Revista Nacional de Agricultura
Edición 1026 – Junio 2022

El gran Acuerdo Nacional de Gustavo Petro debe permitir la construcción de las políticas que el país necesita para avanzar en la búsqueda de la justicia social y el desarrollo nacional.

En medio de grandes expectativas y temores, Colombia optó el pasado 19 de junio por llevar a Gustavo Petro Urrego a la Presidencia de la República, junto con su fórmula vicepresidencial, Francia Márquez, en quienes estará depositada buena parte de la suerte del país por los próximos cuatro años.

¿Obligaciones del próximo gobierno? Muchas, y en todos los frentes de la vida nacional, para cuyo cumplimiento el presidente electo se está esforzando en la materialización de un gran acuerdo nacional con las distintas fuerzas de la sociedad colombiana, que permita construir las políticas que el país necesita para avanzar en la búsqueda de la justicia social y el desarrollo nacional. Acuerdo que, además, debe servir para bajarle la temperatura a la desgastante polarización en que se encuentra sumida Colombia, tal como quedó demostrado con los resultados de las elecciones pasadas.

Frente a tantas responsabilidades que ha asumido hoy Gustavo Petro, y ante las grandes urgencias nacionales, los colombianos esperamos, en primera instancia, que la transición hacia la nueva administración se dé sin mayores sobresaltos, y, en segundo lugar, que se le garantice a la sociedad que las grandes decisiones solo serán tomadas con apego a los más caros intereses de Colombia, para que no pierda la senda de progreso por la cual ha venido transitando.

En cuanto al sector agropecuario, las acciones del nuevo gobierno –que no dan espera–, deberán ser prontas, realistas, progresistas y efectivas. Para tal fin, el presidente Petro cuenta con la colaboración decidida y constructiva de la SAC y sus gremios afiliados.

A manera de contribución al nuevo gobierno, la SAC y sus afiliados han preparado el documento El campo le habla al próximo presidente. Tres recetas para desarrollar por fin el campo colombiano, en poder del presidente electo, cuya aplicación busca el desarrollo nacional y el mejorestar de quienes desde el campo hacen Patria. (Ver artículo «El campo le habla al nuevo Presidente«).

La política agropecuaria en Colombia se ha caracterizado a través de los años, entre otras cosas, por la ausencia de una visión de largo plazo, la priorización de los temas coyunturales sobre las necesidades estructurales del sector en la agenda del Ejecutivo, una evidente falta de articulación institucional, la politización de entidades oficiales que son estratégicas para el sector y una limitada asignación de recursos públicos para inversión que no permite saldar las deudas históricas que existen con la ruralidad. Sumado a lo anterior, la inseguridad en zonas rurales y la falta de una decidida provisión de bienes públicos se convierten en serios limitantes para el desarrollo y la competitividad de los productores agropecuarios colombianos”, argumenta el citado documento.