Revista Nacional de Agricultura
Edición 1023 – Marzo 2022

Bogotá D.C., 14 de marzo de 2022

Señor
RODOLFO ZEA NAVARRO
Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural
Ciudad

Estimado Ministro,

Como tuve la oportunidad de comentárselo en nuestra conversación del pasado 03 de marzo, la invasión de Rusia a Ucrania y su potencial impacto de corto, mediano y largo plazo sobre el mercado internacional de fertilizantes y de materias primas para el sector agropecuario y de alimentos en general, obliga a diseñar y poner en marcha estrategias que permitan minimizar dicho impacto y garantizar la viabilidad económica de nuestros productores y la seguridad alimentaria de Colombia.

Aunque lo anterior sería razón de sobra para tomar medidas urgentes, éstas son aún más apremiantes por las consecuencias de otros fenómenos, como la mayor demanda mundial de alimentos debido a la reactivación económica, los cuellos de botella en materia de transporte de productos y las disrupciones de las cadenas de suministro, que han llevado el índice de precios de los alimentos de la FAO a un nuevo record histórico en febrero de este año, que fue 21% superior al de 2021, y 2.2% más alto que su último pico, en febrero de 2011.

Como usted sabe, las consecuencias para Colombia de dicho panorama se vieron reflejadas en el incremento desmedido de los costos de producción agropecuarios. El comportamiento del costo de fertilizantes, maíz amarillo, fríjol soya y otros insumos golpearon seriamente a los productores, lo cual, sumado a los más de 3 mil bloqueos a las carreteras de nuestro país en mayo de 2021, afectó la capacidad de producción de diferentes subsectores: Inviabilidad económica de productores, reducciones en la oferta de algunos alimentos e impacto en la inflación, fueron algunas de las consecuencias de esta situación.

Luego de 18 días de invasión de Rusia a Ucrania el panorama en materia de seguridad alimentaria a nivel global es completamente incierto. Como lo expresó el Director General de la FAO, QU Dongyu, el pasado 11 de marzo en la reunión extraordinaria de Ministros de Agricultura del G7, la crisis representa un reto para la seguridad alimentaria de muchos países y especialmente para aquellos de bajo nivel de ingresos, dependientes de importaciones y con grupos poblacionales vulnerables.

Nuestra alta dependencia del mercado internacional de fertilizantes, en el que Rusia y Bielorrusia representan más del 30% de nuestras necesidades de abastecimiento, nos hace muy vulnerables al impacto de la invasión y de las subsecuentes sanciones adoptadas por occidente, así como de las decisiones recientemente anunciadas por el Ministerio de Industria y Comercio de Rusia, en materia de restringir exportaciones de fertilizantes. Es preocupante ver como, según Green Markets, de Bloomberg, el precio de una canasta de fertilizantes, que en noviembre 26 de 2021 fue $1,117 USD/ton, y que el 28 de enero de 2022 fue $811 USD/ton, el 11 de marzo alcanzó un valor de $1,137 USD/ton, lo cual marca un cambio drástico de tendencia y prende las alarmas entre los productores agrícolas de nuestro país. En el caso de productos como el maíz y el trigo, si bien sus importaciones provienen mayoritariamente de países del continente americano, como Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina, el efecto precio derivado de la invasión ya se evidencia en los mercados internacionales, con lo cual se aumentan las presiones inflacionarias que nuestro país viene experimentando desde 2021.

Por otra parte, no obstante la FAO ha hecho un llamado a los países a mantener abierto el comercio global de alimentos y fertilizantes, vemos con preocupación que ya varias naciones han anunciado restricciones a las exportaciones, lo cual podría complicar aún más la situación para nuestros productores y consumidores.

En tal sentido cobra mayor relevancia el llamado de la FAO en materia de buscar nuevos y más diversos proveedores. Si bien, en el caso de los fertilizantes y sus insumos, países como Estados Unidos, Canadá, China y Trinidad y Tobago en la actualidad son proveedores de nuestro mercado, es indispensable que ante las graves circunstancias antes mencionadas el Gobierno Nacional haga las gestiones ante dichos gobiernos para garantizar el abastecimiento futuro desde esos y otros países ante la pérdida del suministro ruso, y frente al impacto del muy seguro incremento de la demanda global de fertilizantes que impacte la proveeduría desde esos mercados. Es importante tener presente que en días pasados se anunció por parte de Brasil el viaje de su Ministra de Agricultura a Canadá para realizar gestiones que le permitan a ese país garantizar el abastecimiento de sus necesidades de potasio.

Los riesgos en materia exportadora son claros. Colombia exportó en el 2021 a Ucrania, Rusia y Bielorrusia más de $ 160 millones de dólares en productos agropecuarios entre los cuales se encuentran la carne de res, café, banano, flores, mantequilla, otras frutas, derivados del cacao, entre otros. Sin duda alguna la búsqueda de nuevos mercados y la gestión en materia de admisibilidad por parte del ICA será fundamental para mitigar los impactos derivados del daño generado a nuestros exportadores por cuenta de la invasión.

Estimado Ministro, la materialización de acciones para atender el reto que devela la invasión de Rusia a Ucrania en materia de seguridad alimentaria, requerirá de esfuerzos en múltiples frentes por parte del Gobierno Nacional y muy seguramente del Congreso de la República. Algunas de las herramientas que de manera preliminar consideramos deben hacer parte de este trabajo de corto, mediano y largo plazo, son:

  • Fortalecimiento adicional de transferencias económicas para la compra de alimentos a los consumidores en mayor condición de vulnerabilidad.
  • Apoyo económico a productores para amortiguar el costo de sus insumos, líneas de crédito diseñadas específicamente para atender esta situación con enfoque en tasa de interés y periodos de gracia.
  • Mecanismos de priorización de beneficiarios en función de la contribución sectorial a la nutrición de los colombianos, del peso de los alimentos en el gasto de los hogares particularmente de los de menores ingresos, y de la generación de empleo.
  • Seguimiento a los canales de comercialización para evitar fenómenos especulativos.
  • Gestión diplomática y comercial para asegurar suministro de volúmenes de insumos y materias primas.
  • Fortalecimiento de la infraestructura de almacenamiento, transporte y distribución de insumos y productos agropecuarios y de las compras públicas de alimentos e insumos.
  • Generación de incentivos para impulsar la inversión en producción nacional de materias primas y fertilizantes según la viabilidad técnica y económica, el potencial de mercado y las características de sus cadenas de valor y relación con otros sectores de la economía nacional.

Así las cosas, desde la SAC y sus afiliados, lo invitamos a usted y a los demás integrantes del equipo de Gobierno a que trabajemos de manera conjunta en la búsqueda de soluciones a los retos que genera para nuestro país y para la seguridad alimentaria de los colombianos, la invasión de Rusia a Ucrania y su impacto en el comercio global de insumos y productos alimenticios.

Hoy nuevamente queda en evidencia la importancia estratégica que tiene el sector agropecuario para la seguridad nacional. Los problemas y retos que esta lamentable coyuntura nos impone a toda la humanidad, deben ser una fuente de motivación para diseñar e implementar acciones sostenibles en el tiempo que protejan la alimentación de los colombianos, el bienestar y la generación de empleo en la ruralidad de nuestro país.

Jorge Enrique Bedoya Vizcaya
Presidente
Sociedad de Agricultores de Colombia – SAC
@jebedoya