Revista Nacional de Agricultura
Edición 1030 – Octubre 2022
Desde el punto de vista puramente económico, el restablecimiento de las relaciones comerciales con Venezuela (26 de septiembre), resultará provechoso para los dos países, que contabilizan una población de casi 80 millones de consumidores. Para Colombia, porque necesita que su economía continúe por la senda de crecimiento, y cuando el país, con el nuevo gobierno, ha entrado en una zona de incertidumbre. Y para el vecino país, porque le resulta imperioso comenzar a reconstruir su aparato productivo, postrado por las equivocadas decisiones políticas de los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, y en eso Colombia le puede dar la mano.
Se cumple así un anhelo que empresarios de ambos países venían acariciando desde hace siete años, cuando intempestivamente el presidente Maduro, aduciendo “razones de seguridad”, ordenó atravesar unos contenedores en los puentes que unen a las dos naciones, y con ello quedaron interrumpidas las relaciones con nuestro principal socio comercial natural.
Así, de unas exportaciones que contabilizaron US$7.800 millones en el 2008, esto es, en el segundo periodo de Chávez, pasamos a colocar en el mercado venezolano apenas US$318 millones en primer semestre del 2022. Banca y Negocios, con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, recuerda que, en el 2013, año en el que Nicolás Maduro llegó al poder, el intercambio comercial cayó a US$1.846 millones, tocó fondo en el 2017 al retraerse hasta US$116.4 millones, y el año pasado fue de US$268.6 millones.
Ahora, de arranque, la administración Petro piensa que en lo queda del año, alcanzaremos a exportar mercancías por valor de US$1.000 millones.
Pero…”Hoy en día, la economía venezolana es muchísimo más pequeña, el consumidor venezolano tiene un perfil muy distinto al que tenía antes del cierre de la frontera, y en tercer lugar, la capacidad importadora de Venezuela tampoco está en su mejor momento. Las cuentas externas, producto de la caída de la economía y de las importaciones petroleras, no nos dan la capacidad que teníamos en el pasado”: Carlos Fernández, presidente de la Federación Venezolana de Cámaras de Comercio y Producción (Voz de América).
Pero…“Colombia no podrá exportar todo lo que puede a Venezuela porque el consumo nacional (venezolano) no estará a la par de la oferta. De igual manera, si Venezuela no produce más, no podrá aprovechar estas condiciones para llevar productos a Colombia”. (Tal cual digital).
Pero… Maduro y Petro deben hallarles una salida a las distorsiones económicas para el beneficio de sus países, “como la vigencia del control cambiario (pese a que se ha flexibilizado), la incapacidad de hacer abiertamente transacciones financieras en divisas con otros países, y las sanciones de Estados Unidos, que limitan el acceso de Venezuela a los mercados internacionales”, según el internacionalista Irwin Ríos (El Diario, de Venezuela).
Pero… “La apertura comercial va a traer serios problemas al sector (agrícola), puesto que el régimen aduanero bajo el Artículo 28, cuando nos salimos de la Comunidad Andina de Naciones, CAN, le permite a Colombia traer productos, alimentos y bienes sin aranceles, pero si nosotros exportamos a Colombia, hay que pagarlos”: Celso Fantinel, Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela, Fedeagro. (Banca y Negocios).
Pero…“Debemos entender que no es un proceso fácil (la reapertura). Muchas cosas han cambiado desde el 2015, las condiciones del comercio internacional vigentes para la fecha de cierre de fronteras hoy no son aplicables. El mundo ha cambiado mucho en los últimos años. Y hay muchas nuevas opciones y dinámicas, que son las que darán las pautas para el funcionamiento del comercio internacional”: Marcos Delgado, presidente de Fedecámaras Mérida. (Crónica Uno).
Para entender mejor el proceso que demandará la decisión de los presidentes Petro y Maduro, consultamos la opinión de la Asociación Nacional de Comercio Exterior Analdex, la Cámara de Comercio Colombo-Venezolana, el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y la Policía Fiscal y Aduanera, Polfa.
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Se requiere un marco jurídico que rija el comercio bilateral: Analdex
Según Javier Díaz Molina, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, uno de los grandes desafíos de la reapertura del comercio colombo-venezolano es establecer los mecanismos de pago.
P.: ¿Qué tan optimista es Usted frente a la reanudación del intercambio comercial con Venezuela?
R.: Históricamente, la relación comercial de Colombia y Venezuela ha sido muy importante para ambos países. Por ejemplo, en el 2008, las ventas externas hacia Venezuela superaron los US$6.000 millones, que representaron 18% del valor total nacional exportado y consolidaron al hermano país como nuestro segundo socio comercial. Ante la expectativa de la reapertura de la frontera de Norte de Santander el pasado 26 de septiembre y las respectivas medidas para restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países, se espera que se dé un escenario muy beneficioso para ambas naciones, a partir del incremento de las exportaciones de productos agrícolas, alimentos y productos básicos.
P.: ¿Cuáles son las mayores dificultades que enfrenta esta iniciativa?
R.: A pesar de la reapertura formal de la frontera de Norte de Santander, aún no se ha definido claramente cuál es el marco jurídico que va a regir el comercio bilateral. Se requiere contar con una herramienta que garantice un intercambio bilateral seguro, a través de un marco jurídico que garantice unas reglas de juego claras para los empresarios, pues Venezuela ya no hace parte de la Comunidad Andina de Naciones, CAN. Entre los principales desafíos de la reapertura comercial se encuentran los mecanismos de pago. A pesar de que en la actualidad los exportadores colombianos se aseguran de recibir el pago por anticipado, se requiere un protocolo binacional que garantice seguridad a través del respaldo de los bancos centrales.
P.: ¿Qué tanta dificultad plantea la existencia en Venezuela de dólares, bolívares y pesos colombianos?
R.: Como resultado de la alta inflación durante los últimos años, la economía venezolana ha venido avanzando en un proceso de dolarización informal que, acompañado por mejores precios del petróleo y un crecimiento de la economía venezolana en el 2022, que se espera alcance 20%, se ha incrementado el comercio entre las dos naciones. Este panorama ha llevado a que los importadores en Venezuela se hayan acostumbrado al pago de mercancías de manera anticipada en dólares. Así las cosas, quien tiene la posibilidad de acceder a dólares en Venezuela, puede acceder a dichas mercancías. El desafío se enfoca en cómo lograr garantizar el pago, pues los bancos comerciales en Venezuela ya se han adecuado a los pagos en dólares al exterior.
P.: ¿Difícil que en el mediano plazo el intercambio binacional pueda volver a los niveles de hace una década?
R.: Es importante tener en cuenta que la economía venezolana hoy es una cuarta parte de lo que era en el 2008, aparte de que muestra una gran diferencia en la capacidad adquisitiva de este país. Sin embargo, el incremento de los precios del petróleo y la reducción en las sanciones por parte de Estados Unidos, permitirán mejorar las condiciones internas y aumentar la demanda. Al respecto, el gobierno nacional espera que, en el acumulado de los próximos cuatro años, se alcance un comercio bilateral entre US$4.000 millones y US$4.500 millones. Para lograrlo, es necesario, además de garantizar las reglas de juego y la seguridad de las transacciones comerciales, contar con condiciones de infraestructura y logística, a partir de la recuperación de los Centros Binacionales de Atención en Frontera (Cebaf) y definir el marco regulatorio para el transporte internacional de mercancías, entre otras medidas.
P.: ¿Cuáles son las fortalezas que hoy tiene Colombia en materia comercial frente a Venezuela?
R.: En Colombia, el aparato productivo ha venido avanzando en sofisticación, ofreciendo al mercado regional de América Latina y el Caribe, productos con alto valor agregado en la industria y alimentos procesados. Al contar con un escenario favorable para el comercio, nuestro país tiene una fortaleza importante de cercanía y conectividad para atender las necesidades de demanda de los consumidores venezolanos, a menores costos y tiempos logísticos. Este mercado le permitiría a Colombia ganar terreno en un mercado clave para la diversificación de la canasta exportadora colombiana, tanto de bienes como de servicios. Las perspectivas comerciales han sido favorables en lo corrido del 2022, pues entre enero y agosto, las exportaciones colombianas a este destino alcanzaron los US$400.3 millones (FOB), lo que representa un incremento de 113% con relación al mismo periodo del 2021, cuando el intercambio total se ubicó en US$187.7 millones (FOB).
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La confianza empresarial, indispensable para restablecer el comercio: Cámara Colombo-Venezolana
Las relaciones binacionales de comercio van a depender de la recuperación y estabilización de la demanda venezolana, asegura María Luisa Chiappe, presidente de la Cámara de Comercio Colombo-Venezolana.
P.: ¿Del intercambio comercial, cuánto puede corresponder a los bienes agropecuarios y agroindustriales?
R.: Las exportaciones de Colombia hacia Venezuela de bienes agropecuarios y agroindustriales, antes del cierre de la frontera, y con referencia al año 2021, aumentaron.
Desde el 2021, la demanda venezolana del grupo de bienes agroindustriales se ha incrementado en comparación con el 2018. Así mismo, de acuerdo con las ventas en lo corrido del 2022, se proyecta que las exportaciones superarán los US$100 millones al cierre de año.
Por otra parte, el comercio de bienes agropecuarios hacia Venezuela durante el 2021 aumentó en comparación con el trienio inmediatamente anterior, al alcanzar los US$23 millones. En enero-julio del 2022, se dio una desaceleración de la demanda de este sector, ya que se registran ventas por apenas US$7 millones.
En los últimos años, la participación correspondiente del total de exportaciones de Colombia hacia Venezuela de productos agropecuarios varía entre 3% y 6%, la de los productos agroindustriales oscila entre 8.5% y 25.5%.
En cuanto a las importaciones colombianas de bienes agropecuarios y agroindustriales desde Venezuela, tenemos que la demanda es muy baja: ningún sector supera 1% de participación sobre el total importado. Lo anterior, es razonable ya que Colombia es productor de algunos bienes de estos sectores, así como importador desde otros mercados. Además, la producción de Venezuela se destina a consumo interno.
P.: ¿Desde su punto de vista qué es lo más difícil que tendrán que hacer los dos países para que el comercio binacional vuelva al cauce de diez años atrás?
R.: La relación comercial binacional dependerá de la recuperación y estabilización de la demanda de Venezuela, así como de la oferta exportable de ambos países. Asimismo, retornar a los niveles comerciales de hace una década también dependerá de la confianza empresarial, razón por la cual ambas naciones deben establecer un marco normativo institucional y económico, que permita mejorar los aspectos jurídicos, tributarios, de sistemas de pago y de acuerdos internacionales, para brindar mayor seguridad jurídica a los empresarios colombo-venezolanos, así como extranjeros, forjando un ambiente de confianza y de garantías para el sector privado.
P.: ¿Qué es lo más urgente que deben hacer los dos países?
R.: El fortalecimiento de la normativa comercial vigente mediante la profundización del Acuerdo de Alcance Parcial de Naturaleza Comercial AAP.C N°28 entre los dos países, dará las herramientas y garantías al empresariado binacional para promover el comercio bilateral con incentivos y reglas claras en materias aduanera, logística, fitosanitaria, de solución de controversias, entre otras.
De igual modo, restablecer el libre flujo de transporte de carga, de circulación de pasajeros y de personas por todos los pasos de frontera, simplificando los trámites administrativos, los procesos aduaneros y de transporte. Al tiempo, se debe continuar con el canal de comunicación institucional entre las diferentes contrapartes competentes en cada proceso. Y crear las condiciones para explicar los mecanismos de pago existentes para los exportadores e importadores.
En este sentido, se destaca que tanto las entidades colombianas como las venezolanas han venido trabajando en coordinar los aspectos más urgentes para el correcto restablecimiento de las relaciones económicas binacionales. Además, la Cámara Colombo-Venezolana también ha trabajado en la asesoría y capacitación empresarial y comercial, informando a entidades públicas y privadas, afiliadas y no afiliadas, sobre la actualidad y perspectivas colombo-venezolanas.
P.: ¿Qué tiempo puede tomar la reanudación plena del comercio binacional?
La apertura del paso fronterizo de Norte de Santander-Táchira, además de los avances en el restablecimiento de relaciones diplomáticas, representan la primera etapa de reanudación del comercio bilateral. Si bien faltan algunos aspectos por mejorar, la plena reactivación del comercio binacional está en proceso, teniendo en cuenta lo anterior, y que en los últimos dos años el comercio total entre ambos países pasó de US$222 millones (2020) a US$400 millones (2022-agosto).
Entretanto, desde la reapertura (el 26 de septiembre en Norte de Santander) hasta el 20 de octubre, se habían concretado exportaciones hacia Venezuela, a través de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, por valor de US$1.3 millones, correspondientes a más de 641 toneladas. Así mismo, durante el periodo y puentes mencionados, se han importado más de 840 toneladas, por US$479 mil.
R.: ¿Ve necesario un acuerdo binacional para facilitar la normalidad de las relaciones?
P.: Cuando los dos países hicieron parte de la CAN, el marco normativo andino promovió las relaciones económicas binacionales, logrando el hito histórico de intercambio comercial en el 2008. Entre ambos países se alcanzó a conformar una unión aduanera avanzada, y la Zona de Libre Comercio se mantuvo hasta el 2011, cuando entró en vigor el Acuerdo de Alcance Parcial de Naturaleza Comercial AAP.C N° 28 entre los dos países, en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración, Aladi.
Por tanto, muy probablemente, con la profundización del acuerdo actual y el desarrollo de un acuerdo internacional bilateral, se lograría normalizar de manera gradual la dinámica comercial, fronteriza, de inversión, de servicios, de solución de controversias y de diversos aspectos, que en el contexto actual merecen atención.
Lo anterior, está en la agenda del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, pues señalan que se debe desarrollar un “acuerdo de complementación industrial, productiva y de servicios, así como de transferencia, adaptación e innovación tecnológica”.
P.: ¿Qué tan complicado va a ser neutralizar la informalidad del comercio interfronterizo que surgió a raíz de la ruptura de relaciones?
R.: Al generar procesos administrativos, aduaneros y de transporte agiles y eficientes en el comercio internacional entre ambos países, se promoverá la formalización del comercio que transita por los pasos no oficiales. Mientras tanto, será fundamental la cooperación entre instituciones contrapartes de cada país para enfrentar este fenómeno.
Además, la dinamización de la economía en la región fronteriza traería bienestar a las comunidades de ambos lados, al crear empleo y un nuevo tejido empresarial, disminuir los índices de pobreza y desigualdad, aumentar el ingreso per cápita, y promover la formalización laboral y comercial.
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El comercio binacional debe ser adecuado en protección fitozoosanitaria
Las normas y procedimientos deberán cambiar o actualizarse, en atención a las condiciones sanitarias y fitosanitarias de Colombia y Venezuela, asegura la gerente general del ICA, Deyanira Barrero.
P.: ¿De qué manera se está preparando el ICA para atender la reanudación del comercio binacional con Venezuela?
R.: Desde cuando el presidente Gustavo Petro hizo oficial la reapertura de la frontera, se han llevado a cabo mesas técnicas de trabajo de carácter binacional entre el ICA y nuestros homólogos del Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral, Insai, de Venezuela, para analizar, en primer lugar, la normatividad y procedimientos sanitarios actuales, y así identificar luego la lista de los productos agropecuarios para los cuales podrían establecerse protocolos de requisitos sanitarios y fitosanitarios, así como los planes de trabajo que conduzcan a facilitar el comercio binacional con el nivel adecuado de protección sanitaria y fitosanitaria.
Debo comentar que de tiempo atrás, se ha establecido un plan de trabajo diferencial para la frontera con Venezuela, cuyo objetivo es el refuerzo de las medidas de inspección, vigilancia y control, el cual incluye capacitación de los funcionarios ubicados en frontera, en las labores de importación y exportación de bienes agropecuarios, la fumigación de los camiones que ingresan a territorio colombiano, el perfilamiento y decomiso de productos de riesgo a personas en tránsito desde Venezuela, y una campaña de divulgación para informar a los viajeros de la importancia de no ingresar productos de riesgo a nuestro territorio.
Así mismo, dicho plan involucra actividades de vigilancia en predios agrícolas y pecuarios categorizados como de alto riesgo para enfermedades como fiebre aftosa, peste porcina clásica, peste porcina africana, Newcastle, Fusarium R4T en plátano y banano y HLB en cítricos. También contempla incrementar la toma de muestras en predios de alto riesgo y establecer una periodicidad para las mesas de trabajo binacionales, con el fin de revisar el avance de los programas sanitarios y fitosanitarios.
En cuanto al programa de fiebre aftosa, desde el 2019, se tienen establecidos procedimientos y medidas sanitarias diferenciadas para las zonas de frontera por la dinámica propia de estos territorios, como la preinspección de los animales antes de autorizar las movilizaciones, implementación de la identificación y de la trazabilidad, red de sensores en campo, para mejorar la vigilancia sanitaria. Así mismo, hace tres años se hizo una evaluación general de los puestos de control internos para vigilar la movilización, y como resultado de ello, se llevaron a cabo una reubicación de los mismos y la designación de personal adicional. Por otra parte, el ICA ha venido contratando más personal para las oficinas locales y se han mejorado las condiciones de los laboratorios de análisis y diagnóstico en los territorios de frontera, por lo que contamos ahora con una mayor capacidad instalada, lo que permite una reacción más rápida ante cualquier alerta sanitaria. De igual manera se ha hecho lo propio para el área vegetal.
Para mejorar el control a la ilegalidad y el comercio legal, otra herramienta importante ha sido el Centro Integrado ICA-Invima-Polfa-Dian, CIII, que se instaló en octubre del 2018, y que ha permitido acciones conjuntas para la lucha contra el contrabando y la ilegalidad. Solo durante el 2021, el CIIIP logró en todo el país la aprehensión de 4.5 millones de kilogramos de productos perecederos por $4.636 millones; además, fueron aprehendidas 312 cabezas de ganado, avaluadas en $414 millones. Ya hemos sostenido reuniones para analizar el fortalecimiento de las operaciones del CIIIP y tenemos la idea, en borrador, de proponer una herramienta similar para Venezuela, es decir un CIIIP con carácter binacional.
En el 2020, establecimos un convenio con la Dirección General de la Policía, del cual esperamos que pronto entren en operación aeronaves no tripuladas de alta precisión y con mecanismos de seguimiento remoto de alta definición, para ejercer una vigilancia más amplia de la línea fronteriza y así controlar el ingreso ilegal de animales, vegetales, productos y subproductos.
P.: ¿Todo vuelve a como estábamos hace siete años o es preciso introducir cambios a las normas y procedimientos?
R.: Algo que es necesario resaltar es el patrimonio sanitario y fitosanitario que ostenta Colombia: la condición de país libre de fiebre aftosa con vacunación; 95% de la porcicultura libre de peste porcina clásica sin vacunación, y libre de gastroenteritis transmisible porcina, coronavirus y de la enfermedad de Aujesky; avances en la busqueda de país libre de la enfermedad del Newcastle de alta virulencia, país libre de influenza aviar, y zonas libres de HLB para los cítricos, de Fusarium R4T en la región de Urabá, de la mosca oriental de las frutas del género Bactrosera sp, entre otros.
Por lo anterior, efectivamente las normas y procedimientos deben cambiar, actualizarse y dinamizarse, en atención a las condiciones sanitarias y fitosanitarias de los países y, por ende, a las exigencias del comercio internacional. Por otra parte, será necesario capacitar a los funcionarios y otros actores sobre las medidas sanitarias y fitosanitarias, así como sobre los procedimientos establecidos en la actualidad. Hay que mencionar que también contaremos con cooperación internacional para mejorar lo mencionado.
P.: ¿El ICA cuenta con personal suficiente y la infraestructura para reanudar las operaciones?
R.: Tenemos presencia permanente en los pasos fronterizos habilitados para el ingreso de personas y mercancías. En estos pasos, se hace la verificación documental y física de las mercancías y se tienen establecidos los procedimientos para la toma de muestras y verificación diagnóstica de plagas y enfermedades de control oficial. Para algunos productos será necesario establecer algunos planes de trabajo que permitan verificaciones en origen, con el fin de evaluar los programas sanitarios y fitosanitarios.
Hemos instalado de tiempo atrás una segunda vigilancia que se hace a través de puestos de control móviles, que operan como una segunda barrera; son cincuenta y siete, en algunos de los cuales se cuenta con el apoyo de otras autoridades de control. En los últimos años, se han contratado alrededor de ciento cincuenta funcionarios adicionales para las oficinas locales y puestos de control, en los departamentos de frontera.
Finalmente, debo decir que con una frontera tan amplia, a pesar del fortalecimiento que se ha hecho, los recursos podrían no ser suficientes. Es importante contar con la concienciación de los productores, los empresarios y las demás autoridades de control, porque el patrimonio sanitario y fitosanitario es responsabilidad de todos.
P.: ¿Cuáles son los principales desafíos a los que se va a enfrentar el ICA, después de siete años?
R.: Uno de los principales retos es mantener lo conquistado en nuestras zonas libres o de baja prevalencia de plagas y enfermedades. Por eso, debemos trabajar en equipo con los gremios de ambos países; también, las autoridades oficiales binacionales se deben fortalecer. Por otra parte, hay que mantener y fortalecer el CIIIP.
Colombia debe continuar el fortalecimiento de la institucionalidad pública y privada. En particular para el caso del ICA, se debe contar con los recursos financieros y con el personal profesional y técnico calificado, con el fin de dar sostenibilidad a los programas sanitarios y fitosanitarios.
P.: ¿Cuál sería su mensaje para los empresarios colombianos?
P.: A los empresarios colombianos y a todos los productores del sector agropecuario les digo que en el ICA hemos venido trabajando arduamente, en equipo con ellos, para fortalecer la condición sanitaria y fitosanitaria del país, y que no se puede perder lo conquistado ¡No podemos bajar la guardia! Para aprovechar esta nueva oportunidad del mercado con Venezuela, que es de doble vía, se debe trabajar para dar la sostenibilidad en los ámbitos social, económico y ambiental.