El Acuerdo de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos, generador de gran trabajo y polémica nacional durante los 22 meses que duraron las negociaciones, constituye, sin duda alguna, el marco comercial y, por ende, la guía económica bajo los cuales se regirá el país en los próximos 50 o 100 años, en la medida que de las condiciones pactadas se establecerán las bases de la producción y el desarrollo económico de Colombia.
En primer lugar, es muy importante resaltar que desde el anuncio de las negociaciones con Estados Unidos (7 de agosto de 2003) la SAC participó y apoyó al Gobierno Nacional en el desarrollo del tratado comercial, en el entendido que el país emprendería una negociación y que este proceso con Estados Unidos debería partir del principio de equidad, indispensable en cualquier negociación.
Sin adoptar visiones ni posiciones en torno al proceso de negociación, para la SAC el resultado pragmático de lo acordado en materia agrícola, en su conjunto, podría haber sido más positivo, si se tiene en cuenta el arduo trabajo realizado por la Institución y sus afiliados para apoyar al Gobierno Nacional en su iniciativa negociadora con los Estados Unidos. En conjunto el Gobierno, el Gremio y sus afiliados diseñaron una Estrategia Ofensiva de Negociación (la SAC presentó y discutió con diferentes instancias del Gobierno la Estrategia durante el mes de marzo de 2004, 2 meses antes del inicio de las negociaciones), en la cual se aportaron todos los elementos técnicos de soporte para buscar unos resultados más favorables de los obtenidos en las mesas negociadoras con el país del norte.
Adicionalmente y durante el transcurso de la negociación, la institución elaboró más de 20 documentos de compendio sobre los diferentes temas, transversales y sectoriales, en los cuales expuso al Gobierno los puntos críticos para el sector, presentó innumerables alternativas de negociación, recalcó las concesiones hechas por EE.UU. en otros Acuerdos Comerciales, elementos estos que si bien fueron escuchados, muchos no fueron tenidos en cuenta debidamente por el Gobierno Nacional como instrumentos de negociación aptos y claramente sustentados para lograr mayores resultados en la negociación.
No obstante las condiciones y circunstancias en que se desarrollaron las negociaciones y a la luz de los resultados, el sector no va ha caer en la lamentación de lo que pudo haber sido el TLC, sino que enfoca sus esfuerzos hacia lo que es: una realidad comercial pragmática en la que la agricultura, de seguro, dará lo mejor de sí para sortear las vicisitudes e impactos iniciales del acuerdo y para lograr abrir los espacios necesarios que garanticen su desarrollo y su participación estratégica y preponderante en el futuro del país.
Por todo lo anterior, el presente balance pretende señalizar dónde creemos que se lograron aciertos valiosos, dónde no se lograron los cometidos, dónde el país no fue equitativo consigo mismo y dónde entregó innecesariamente espacios comerciales importantes, o que no era necesario entregar para alcanzar una negociación con Estados Unidos.
Con el balance de la negociación que se presenta a continuación NO se pretende entablar juicios de responsabilidades ni alentar polémicas, en la medida que, como se dijo antes, la SAC siempre fue conciente de la importancia estratégica y comercial de alcanzar un Acuerdo con los Estados Unidos y siempre apoyó la iniciativa gubernamental, a pesar de sus múltiples y sanas diferencias en cuanto a la conducción del proceso de negociación.