otorgamiento de títulos que protejan contra la desposesión violenta y la imposición de relaciones feudales aún presentes en las zonas rurales.
  • Solo cuando se logre acabar con los latifundios improductivos, Colombia podrá entrar a una verdadera “era de paz”’. Esto se buscará a través de la “democratización” de las tres condiciones para generar trabajo y riqueza: espacio, crédito y saber.