Revista Nacional de Agricultura
Edición 1030 – Octubre 2022
A propósito del Día Mundial del Algodón (7 de octubre), presentamos los diez puntos que, según Conalgodón, tendrán que resolverse para avanzar en la reactivación del cultivo.
La Agenda para el 2025, que se ha trazado el gremio algodonero, busca una ambiciosa meta: pasar de producir 7.880 toneladas de fibra en el 2021 a 14.194 en el 2022, para llegar a 45.469 en el 2025. Esto significará llevar la superficie algodonera –que en el 2021 llegó a 8.200 hectáreas y en el 2022 a 14.100–, a 28 mil en el 2025, cuentas en las que no se incluye la altillanura porque apenas este año van a comenzar las siembras comerciales con semillas adaptadas a la región, en la cual hay cifradas grandes expectativas.
Según Conalgodón, este esfuerzo exigirá resolver diez asuntos, con la participación del Ministerio de Agricultura, Finagro, el ICA, Agrosavia y la SAC, entre otras instituciones, y de lo cual el nuevo gobierno deberá tomar atenta nota. Son ellos:
1. Tierras. Aunque en principio la demanda de 45 o 50 mil hectáreas no es lo suficientemente alta como para causar restricciones a la producción, sí es necesario tener en cuenta que la competencia por parte de otras actividades, como cultivos permanentes, pastos para ganadería y la urbanización, es una restricción en las zonas tradicionales algodoneras de la Costa Atlántica y del interior. La altillanura es una zona nueva que se vincula a la producción, con una oferta casi ilimitada para la siembra del algodón, por lo que es necesario hacer el debido seguimiento a su desarrollo y así evitar conflictos alrededor del uso y la propiedad del suelo. Esta es una tarea que compete fundamentalmente a las entidades gubernamentales y a los gremios nacionales, como la SAC, y las instituciones regionales del Meta y Vichada.
Con respecto al desplazamiento de tierras provenientes de otros cultivos, como el arroz, hay que considerar que si bien este entra en una etapa de desgravación y liberación de los mercados, el área arrocera es lo suficientemente grande (más de 400 mil hectáreas), como para mejorar su productividad y garantizar la atención del consumo nacional. Sin embargo, en zonas en donde el arroz se desarrolla de forma permanente, es importante tener en cuenta al algodón como opción de rotación, para beneficiar la sanidad del primero, y a su vez, ampliar la oferta algodonera. Una rotación de 10 a 20 mil hectáreas no afecta la oferta arrocera, pero beneficia ampliamente la de algodón. Esta es una tarea que se puede desarrollar mediante acuerdos entre los gremios, con el apoyo del Ministerio de Agricultura.
2. Semillas e insumos. Para el desarrollo del cultivo del algodón es indispensable el uso de semillas de alta tecnología, modificadas genéticamente y adecuadas a las condiciones del trópico colombiano. Como solo existe una empresa multinacional que ofrece estos materiales, es necesario fortalecer el papel de Agrosavia como entidad pública dedicada a la investigación y la provisión de semillas. Esta es una tarea que compete fundamentalmente al Ministerio de Agricultura. De la misma manera, es necesario promover la investigación sobre el uso económico y sostenible de fertilizantes e insumos para la protección de los cultivos.
3. Maquinaria. Aunque la mayoría de las importaciones de equipos y maquinaria están libres de gravámenes e impuestos, es necesario promover la importación de equipos, nuevos y usados, e incentivar la financiación de estas importaciones. De esta forma se incentivará la formación de empresas alrededor de servicios o bancos de maquinaria. Esta es una tarea a cargo del Ministerio de Agricultura y los algodoneros.
4. Financiamiento a la producción. La financiación del cultivo desde la siembra hasta la recolección está a cargo de las casas comerciales y gremios proveedores de las semillas e insumos. Si bien este servicio es oportuno y adecuado, tiene un costo financiero elevado que le resta rentabilidad al cultivo. Se han hecho esfuerzos para vincular a inversionistas no bancarios, a través de la Bolsa Mercantil de Colombia para financiar los forwards algodoneros, pero estos no han sido sostenibles porque no están cubiertos 100% por el Fondo Agropecuario de Garantías (FAG). Es necesario promover el papel de Finagro como agente responsable de la financiación de la etapa productiva del cultivo, para disminuir el costo financiero, haciendo asequibles las líneas de crédito que actualmente se tienen establecidas, como la del integrador bursátil.
5. Financiamiento a la comercialización. El cumplimiento de los contratos de comercialización entre la industria textil y las empresas algodoneras depende de la disponibilidad del capital de trabajo por parte de la industria para el pago de contado de la fibra. Las operaciones de financiación de inventarios se llevan a cabo con créditos bancarios garantizados con certificados de depósito a almacenamiento o con recursos de inversionistas para el mismo fin. Es necesario que la Superintendencia Financiera y los almacenes de depósito establezcan reglas claras y simples para estas operaciones.
6. Política de ingresos. El mercado del algodón está desregulado y depende completamente del mercado internacional y de la situación cambiaria. Para contrarrestar la volatilidad de los precios por la variabilidad de estos dos mercados, es necesario estabilizar los ingresos de los algodoneros a través de la compra de coberturas apoyadas por el Fondo de Estabilización de Precios del Algodón (Fepa). Otro instrumento que está en proceso de operación es el seguro de ingreso, que cubriría el riesgo de producción y el riesgo de precio, y que sería subsidiado con recursos del Ministerio de Agricultura, tal como sucede con el actual seguro de cosecha. Se estudiará el apoyo del Fepa a este instrumento.
7. Asistencia técnica y manejo sanitario. El Fondo de Fomento Algodonero (FFA) deberá desarrollar un proyecto de actualización técnica del cultivo, mediante cartillas y manuales para los asistentes técnicos y los algodoneros, para lo cual es necesario contar con un equipo técnico y científico. También deberán participar el ICA y Agrosavia, así como entidades internacionales con actividades afines.
En cuanto a la política sanitaria, el FFA evaluará la relevancia de la normativa del algodón en: registros de agricultores, ventas de semilla, fechas de siembra, fechas de desmote, destrucción de socas y demás materias relacionadas con las obligaciones de las agremiaciones y agricultores para el manejo sanitario del cultivo, con el fin de proponer al ICA una actualización de la normativa sanitaria para la siembra del algodón.
8. Calidad de la fibra. La contaminación de la fibra sigue siendo un problema que afecta la comercialización de los productos textiles y la reputación de la fibra colombiana. Es necesario continuar apoyando los proyectos a cargo del FFA y la industria para mejorar la calidad y evitar la contaminación. Esta tarea está a cargo del FFA y la industria textil, fundamentalmente.
9. Promoción de mercados. Es necesario apoyar nuevas iniciativas para la ampliación de los mercados del algodón, incluyendo la exportación. En la medida en que el crecimiento de la producción lo justifique, se recomienda la ampliación de la capacidad instalada de laboratorios de fibras, para atender las demandas de certificaciones que exigen los mercados.
10. Creación del Comité Técnico para la Competitividad del Algodón. Ente que tendrá la responsabilidad de desarrollar y hacer seguimiento al cumplimiento de los principales compromisos tecnológicos de esta agenda. Con base en las metas de productividad, el comité tendrá la responsabilidad de contribuir a concretar en acciones específicas los proyectos que se reflejaran en las mejoras de la competitividad del cultivo, con mejoras en la productividad y reducción en los costos de producción.