Revista Nacional de Agricultura
Edición 1030 – Octubre 2022

El enfoque del nuevo gobierno para lograr justicia social, justicia ambiental y la “paz total” en el campo colombiano se basa en la mujer. Entrevista de Daniela Henao.

Los pilares del nuevo gobierno son la justicia social, la justicia ambiental y la “paz total”, y la mujer es, a su vez, la base de estos tres. Esto es lo que ha resaltado también el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, de cara a su proyecto de reforma agraria y a la disposición de su presupuesto para el próximo año.

La situación de las mujeres rurales, que son 5.8 millones en Colombia y representan 48.2% de la población total que habita el campo, según cifras del Dane, sigue siendo desesperanzadora y plantea un reto para el Ejecutivo, que ya se acerca a los cien dias en funciones.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural (octubre 15), y el inicio del nuevo gobierno, hablamos con Natalia Jaramillo Gómez, asesora principal de la Dirección de Mujer Rural del Ministerio de Agricultura, experta en proyectos de desarrollo rural e inclusión social, e implementación del enfoque de género para el empoderamiento de mujeres rurales.

Revista Nacional de Agricultura: ¿Cuáles son las principales barreras para la igualdad social y económica de las mujeres rurales?

Natalia Jaramillo Gómez: Hay distintas barreras, pero las económicas son las que más le competen al Ministerio de Agricultura. Definitivamente, las condiciones productivas y laborales de las mujeres rurales son menos positivas que las de los hombres rurales, y esto se ve en una cifra que hemos trabajado desde la Dirección de Mujer Rural, junto con el Dane: casi 68% de las mujeres ocupadas en las zonas rurales devengan menos de un salario mínimo; esto es crítico, más ahora con la inflación que vive el país.

Esa cifra se asocia principalmente a los roles de género y al peso que tienen las actividades de cuidado en las jornadas diarias de las mujeres. Ellas participan en las actividades productivas y agropecuarias; sin embargo, sus demandas de cuidado son tan altas que las actividades productivas son invisibilizadas.

R.N.A.: ¿Cuánto tiempo invierten las mujeres rurales en labores de cuidado?

N.J.G.: Si uno vuelve al Dane, a la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (Enut), aplicada entre el 2020 y 2021, vemos que casi 93,1% de las mujeres rurales participan en actividades relacionadas con el cuidado, remuneradas y no remuneradas. Si comparamos esta cifra con los hombres, 56.9% de ellos participa en labores de cuidado.

Respecto a la duración de esas actividades, en promedio una mujer destina ocho horas diarias, mientras que los hombres, tres.

La ministra ha dicho, incluso antes de serlo, que si el cuidado se reconoce como una actividad productiva y se distribuye entre el Estado y el mercado, esas actividades pueden aportar al crecimiento económico del país. No reconocerlas, hará que las mujeres tengan menos autonomía económica.

Esto no se va a solucionar a punta de sensibilización. Claro, debe haber un cambio en las normas sociales asociadas a género, pero si les brindamos a las mujeres la oportunidad de una autonomía económica, en la que no se pongan en discusión las actividades de cuidado y las productivas, puede haber una mayor inserción de ellas en el mercado y mayor crecimiento económico del país.

R.N.A.: ¿Qué otros elementos se plantea el nuevo gobierno para las mujeres rurales?

N.J.G.: Las mujeres estarán en el centro de las políticas públicas y especialmente las mujeres rurales. Colombia ha avanzado en tener muy bien identificadas las barreras estructurales a las que se enfrentan las mujeres en las zonas rurales. Brechas históricas que debemos derribar, como el acceso a tierras y a activos productivos y financieros, asociatividad, servicios de extensión agropecuaria, capacidades productivas y apropiación tecnológica.

Todo eso se enmarca en un contexto de cambio climático innegable, que exige trabajar desde la justicia ambiental, social y un crecimiento económico sostenible.

R.N.A.: ¿Cómo será la articulación interinstitucional en los distintos niveles de gobierno para ser más eficientes en la implementación de políticas públicas para el cierre de esas brechas?

N.J.G.: Hay un instrumento muy potente que ha liderado la Consejería presidencial para la Equidad de la Mujer, junto a organizaciones de mujeres y el Departamento Nacional de Planeación, DNP, que es el Conpes 4080. Esta es la política pública que da la hoja de ruta para la equidad de género y brinda el andamiaje para trabajar como gobierno y Estado. En este Conpes se hace un llamado a todas las entidades y ministerios para contribuir a reducir las brechas. Todos tenemos una responsabilidad y respondemos a ciertas dimensiones. Nosotros, como Ministerio de Agricultura, debemos responder al desarrollo social y productivo de las mujeres.

R.N.A.: ¿Cómo se puede dar un empoderamiento económico exitoso de las mujeres rurales?

N.J.G.: Es importante garantizarles a las mujeres los recursos, es decir, tierras, créditos, proyectos productivos; pero también generando capacidades e inserción en espacios de toma de decisión. El empoderamiento económico es un camino largo, casi de emancipación, y comienza por entender que mujeres y hombres tenemos igualdad de condiciones y de derechos. Entender eso, aunque suena sencillo y obvio, no es fácil.

R.N.A.: Finalmente, ¿cuál es su mensaje con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural?

N.J.G.: En temas de desarrollo, tenemos que llegar a la casa de las mujeres si queremos cambiar sus condiciones, como el eslogan feminista de los años 60, según el cual, “Lo personal es político”. Mi invitación a las organizaciones y plataformas de mujeres rurales desde su diversidad es a que continuemos unidas por la meta común que es reducir la desigualdad de género.

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Hay 5.89 millones de mujeres rurales, que representan 48,2% del total de la población rural, estimada en 12.22 millones de personas. (Fuente: Dane-Proyecciones de población, basadas en CNPV 2018).

Desempleo

En el 2021, la tasa de desempleo de las mujeres rurales fue de 15%, mientras que la de los hombres rurales llegó a 6%. (Fuente: Dane-Gran Encuesta Integrada de Hogares, GEIH).

Trabajo no remunerado

En las zonas rurales, 93% de las mujeres y 56.5% de los hombres realizaron actividades de trabajo no remunerado en 2020-2021 (Fuente: Dane-Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, Enut).

Tiempo diario promedio dedicado a actividades de trabajo

Las mujeres rurales trabajan diariamente 14 horas y 1 minuto, y reciben remuneración por 39% del tiempo trabajado, es decir, por 5 horas y 28 minutos.

El 61% del tiempo restante corresponde a trabajo no remunerado, es decir, 8 horas y 33 minutos.

Los hombres rurales trabajan en promedio 11 horas y 29 minutos diarios y reciben remuneración por 73.9 % del tiempo trabajado. (Fuente: Dane-Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, Enut).