Continúa monitoreo de El Niño

En marzo, es probable que las lluvias estén por debajo de lo normal. Los productores del campo no solo deben avanzar en materia de prevención frente a fenómenos como El Niño y La Niña, sino deben prepararse para la adaptación al cambio climático.

Tal como lo había pronosticado la autoridad meteorológica, el fenómeno de El Niño llegó a Colombia y ya completó dos meses y medio (diciembre, enero y la primera quincena de febrero), golpeando al país con elevadas temperaturas y algunas heladas. De su finalización, no se sabe todavía cuándo se va a dar con exactitud, razón por la cual el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, recomienda a los productores del campo y a las instancias responsables de la gestión del riesgo, activar y mantener los planes contra incendios forestales, heladas, dengue, chicunguña y sika, así como adelantar acciones relacionadas con el cuidado del agua y el ahorro de energía. Habla Yolanda González Hernández, directora general del citado organismo oficial.

Revista Nacional de Agricultura: ¿A mediados de febrero, cómo ha evolucionado El Niño?

Yolanda González Hernández: El Niño, o fenómeno de variabilidad climática, asociado a la las anomalías de la temperatura del océano Pacífico (aguas más cálidas), ha tenido una evolución muy temprana. Pero expliquemos primero que cuando el Pacífico está muy cálido, el país se ve afectado por el descenso de las precipitaciones y las altas temperaturas, anomalías estas que si duran mucho, pueden ocasionar una sequía, y se permanecen por más tiempo, pueden llevar a la consolidación del fenómeno de El Niño.

Desde agosto-septiembre, desde la Presidencia de la República se comenzó a hablar de la probabilidad de la presencia de El Niño, aunque se venía una temporada de lluvias (la segunda de septiembre-noviembre), para que la comunidad y sectores como el energético, el de ambiente y el de la salud, se prepararan.

Con diciembre, empezaron unas olas de calor muy fuertes, del norte hacia el sur –que secaron rápidamente la Orinoquia y sectores de la región Andina–, y bajaron las pre – cipitaciones en San Andrés y Providencia. Fue un mes bastante seco, bastante anómalo, porque normalmente las precipitaciones se dan hasta mediados del mismo. Aquí es necesario aclarar que cuando se presenta El Niño, en al – gunos sectores del país hay sequía y en otros llueve, como en Nariño, Putumayo del Amazonas, porque allí se de – pende de la humedad que viene de Brasil.

Al entrar enero, uno de los meses más secos del año en Colombia, se mantuvieron esas anomalías de la tempera – tura y las precipitaciones. Las regiones más secas fueron en general, la Caribe y los Llanos orientales (en especial, Vichada, Arauca, Casanare y Meta). Al norte de la región Andina (Cundinamarca, Boyacá y Santanderes), se pre – sentaron no solo bajas precipitaciones, sino altas tempera – turas durante el día y bajas temperaturas en la madrugada (heladas), con afectación de los agricultores. Los agricul – tores y ganaderos de los Llanos y de la región Caribe, vie – ron además, una reducción en el cauce de los ríos.

En el altiplano cundiboyacense, en los primeros días de diciembre tuvimos un descenso significativo de la tempe – ratura: hasta de -2 grados. Pero en enero, esta anomalía no ha sido tan constante ni ha bajado tanto, pero sí ha habido caídas importantes. Al ser diciembre y enero muy secos, y la primera quincena de febrero igualmente seca, el balance hídrico no solo se refleja en los ríos y demás cuerpos de agua, sino en los cultivos, los pastos y los bosques, lo que los expone más a los incendios forestales, como se ha visto en el norte de la región Andina.

Entonces, se ha dado un ciclo: olas de calor, altas tempe – raturas en el día, bajas temperaturas en las madrugadas, con algunos aguaceros en la tarde. Esto último porque el actual calentamiento del Pacífico coincidió con la primera temporada seca del año.

R.N.A.: ¿Ya está consolidado El Niño?

Y.G.H.: Aún los centros internacionales no lo han hecho ni definido su categoría porque la atmósfera no está res- pondiendo al océano. Frente a esta variabilidad climática, la prevención es prioritaria. Así, se consolide o no El Niño, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, y los consejos departamentales y municipales de gestión de riesgo, deben activar los planes asociados a las heladas, los incen- dios forestales, el cuidado del agua, el ahorro de energía, el mantenimiento de los acueductos, y la salud, ya que los vectores del sika, chucunguña y dengue se propagan rápidamente.

R.N.A.: ¿Qué se espera para marzo?

Y.G.H.: Esperamos que en febrero las precipitaciones se mantengan 40-50% por debajo de lo normal en gran parte del territorio nacional, con excepción del sur del país, y a medida que pasemos a marzo, como es tradicional, entrará la primera temporada de lluvias. Ahora bien, mientras que se permanezcan las anomalías climáticas y la probabilidad de evolución y consolidación de El Niño se mantenga, es igualmente probable que las lluvias de la primera temporada estén por debajo de lo normal.

En este punto, los agricultores deben tener presente que después de un diciembre, un enero y un febrero secos, la vegetación está muy seca, por lo que está prohibido hacer quemas agrícolas, para evitar incendios forestales. Se les recomienda monitorear permanentemente la variabilidad climática, organizarse –para diseñar sistemas de alerta y medidas de prevención y mitigación–, analizar la información mensual (las condiciones pueden cambiar mes a mes), y pedirle charlas ilustrativas al Ideam.

R.N.A.: ¿Entonces no se sabe cuándo terminará El Niño?

Y.G.H.: Exactamente. No lo sabemos porque aún no se ha consolidado. Pero cuando uno le dice a la gente que el fenómeno va a terminar, baja la guardia.

R.N.A.: ¿Cada vez más productores del campo acuden al Ideam en busca de ilustración, de asesoría, sobre fenómenos como El Niño y La Niña?

Y.G.H.: Los que están un poco más organizados son los que más piden charlas, como los arroceros, pero en general todos están interesados. Es un hecho que los productores del campo no solo se deben preparar en el día-día en materia de prevención, sino para la adaptación al cambio climático.

El Ideam se comunica por la página web, donde aparecen los boletines meteorológicos diarios –que son recibidos por las organizaciones gremiales–, y por la radio, pero necesitamos acercarnos más a las emisoras regionales. En esta oportunidad, estamos recorriendo el territorio nacional y hemos ido a donde nos lo han solicitado, a dictarle charlas a la comunidad. El Ideam también se comunica por medio de las Mesas Agroclimáticas y otros medios

R.N.A.: ¿Cuáles son las sugerencias del Ideam para los productores del campo?

Y.G.H.: Primero, organizarse y tomar medidas de adaptación al cambio climático, basadas en ecosistemas, en comunidad y en salud, usando la tecnología. Las medidas de adaptación basadas en ecosistemas, comprenden el conocimiento juicioso de su región, para poder tomar las acciones pertinentes; las basadas en comunidad consisten en establecer qué ha cambiado en su región y qué hay que recuperar (especies nativas, ojos de agua, humedales, áreas deterioradas, etc.). Si tomamos estas medidas basadas en ecosistemas y en comunidad, es posible que en los próximos años podamos ser rescilientes frente a cada evento climático que sobrevenga.

Igualmente, los productores del agro deben considerar el recurso hídrico: la cuenca, dónde está la captación del agua, dónde están las partes desprotegidas, el repoblamiento de árboles protectores, en un trabajo que debe hacerse en comunidad, empezando por el montaje de un banco de semillas y un vivero para la multiplicación de especies nativas. En fin, hay que recuperar lo perdido, que es un trabajo lento. Pero a todo esto hay que ponerle en componente de tecnología, es decir, la comunicación, los sistemas de alerta, los sistemas de monitoreo, el análisis de la información, etc.

R.N.A.: ¿Qué otras recomendaciones les hace el Ideam a los productores del campo?

Y.G.H.: Disponer de una buena red de estaciones, con un asesor en clima, que es la persona que irradia conocimiento y hace investigaciones. Si el agricultor cuenta con la estación, la red y la información, puede hacer análisis de ciclos e investigaciones. Por otra parte, los gremios de la producción pueden fortalecerse en la materia, a través de las Mesas Agroclimáticas. Vale decir que en Colombia hay varios ejemplos de redes meteorológicas en el campo.

R.N.A.: ¿En una zona, quién establece la localización de una estación meteorológica, quién la monta, quién la paga?

Y.G.H.: Todo aquel que quiera tener una estación meteorológica puede hacerlo. Ahora, si desea que esta sea de referencia, para que sus datos se puedan comparar con los del Ideam, que es lo ideal, debe cumplir con unos estándares, los cuales son validados por nosotros, en vista de que una estación de esta naturaleza tiene que cumplir unas normas mínimas de la Organización Meteorológica Mundial, OMM, para que sus datos puedan ser comparables y de utilidad para todos. Los productores del campo pueden pedirnos asesoría para la instalación de dichas estaciones.

R.N.A.: Usted dice que las estaciones meteorológicas de los particulares deberían contar con un asesor en clima. ¿Los hay profesionales en Colombia?

Y.G.H.: Aún no existen las carreras de meteorología ni de hidrología, que son una urgencia para Colombia, en vista de que somos un país tropical. Lo que sí hay en la Universidad Nacional es la maestría en Meteorología.

R.N.A.: ¿Qué está haciendo el gobierno nacional para llenar este vacío?

Y.G.H.: El ministro de Ambiente es uno de los abanderados de este asunto, en el cual se contempla la Universidad Nacional. R.N.A.: ¿El Niño se vive con misma intensidad en Ecuador y Perú?

Y.G.H.: No es lo mismo. En esos países y en Brasil llueve más.

R.N.A.: ¿Para los alcaldes, qué recomienda el Ideam?

Y.G.H.: La recomendación para ellos es que no se queden en la atención, sino que se trabaje más en la prevención. Los alcaldes, en sus planes y programas, deberían considerar el factor clima y siempre estar monitoreándolos.

R.N.A.: ¿Debemos copiarle algo a algún país?

Y.G.H.: Después de cincuenta años de evolución del servicio meteorológico en Colombia, puedo decir somos de los mejores, y con la OMM estamos avanzando no solo en el conocimiento, sino en medidas de adaptación al cambio climático en comunidades, para ofrecer servicios climáticos. A diferencia de otros, el Ideam es un instituto integral, porque estudia la hidrología y la meteorología, maneja las alertas y los pronósticos, maneja la red, hace investigación, construye escenarios de cambio climático, realiza estudios de efecto invernadero, hace el análisis de estudios ambientales, está integrado a la Red de Meteorología Aeronáutica y tiene once áreas operativas en las regiones. El componente de investigación del Ideam es ejemplo para otros países, porque los servicios generalmente no van más allá de los hidrológico o meteorológico.

R.N.A.: ¿Qué se debe mejorar?

Y.G.H.: La red, que está en una transición de convencional a automática, para lo cual necesitamos más recursos. También debemos mejorar su densidad y avanzar en el montaje de la red de radares. De otra parte, debemos ser más fuertes en modelamiento de predicción climática y de variabilidad climática, y mejorar los pronósticos regionales y locales.

R.N.A.: ¿Cuántas estaciones meteorológicas hay en país y cuántas faltarían para llegar a un ideal?

Y.G.H.: Tenemos 1.500 estaciones, la mayoría en la zona Andina, pero necesitamos más unidades en la Amazonia y en la Orinoquia. Debemos mejorar la red de sedimentos, de aguas subterráneas, de calidad del agua y trabajar más en la red costera. También debemos mejorara la red en los piedemontes llanero y amazónico, debido a los graves procesos de deforestación que allí se están presentando y que se manifiestan con grandes crecientes súbitas. También hay que avanzar en el monitoreo de las zona secas de la Guajira, en los valles del Chicamocha, en el valle del Patía, en sectores de los valles interandinos, y mejorar la red de monitoreo en los glaciales y ampliarla en los páramos y en las ciénagas.