Revista Nacional de Agricultura
Edición 1023 – Marzo 2022
Deyanira Barrero León, gerente general del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, presenta un balance de su gestión en cuanto se refiere a una de las líneas de trabajo más importantes en el actual gobierno: la “diplomacia sanitaria”, concebida para abrirles espacio en los mercados externos a más productos colombianos. También se refiere a los asuntos que quedaron pendientes y a sus frustraciones en este campo.
Revista Nacional de Agricultura: A cinco meses de finalizar la administración Duque, ¿cuál es el balance que puede presentar el ICA sobre el trabajo en “diplomacia sanitaria”?
Deyanira Barreo León: Durante el gobierno del presidente Duque hemos logrado cincuenta y nueve nuevas admisibilidades para cuarenta productos agropecuarios en veintiocho países, fortaleciendo así la exportación de renglones no tradicionales, como maíz, aceite de palma, piña y arándanos, entre otros, y fortaleciendo unos más, tales como: mango, aguacate Hass, cítricos, naranja, flores y banano, así como animales en pie, carne y lácteos.
El 2021, fue un año de alza en las exportaciones, y la tendencia continúa. En enero del 2022, los productores colombianos vendieron US$815.8 millones, una cifra importante, jalonada por los productos tradicionales, los cuales aumentaron 20.4%, y los no tradicionales que lo hicieron en 31%”.
El pasado enero, las exportaciones crecieron, tanto en valor como en volumen: 443.276 toneladas, frente a 398.427 toneladas del mismo mes del 2921, para un incremento de 11.3%.
El resultado acumulado a la fecha es de 59 nuevas admisibilidades, superando la meta de 48% Meta cuatrienio: 122.9%
R.N.A.: ¿Para lo que resta del gobierno Duque, cuales otros logros deberá arrojar el programa de la “diplomacia sanitaria”?
D.B.L.: En desarrollo del proceso de la admisibilidad sanitaria de la carne bovina con Estados Unidos, recibiremos (9-13 de mayo), la visita de un grupo de expertos de Usda-Aphis, que cumplirá con la fase de evaluación de riesgo en terreno del Programa de Fiebre Aftosa en toda su implementación. Luego, vienen el reporte y la etapa de elaboración de la reglamentación por parte de nuestros homólogos de Aphis, su publicación durante dos meses y la espera de observaciones para poder pasar a la fase de visitas a las plantas de sacrificio y la definición de requisitos finales para el acceso. Es decir, que algunas tareas deberán ser continuadas durante el segundo semestre del 2022.
Para la admisibilidad sanitaria de la carne de ave, estamos trabajando en el propósito de dejar finalizada la etapa de evaluación documental, y es posible que alcancemos a dejar también cumplida la visita de Aphis para verificar el funcionamiento de nuestro programa de erradicación del Newcastle y de la sanidad aviar. El Invima también ha venido avanzando en el trámite de información con su agencia homóloga, para la posterior certificación de las plantas de sacrificio y procesamiento.
Durante este mes, atenderemos una reunión bilateral para avanzar en los procesos de establecimiento de planes operativos de trabajo para el ingreso del mango, pimentón y arándano a Estados Unidos, con condiciones viables y favorables para los productores colombianos.
Por razones de la pandemia del covid-19 no hemos podido concretar la visita de las autoridades sanitarias de China para verificar el funcionamiento de nuestro Programa de Fiebre Aftosa. Sin embargo, dejaremos finalizada la etapa documental, y ya hemos respondido todas las consultas técnicas realizadas por nuestros homólogos y suministrado los documentos solicitados. Quedará todo listo para atender dicha visita en el segundo semestre del presente año, según nos lo ha comentado el embajador de Colombia en China, doctor Diego Monsalve.
Así mismo, estamos ad portas de concluir un proceso de admisibilidad para exportaciones de ganado en pie y carne bovina a Indonesia, y acabamos de suministrar la información técnica a Vietnam para avanzar en el proceso de admisibilidad para la carne de cerdo. Finalmente, estamos trabajando con el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, de Chile, para ampliar el número de establecimientos exportadores de aguacate Hass.
R.N.A.: ¿Algún temor por la suerte que pueda correr esta estrategia en el próximo gobierno?
D.B.L.: El mantenimiento de las zonas libres de plagas y enfermedades es fundamental para poder adelantar las negociaciones con nuestros homólogos, y para que los empresarios puedan hacer negocios. Estos “pasaportes sanitarios y fitosanitarios” son fundamentales, y para darles sostenibilidad a estas condiciones, el ICA debe mantener el perfil técnico de sus funcionarios y los recursos financieros (que siguen siendo limitados). Creo que hemos hecho acrobacias para mantener funcionando los programas y mejorarlos. Recuerdo que en la vigencia del 2019 pedimos alrededor de $193.000 millones adicionales, pero solo logramos una adición de $30.000 millones, que fueron muy útiles, pero no suficientes.
La entidad debe continuar despolitizada y debería recibir una mayor asignación de recursos financieros. Vamos a dejar procesos nuevos implementados que requieren sostenibilidad, como, por ejemplo, el funcionamiento del subsistema de trazabilidad para los sectores avícola, porcino y arrocero, entre otros.
R.N.A.: ¿Si monetizáramos este esfuerzo, cuántos dólares le habrán entrado a la economía por concepto de las exportaciones?
D.B.L.: Entre agosto del 2018 y enero del 2022, las exportaciones de productos agropecuarios y agroindustriales sumaron unos US$28.257 millones y alcanzaron 19 millones de toneladas. Vale la pena destacar que durante la pandemia el agropecuario fue uno de los pocos renglones de la economía nacional que no paró y que jalonó las exportaciones.
Para esto, después de un trabajo amplio y suficiente en las regiones, con autoridades, gremios y productores, hemos declarado catorce áreas libres y de baja prevalencia en plagas y enfermedades, cumpliendo 107% del indicador establecido en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022.
R.N.A.: Pero también los resultados de la “diplomacia sanitaria” se han traducido en mayores áreas sembradas.
D.B.L.: Es importante destacar que aunque Colombia cuenta con un potencial de 40 millones de hectáreas para cultivar, hoy solo tiene 7 millones aprovechadas con cultivos que han venido creciendo con el apoyo del gobierno nacional y los diferentes programas liderados por el Ministerio de Agricultura y sus entidades adscritas: plantaciones forestales, palma de aceite, cebolla de bulbo, cacao, aguacate Hass, arándanos y flores, entre otros productos, a los que les hemos abierto mercados internacionales. Igualmente, el ICA viene haciendo un trabajo de registro y certificación de predios: ya tenemos más de 2.200 predios certificados en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), y cerca de 10 mil con registro ICA para exportación, lo que fortalece la oferta exportadora del país. De otra parte, tenemos 1.200 viveros registrados como productores y comercializadores de material vegetal de propagación en todo el país.
También se sabe que ha llegado inversión mexicana, chilena y peruana, lo que ha permitido, por ejemplo, que en aguacate Hass haya registradas en el ICA cerca de 24 mil hectáreas, y unas 200 de arándanos.
En Autorización Sanitaria y de Inocuidad (ASI), tenemos autorizados 70 mil predios. Esta autorización indica que las fincas productoras de animales destinados al consumo humano cumplen los mínimos requisitos de inocuidad.
R.N.A.: ¿Ese trabajo interinstitucional del ICA, el Minagricultura, el Invima, Mincomercio, DNP y Cancillería, ha sido todo lo articulado que uno supondría, o hay cosas por corregir para hacer más fluida la gestión?
D.B.L.: Siguiendo la línea del alto gobierno, hemos hecho un trabajo articulado, prueba de lo cual son los excelentes resultados de las nuevas admisibilidades sanitarias y fitosanitarias, concretados en exportaciones reales. Existió una iniciativa que no se materializó: contar en las embajadas con alguien con conocimientos sobre medidas sanitarias y fitosanitarias, para que desde allá se jalonaran todavía más los procesos de admisibilidad sanitaria y fitosanitaria. Creo que se debería persistir en hacer realidad esta idea.
Por otra parte, un factor de éxito ha sido la activa participación del sector privado, que ha realizado los contactos con sus compradores en los países de destino, lo que indica que existe un interés de ambas partes (de los dos países). Los privados gestionan para que nuestros homólogos agilicen las revisiones técnicas, y los exportadores y compradores también ayudan a mover el brazo político, este último muy necesario.
R.N.A.: ¿Cuáles son los principales obstáculos que ha encontrado la diplomacia sanitaria?
D.B.L.: Para poder ejercer la “diplomacia sanitaria”, el país necesita tener las condiciones sanitarias y fitosanitarias, es decir, contar con las áreas libres o de baja prevalencia de plagas y enfermedades, para lo cual es preciso disponer de los recursos humanos y financieros necesarios, así como de la infraestructura (laboratorios actualizados), lo cual ha sido una constante lucha. El país debe entender que el ICA necesita un mayor fortalecimiento para enfrentar el crecimiento de la demanda del sector y darle sostenibilidad a lo ya conquistado.
Por otra parte, con las restricciones a los viajes internacionales que se derivaron de la pandemia del covid-19, algunas visitas de auditorías se retrasaron, y pocos países aceptaron que estas diligencias se hicieran de manera virtual.
R.N.A.: ¿En términos generales, los productores, sí están respondiendo debidamente a los compromisos de la “diplomacia sanitaria”?
D.B.L.: Diría que sí. Existen grupos de productores que le han apostado a sacar adelante sus iniciativas; pero también creo que faltan algunas inversiones en ciertos sectores, para, por ejemplo, poder aplicar algunos tratamientos cuarentenarios a frutas que podría ir a Estados Unidos. Considero, igualmente, que los gremios están jugando un rol muy importante, organizando intercambios de experiencias y gestionando políticas y recursos que permitan la construcción de los negocios.
R.N.A.: ¿Qué tanto se ha tenido que fortalecer el ICA para cumplir con la estrategia de la “diplomacia sanitaria”? ¿Qué le falta?
D.B.L.: Nos hemos fortalecido muchísimo en varios frentes de trabajo. Hemos mejorado la infraestructura y el equipamiento de algunos de nuestros laboratorios de diagnóstico; como los recursos son limitados, identificamos con los productores y gremios los que deberían ser priorizados. La descentralización de estos servicios ha sido fundamental, así como el aporte de recursos por parte de algunos de los fondos parafiscales, como los de Fenavi y Porkcolombia
También revisamos los perfiles de los directores técnicos y subdirectores, para contar con personal bien formado; lo mismo ha ocurrido con todo el personal de contratación. La transformación tecnológica introducida, en particular en algunas áreas de servicio, para tratar de llevar al ICA a la total digitalización, ha sido estratégica en el propósito de ser más eficientes y eliminar pasos innecesarios en los procesos. En este caso debo mencionar y agradecer el gran apoyo brindado por la Andi.
Quedan faltando varias cosas, como mejorar las condiciones de movilización de los funcionarios de campo, lo cual es importante para atender de manera más oportuna cualquier notificación de plaga o enfermedad. También es necesario completar la incorporación de la planta de personal que ya fue autorizada, mejorar algunas condiciones de infraestructura de las oficinas y de los laboratorios, y continuar con la actualización tecnológica como soporte a toda la labor institucional, entre otros pendientes. Pero al respecto, vamos a dejar una carta de navegación.
R.N.A.: La “diplomacia sanitaria” fue concebida para atender ofensiva y defensivamente los mercados internacionales, ¿qué tan defensivo le ha tocado ser al ICA?
D.B.L.: Considero que hemos realizado un trabajo más ofensivo. Con los grupos de trabajo interinstitucional fueron identificadas las prioridades de los mercados y los productos, para enfocar en ellos los mayores esfuerzos. Sin embargo, creo que si el país mejora las condiciones sanitarias y fitosanitarias, puede y debe elevar sus exigencias para otorgar el acceso a las importaciones. Como hoy tenemos 95% de nuestro territorio libre de peste porcina clásica y somos país libre del Newcastle de alta patogenicidad, debemos establecer protocolos sanitarios para mitigar posibles riesgos externos.
R.N.A.: ¿Fustraciones?
D.B.L.: Dos. La primera: el no haber podido implementar la estrategia del Sistema de Autorización a Terceros (SAT), aunque logramos dejar aprobado el acuerdo marco. Me preocupa que el país y el sector pierdan competitividad ante países de la región que ya han logrado complementar sus capacidades. Esta es una herramienta valiosa que ya ha sido probada en varios países.
La segunda: no haber podido conseguir los recursos del crédito del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, para introducirle una mayor transformación al instituto. Desafortunadamente, se nos atravesó la pandemia y el país tuvo que priorizar otras líneas de trabajo.
Desde mi experiencia en la FAO, vi y conocí de cerca cómo el Senasa del Perú y el Senasag de Bolivia (autoridades homólogas del ICA) adelantaron su fortalecimiento con créditos del BID.
Sin embargo, debo decir que son muchas las satisfacciones y logros conseguidos en estos cuatro años al frente de la Gerencia del ICA. Entregaremos algunas metas e indicadores con un cumplimiento por encima del ciento por ciento: en admisibilidad sanitaria, 122.9%, y en zonas libres y de baja prevalencia, 107%.