Haré una apuesta a fondo por el sector productivo
Martha Lucía Ramírez
El 11 de marzo se sabrá si su nombre se impone en la consulta de la alianza con Iván Duque (Centro Demócrático) y el exprocurador Alejandro Ordoñez (La Patria de pie), por la candidatura a la Presidencia de la República. La líder del movimiento Por una Colombia Honesta y Fuerte, estuvo en la reunión de la Junta Directiva de la SAC (enero 31), para hablar sobre sus propuestas de gobierno, como lo hicieron otros once aspirantes que intervinieron en la Semana Presidencial, que tuvo lugar el año pasado en el marco de Agroexpo. Ver Revista Nacional de Agricultores No. 974.
El acuerdo con las Farc no se puede destrozar, pero sí hay que ajustarlo en cuanto: a) la justicia transicional, que considera al narcotráfico como un delito conexo al delito político, b) no se le puso un término en el tiempo, c) castiga injustamente a los militares y policías, d) hace de la protesta social un instrumento para acabar con la gobernabilidad, e) permite la participación en política de condenados, incluso, de delitos de lesa humanidad.
Para estimular el desarrollo económico debe haber una tasa de tributación adecuada. Sería una mentira si digo que voy a bajar en 10 puntos la tasa de tributación aunque hay que trabajar por disminuirlas. Es necesario bajar los impuestos corporativos, y más bien aumentar los impuestos a la renta que reciben las personas (como los dividendos). Es sano que los accionistas de las empresas exitosas tributen de su renta. El sistema tributario colombiano no contribuye a la redistribución de la riqueza: 1% de las personas son dueñas de 20% de las rentas, pero su contribución a los impuestos es apenas de 7.5%.
El país necesita reglas de juego estables y tasas de tributación adecuadas, las cuales deben ser reducidas en el corto plazo. Uno, en uno, año tiene que ponerse a sincerar el gasto público, mirar cómo baja los gastos de funcionamiento, cómo reduce las nóminas paralelas, cómo acaba con tantos contratos de prestación de servicios y tanta burocracia que se ha montado para favorecer la voracidad de la clase política. Definitivamente, sí se le pueden abrir espacios al sector productivo si se aprieta el cinturón, bajando gastos innecesarios en el sector público.
Creciendo en el campo, impulsado el desarrollo rural, como lo ha hecho la Federación de Cafeteros, se solucionan los otros problemas: narcotráfico y las distintas violencias que se han enquistado en el país.
Colombia se puede ir al abismo del populismo, vía fast track, de la mano de Gustavo Petro, o en cámara lenta, de la mano de quienes piensan que hay que acabar con los acuerdos de libre comercio, como Jorge Robledo. Todos los acuerdos nos dan, no solo trato racional, sino algunos, preferencias evidentes, por ejemplo, para las compras estatales. Pero Colombia no ha ofrecido nada porque ni siquiera hemos averiguado qué necesitan esos países, por ejemplo, raciones para sus fuerzas militares.
El señor Timochenko no está aspirando a la Presidencia de la República, porque sabe que no lo lograría. Lo que quieren las Farc son las alcaldías de los sitios estratégicos. Esos señores van a ser alcaldes ¿Por qué? Por la flojera de esta sociedad, por el “buenismo”, es decir, por creer que ser buenos consiste en entregar la precaria institucionalidad que tenemos, cuando en realidad eso sería entregar nuestra democracia. No seamos ingenuos.
Quiero hacer una apuesta a fondo por el sector productivo. Pero este no es discurso mío de hoy, sino de hace veinticinco años: siempre he creído que tenemos que desarrollar cadenas de producción, diversificar la producción, ofrecer productos innovadores, ampliar mercados, crear cadenas de valor. El sector agrícola y la agroindustria tienen que ser una prioridad. El crecimiento de Colombia no puede estar por debajo de 5% anual.
Para abrirle espacios al sector privado también es importante el fortalecimiento institucional. Recuperar la credibilidad en las instituciones también tiene que ver con invertir en ellas, con dotarlas de tecnología. No puede ser que hoy tengamos una Dian parecida a la que había en el 1991, cuando se hizo la apertura económica de Gaviria.
Al país le falta un recurso humano más calificado, con inversión en educación de calidad en todos sus ámbitos, partiendo de la capacitación de los maestros (…) Necesitamos enfocar la educación para que responda a las necesidades del sector productivo (…) ¿Por qué no tener un Sena especializado, por ejemplo, en el campo? (…) Hay que facilitarles el ingreso a la educación superior a los jóvenes de bajos ingresos. (…) Debemos invertir en las universidades públicas para que tengan un óptimo de calidad y todas cuenten con programas acreditados. Hay que cerrar tanta universidad de garaje, muchas de propiedad de políticos que vieron en la educación un negocio. En esta era de la tecnología, un gobierno puede contratar con las mejores universidades del mundo y de Colombia, carreras a distancia para los muchachos colombianos.
En el sector agropecuario hay que hacer algunas reformas institucionales pero quiero hacerlo de la mano de ustedes. Creo que es urgente consolidar, por ejemplo, el sistema de financiación para el desarrollo rural. Hay que tener una verdadera banca de desarrollo, pero blindada. Me parece que para el sector podríamos tener algo similar a Bancoldex, en cuya creación yo participé, y que es manejado con criterios de sector privado (el único que asiste a la junta es el ministro de Comercio, que solo no tiene poder de decisión).
El país clama una reforma política seria para que lleguen a ella los mejores (…) Hay que reformar los partidos políticos para que respondan ante la sociedad por lo que ofrecen y por quienes los representan. Partidos que no estén dirigidos desde el Congreso. Aquí necesitamos política de verdad, para no tener que recoger firmas, como nos ha tocado, en vista de que los partidos nos cierran las puertas porque somos incómodos (…) Hay que fortalecer al Congreso en su capacidad de hacer debates de control político
Le apuesto a fondo a la ciencia, la tecnología y la innovación. En el 2008, presenté un proyecto de ley que sacamos adelante para crear el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación. Pero con la llegada de este gobierno dicho organismo quedó por debajo de Colciencias, razón por la cual seguimos invirtiendo 0.17% del PIB en investigación y desarrollo
Martha Lucía Ramírez Blanco
Abogada de la Universidad Javeriana, nacida en Zipaquirá, Cundinamarca. Fue Ministra de Comercio Exterior (1998-2002) en el gobierno de Andrés Pastrana Arango, embajadora de Colombia en Francia (2002), ministra de Defensa durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez (primera y hasta hoy, única mujer en ocupar este cargo). Senadora de la República por el Partido de la Unidad Nacional (2006). Candidata a la Presidencia de la República por el Partido Conservador en las elecciones del 2014, con una votación solo superada por Juan Manuel Santos, actual jefe de Estado, y Óscar Iván Zuluaga, candidato por el Partido Centro Democrático.