Revista Nacional de Agricultura
Edición 1007 – Septiembre 2020
Crece la generación de bioenergía a partir del bagazo de caña de azúcar, al cual pronto se unirá la biomasa de las industrias avícola, porcícola y forestal. Artículo preparado con información proporcionada por el Clúster de Bioenergía de la Cámara de Comercio de Cali.
En el valle geográfico del río Cauca –donde se asienta la industria azucarera nacional–, está, además, una buena parte de la producción avícola y porcícola del país, y existe una importante industria forestal. Esa es, igualmente, la primera región generadora de bioenergía, a partir de la biomasa propia de dichas actividades.
En efecto, gracias a la creciente oferta de ese tipo de biomasa dicha región ha podido seguir escalando en el campo de las energías alternativas. Así, tenemos que el sector azucarero aporta al año 952 mil toneladas de residuos agrícolas de cosecha de caña (RAC); el avícola, 695 mil de gallinaza y pollinaza, y el forestal, 52 mil de residuos.
Once agroempresas ya venden biolectricidad
Datos del Clúster de Bioenergía de la Cámara de Comercio de Cali, CCC, indican que ese valle geográfico –comprendido desde el norte del departamento del Cauca hasta Risaralda–, contribuye con más de 90% de la cogeneración de energía por parte de la industria del azúcar, la cual viene vendiéndole desde 1997 sus excedentes de energía al Sistema Interconectado Nacional (SIN), aunque en realidad los ingenios están produciendo energía desde 1926. La cogeneración es utilizada por los ingenios azucareros, principalmente para satisfacer sus necesidades de energía, en un buen ejemplo de economía circular que se da en la producción de azúcar y de etanol.
En el 2019, once empresas del sector le entregaron al SIN excedentes de energía por 649.361 megavatios/hora, exactamente 92.8% de la cogeneración nacional a partir de bagazo, 8.9% más que en el 2010. Esos megavatios equivalen a la demanda promedio anual de una población de 560.277 habitantes en Colombia.
Es de anotar que en el 2017, una empresa avícola (Huevos Kikes), instaló en el norte del Cauca la primera planta de biogás para la generación de energía eléctrica en el país, a partir de la gallinaza (ver Revista Nacional de Agricultura, edición 994), y que en la actualidad hay en el sector avícola dos proyectos más en construcción. Por su parte, en la industria papelera, dos empresas avanzan en la generación de energía a partir de biomasa forestal y de residuos de cosecha, y la industria porcícola ya tiene estudios de caracterización físico-química de la porquinaza y su potencial de generación de energía.
La comercialización de energía a través del SIN, que se ha constituido como una línea de negocios adicional para los ingenios, resulta rentable en la medida en que tienen la posibilidad de vender la energía que no necesitan para alimentar sus procesos internos.
Ahora bien, en la medida en que la generación de energía se trata del aprovechamiento de subproductos que usualmente les causan costos a las empresas agrícolas o pecuarias, las energías renovables producidas a partir de biomasa representan aumentos en la eficiencia energética de las mismas. Y en la medida en que esto se haga con tecnologías adecuadas, representa una gran oportunidad para aumentar la rentabilidad de las empresas.
La Cámara de Comercio de Cali cree que así como en el país se están privilegiando otras fuentes alternativas de energía, como la solar y la eólica, se debería apalancar el aprovechamiento energético de residuos derivados de la agroindustria, para contribuir así a la diversificación de la matriz energética, la reducción de emisiones, la generación de ingresos para las empresas a partir de nuevos modelos de economía circular y el crecimiento sostenible de las regiones.
En el caso del Valle del Cauca, se debe celebrar que también lidera los proyectos de generación de energía a partir de paneles solares, posicionando a la región como líder nacional en la producción de energías renovables no convencionales y biocombustibles.
En cuanto a costos de la generación de energía eléctrica a partir de biomasa de origen agropecuario se refiere, el Clúster de Bioenergía de la Cámara de Comercio de Cali dice que la inversión en infraestructura, maquinaria y equipos no debe evaluarse por el tamaño de la empresa, sino teniendo en cuenta el potencial de generación de energía de la respectiva biomasa, con relación a la demanda de energía de la empresa. De este modo, las empresas pueden tomar la decisión de producir bioelectricidad si este proceso les permite reducir la demanda de esta y recuperar la inversión realizada en un determinado horizonte de tiempo.
Pero además existen diferentes modalidades de proyectos, como la asociación de agroempresas productoras de biomasa con compañías especializadas en la generación de bioenergía, así como la alianza entre empresas para hacer volúmenes suficientes de biomasa con los cuales montar un proyecto para su abastecimiento de energía eléctrica o para ofrecérsela a compañías generadoras.
En cuanto a incentivos para la generación de bioelectricidad y biogás, el Clúster de Energía de la Cámara de Comercio de Cali asegura que hay varios. La expedición de la Ley 1715 del 2014 y todas las regulaciones derivadas de ella, han dinamizado el diseño de proyectos de energías renovables no convencionales y facilitado la aparición de nuevos mecanismos de participación en el mercado. Cabe destacar que antes de la Ley 1715 ya existían algunos incentivos, a través, por ejemplo, de la Ley 788 del 2002, que creó exenciones a la renta derivada de la venta de energía generada a partir de biomasa, y la Ley 1215 del 2008, que exoneró a los cogeneradores de pagar la contribución de 20% sobre la energía que generen para su consumo, entre otros.
También hay que destacar los avances del actual Plan Nacional de Desarrollo, que pretende que las fuentes de energía renovables no convencionales hagan parte del portafolio de los comercializadores.
Con relación a los principales desafíos de las empresas que generan bioelectricidad, tenemos que estos están ligados a la logística para la recolección de la biomasa, la dinamización de un mercado de biomasas y la financiación inteligente para el desarrollo o adquisición de tecnologías cada vez más eficientes que, además, permitan procesar diversas biomasas de manera conjunta. Respecto a las empresas que están iniciando sus evaluaciones para el aprovechamiento energético de la biomasa, sus principales retos son el conocimiento especializado sobre las oportunidades de generación de bioenergía, la estructuración de proyectos energéticos, las posibilidades de financiación y los esquemas de participación de posibles socios en el desarrollo de estos proyectos.
En cuanto a la seguridad jurídica para este tipo de inversiones, en el Plan Nacional de Desarrollo se pretende que las empresas del mercado que atienden demanda (comercializadoras) deben incorporar energía renovable de fuentes no convencionales en sus portafolios. Sin embargo, esto ha generado diversas interpretaciones, una de ellas, es que con incluir a la energía hidráulica (principal fuente de generación de energía en el país) se cubre el propósito del Plan de Desarrollo, dejando por fuera otras fuentes como la bioenergía. Esto no facilita la dinamización del mercado de energías de fuentes no convencionales.
Una mirada al biogás
El biogás es un biocombustible resultante de la biodigestión anaeróbica de residuos orgánicos como el excremento de animales y los residuos urbanos, que puede ser utilizado para la generación de energía eléctrica, así como para complementar la oferta de gas natural y aumentar la cobertura de combustibles limpios para cocinar. Por lo anterior, este recurso contribuye a potenciar la economía circular, tanto en el sector primario como en el entorno urbano.
El biogás puede utilizarse en soluciones térmicas para la generación de energía eléctrica y venta de excedentes al Sistema Interconectado Nacional (SIN), complementar la oferta de gas natural como combustible limpio para cocinar (especialmente en Zonas No Interconectadas, ZNI) e incluso tener aplicaciones para la movilidad sostenible.
De este modo, las empresas avícolas y porcícolas de la región pueden aprovechar su biomasa, a través de modelos de negocio de economía circular que permiten abastecer las necesidades energéticas de las empresas y ofrecer sus excedentes al mercado, por ejemplo, al de energía. Lo anterior es un ejemplo de crecimiento rentable y sostenible, no solo para las empresas, sino también para las regiones. El Valle del Cauca y sus alrededores cuentan con la experiencia de los ingenios azucareros, los cuales, a través del bagazo como biomasa principal, han generado líneas de negocio de energía y biocombustibles. Lo propio podrían hacerlo las empresas del Clúster de Proteína Blanca, que a su vez participan en el Clúster de Bioenergía de Cali-Valle del Cauca.
Otra línea de negocio potencial para las empresas productoras de proteína blanca, que no desean involucrarse en la generación de bioenergía, es la venta de su biomasa a otras empresas pecuarias o a empresas desarrolladoras de proyectos de bioenergía. En la medida que se consolide un mercado de biomasa en la región, habrá mayores incentivos para la creación y consolidación del mercado de biogás.
Nace el Clúster de Energía Inteligente
Con el objetivo de fortalecer los esfuerzos que se vienen haciendo para el desarrollo y posicionamiento de la industria de energía renovable del valle del río Cauca, las empresas participantes en Clúster de Bioenergía de Cali-Valle del Cauca y de la Red Clúster de Energía del Suroccidente, definieron adelantar un proceso de integración para crear el Clúster de Energía Inteligente, el cual agrupa a las empresas relacionadas con las cadenas de valor de la energía y la movilidad sostenible de la región.
En la actualidad, el Clúster de Energía Inteligente se encuentra construyendo su plan de acción estratégica, el cual se presentará este noviembre, en el marco de la Comisión Regional de Competitividad e Innovación del Valle del Cauca. La red empresarial de la industria de la energía cuenta con una cadena de valor compuesta por los eslabones de insumos, maquinaria y equipo; infraestructura, instalaciones eléctricas, generación, transmisión, comercialización y distribución de energía, servicios especializados, combustibles y aprovechamiento sostenible. De manera preliminar, el Clúster cuenta con 1.868 empresas, cuyos ingresos generados sumaron $10.7 billones en el 2019.
La bioenergía y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Para cerrar el tema de la bioenergía, nos remitimos a un artículo del Clúster de Bioenergía de la Cámara de Comercio de Cali (La bioenergía y los Objetivos de Desarrollo Sostenible), según el cual en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aparecen diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el séptimo de los cuales es el de Energía Asequible y No Contaminante, “el cual apunta al acceso universal a la energía moderna y renovable, así como al uso eficiente de la misma”, para descarbonizar el sector energético, frente a una demanda y una cobertura del servicio de electricidad en aumento en el mundo. Y son la bioenergía y la solar fotovoltaica, las únicas fuentes de la matriz energética mundial evaluadas por la Agencia Internacional de Energía, IEA (por sus siglas en inglés).
Cifras del Centro de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe, CODS, indican que Uruguay, Chile y Brasil, con 89.0%, 84.5% y 84.4%, respectivamente, fueron los países con los mayores avances en el cumplimento del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7 al 2019. Colombia ocupó el octavo lugar, con 77.3% del cumplimiento de dicho objetivo.
En cuanto al acceso a tecnología y combustibles limpios para cocinar, tenemos que la lista la encabezan Argentina (98.4%), Uruguay (98.0%) y Brasil (95.6%). En este indicador, Colombia ocupó el séptimo puesto (91.8%), para un rezago moderado.