Revista Nacional de Agricultura
Edición 1047 – Mayo 2024
El programa de entrevistas de la SAC, ‘Es el momento del campo’, desarrolló una maratón de conversaciones con los representantes de los sectores afiliados a la Sociedad de Agricultores de Colombia para hablar sobre los ejemplos de sostenibilidad ambiental, social y económica de cada subsector de la producción agropecuaria y de las empresas de bienes y servicios para los productores; esto, de cara a la COP16, la cumbre de biodiversidad más importante del mundo que se realizará este año en la ciudad de Cali y que será la oportunidad para seguir visibilizando las contribuciones del sector en materia de lucha contra el cambio climático, protección de la biodiversidad, aportes a la transición energética y la investigación que cada institución ha realizado por años para contribuir al desarrollo rural; conocimiento que es vital transferir a los productores a través de la asistencia técnica.
En esta tercera entrega recopilamos los mensajes principales de las entrevistas de la Maratón SAC, con los presidentes, directores y gerentes de Fedearroz, Augura, Acosemillas, Yara y Asocolflores.
Rafael Hernández
Gerente General de Fedearroz
Hablemos del Centro de Gestión del Recurso Hídrico de Fedearroz, que es único en América Latina, ¿Cuál es la necesidad de que el sector arrocero y sus agricultores tengan este lugar a disposición?
En Colombia desde mucho tiempo atrás hemos venido trabajando con el manejo del agua y del suelo con análisis químico, pero nunca en la vida se había pensado en que no solamente se necesita un análisis químico sino un análisis físico del suelo que es precisamente uno de los temas que maneja este centro.
Tú llevas allá una muestra de suelo y te van a decir qué tiene con su textura, con los grados que tiene el suelo de permeabilidad y otros temas relacionados con el manejo del agua en los cultivos.
Con esto nosotros lo que buscamos es que el agricultor tenga la información de los suelos de su finca para que pueda manejar el cultivo y utilizar el agua de una forma eficiente. También nos hemos esmerado mucho en desarrollar variedades con resistencia a la sequía que es un complemento a todo este problema que se presenta con el cambio climático.
¿De qué manera contribuye este Centro a la reducción de gases contaminantes y a la lucha contra el cambio climático?
Pues identificando variedades de arroz más eficientes en el manejo del agua, esto permite adaptar a los productores para que en un fenómeno de El Niño como el que atravesamos, se puedan sembrar variedades con mayor tolerancia a la sequía. Como le decía, de la misma manera hemos identificado mediante la investigación la reducción de hasta un 98% en la emisión de gases efecto invernadero con riesgo corrido en vez de con sistema de embalse permanente.
Usted ha dicho que de muy poco sirve tener tantos avances en tecnología si no se puede transferir ese conocimiento, ¿Qué ha pasado con el aval desde el Ministerio de Agricultura para el proyecto de asistencia técnica que ha venido ejecutando Fedearroz desde hace varios años, el AMTEC?
Yo siempre he sostenido que el arroz ha permanecido a través de los años y ha progresado gracias a la oferta tecnológica, gracias a la investigación, pero la investigación requiere transferencia y entonces la Federación tenía un grupo de 50 ingenieros agrónomos que llevaban 7 años de preparación en el tema de AMTEC, que es lo que venimos trabajando desde el año 2012, pero para poder utilizar los recursos de COL Rise que los tenemos en caja en este momento se necesita el aval del Ministerio de Agricultura. El Ministerio no nos ha dado este visto bueno. Nos tocó liquidar a estos 50 ingenieros agrónomos que habíamos preparado durante 7 años y el problema con esto es que si no hay transferencia no se puede transmitir a los agricultores los resultados de la investigación. Llevamos más de un año de atraso, desde marzo del año pasado, esperando que se nos apruebe eso.
Finalmente, ¿qué espera el sector para lo que queda de este 2024?
Los arroceros hemos sido toda la vida tercos con el tema de la producción. En la pandemia pues nunca paramos de trabajar, nunca le faltó un kilo de arroz a nadie para alimentarse durante esta época; siempre el arrocero ha sido fiel a su trabajo, a su amor por el cultivo del arroz y yo pienso que este año 2024 puede ser un año similar al 2023, pero hay diferencias ya con el año pasado: tenemos afectación por el fenómeno de El Niño; ha crecido el fenómeno de la extorsión y de las amenazas a los productores y eso a la larga va a terminar afectando la producción. El año pasado la producción fue de alrededor de 3.100.000 toneladas de arroz paddy verde.
Emerson Aguirre
Presidente de Augura
Augura participó en la 4ta Conferencia Global del Foro Mundial Bananero y junto con otros gremios latinoamericanos llevaron varios temas de preocupación del sector ¿cuáles fueron los mensajes principales?
Con un breve ejemplo, tomemos las naranjas que en el 2009 en Europa tenían un precio aproximado de 0,50 euros por kilo. A hoy, el mismo kilo de naranja vale entre 1,9 y 2 euros, la diferencia es supremamente importante. Mientras que para el banano en los últimos 10 años los cambios han sido mínimos, no han superado el 5% y en ese 5%, si lo ponemos en una balanza, aumentaron los costos de producción por el aumento de los fertilizantes, de los plásticos, de las cajas de cartón y la mano de obra. Cabe recordar que en la última negociación colectiva del sector bananero hubo un acuerdo del 14% para el aumento a los trabajadores en el primer año, que eso es otro ítem a tener en consideración en los costos de producción.
Pero también hay algo nuevo de lo que estamos hablando en la Unión Europea, que es nuestro principal mercado, y es la política “de la granja a la mesa”; eso trae unas consideraciones respecto a la restricción de moléculas que implica que se aumentan los costos de aplicación de nuevas moléculas.
Entonces tenemos una balanza que aumentó de una manera muy alta en el tema de costos de producción, pero no ha aumentado en el tema de los precios dignos y desafortunadamente es ahí donde nosotros tenemos la responsabilidad de alzar la voz y llevar esos mensajes al mercado internacional, sobre todo porque el esfuerzo que se hace por parte de los productores para construir la política verde de la Unión Europea no puede quedar con los números rojos. Aquí tenemos que hablar de sostenibilidad en todo el sentido de la palabra.
¿Cómo reciben en Europa ese mensaje sobre los precios dignos?
Primero, nosotros estamos en estos escenarios porque el 82 % de nuestra fruta es exportada a Europa e Inglaterra, que son mercados de consumo de alto valor agregado y nuestro banano está en ese segmento. En Alemania, por ejemplo, los supermercados minoristas son los que marcan la pauta de negociación de la mayoría de grandes compradores a nivel europeo y allá llevamos también el mensaje de la necesidad de precios dignos porque hoy en día aparte que está en riesgo la sostenibilidad de los productores bananeros, se encuentra en riesgo también la seguridad alimentaria de Europa porque esto no es únicamente de Colombia, es un problema que hoy tenemos con los colegas de Costa Rica, Guatemala, Ecuador, y es por eso que estamos yendo en bloque a Europa a transmitir este mensaje pero a buscar acciones contundentes para que se sienten los supermercados a discutir estos temas; pero también las certificadoras porque hoy un costo muy importante es el nivel de auditorías que tiene un productor bananero.
¿Siguen con la idea en Europa de sumar más certificaciones o más sellos al banano?
Hoy el banano tiene cerca de 10 a 12 certificaciones. En Colombia son sellos de buenas prácticas agropecuarias y nosotros somos uno de los productos más regulados en el mundo, si no es el más regulado, por eso también el número de certificaciones que se tiene, pero hicimos un ejercicio muy importante de overlap de todas las certificaciones sobre qué es lo que están midiendo y nos dimos cuenta de que el 6% de la información que recolectan y verifican las certificaciones se cruza en un 60%. Si uno lo traduce en tiempo, estamos gastando cerca de mes y medio única y exclusivamente para atender auditorías; si uno lo mira en costos, estamos pagando entre tres, cuatro y hasta seis veces auditorías para que vayan auditores a hacer esa revisión y cuando vemos al otro lado de la ecuación, está el tema del precio digno pues nadie está reconociendo todas estas certificaciones.
Esta es una pregunta que le lanzamos al mercado: ¿Por qué no se construye una certificación que incluya todos los ítems?, hay herramientas que ellos mismos financian a nivel internacional como el standar Maps donde ellos mismos se pueden dar cuenta para la construcción de esas certificaciones. Dos, ¿por qué entre certificaciones no se comparten información? y tercero, ¿por qué no se pueden hacer auditorías integrales para que se realice la auditoría de todos los sellos en una sola visita. Las certificaciones no están dando un plus adicional en el mercado, se están solo volviendo un requisito de entrada, no se reconoce su valor, pero adicionalmente se están volviendo un extra costo cada vez más fuerte para el productor.
¿Cómo impacta el Pacto Verde europeo y las exigencias adicionales a la industria bananera?
Cuando se toma la decisión y desde antes de la política “de la granja a la mesa” se hace un derrotero por parte de Europa de restricción de moléculas desconociendo dos cosas, primero, que Europa no es un productor mundial de alimentos; segundo, nosotros en el trópico somos los que producimos el alimento para Europa y nosotros en el trópico y en el caso puntual banano, producimos el banano al sol y al agua, no se producen en invernaderos con unas condiciones fitosanitarias supremamente diferentes a lo que se tiene en Europa, porque pues aquí ni siquiera tenemos invierno, y con esas condiciones fitosanitarias se usan moléculas que nos ayudan a proteger a los cultivos de enfermedades. Qué nos dice Europa: restricción de moléculas sin un periodo de transición para desarrollar una nueva molécula que sea eficaz y eficiente.
Nosotros somos unos convencidos de la sostenibilidad, pero somos unos convencidos de que se necesitan unos periodos de transición mucho más amplios que nos permitan también ser sostenibles económicamente para producir, insisto, pues no se puede construir una política verde basada en los números rojos de nuestros productores.
También hacemos el llamado porque para la Unión Europea es muy fácil sacar un cheque para sus propios agricultores, pero para nuestros países, que somos los que atendemos su oferta alimentaria, no funciona de la misma manera.
Andrés Useche
Director para la Región Andina de Yara América Latina
Yara se ha trazado dos objetivos clave para la lucha contra el cambio climáticos que tienen que ver con la descarbonización de los fertilizantes, ¿cuál es la meta?
Hace más de 2 años iniciamos con un proyecto muy ambicioso en Colombia que es el proyecto de descarbonización, que en el mundo Yara ha iniciado desde el 2005, y el objetivo de nosotros es reducir 500.000 toneladas de CO2 equivalente en la producción anual de fertilizantes en Cartagena. Esto está enfocado en esa gran problemática que vive el mundo que es el cambio climático, y me atrevería a decir que con una segunda que es la seguridad alimentaria que, en parte, también está ligada a la discusión del cambio climático.
Lanzamos el proyecto de descarbonización y el segundo proyecto es ampliar la capacidad de producción de la planta de Cartagena en 80.000 toneladas de fertilizante, esto debe finalizarse sobre el año 2025.
¿Qué es la descarbonización de fertilizantes?
Cuando uno piensa en cambio climático, la agricultura coloca más o menos el 25% de las emisiones globales anualmente de Gases de Efecto Invernadero y una porción de ese porcentaje tiene que ver con las emisiones de óxido nitroso. En la producción de fertilizantes, de fertilizantes nitrogenados como lo hace Yara en Colombia y en muchas partes del mundo, hay liberación de óxido nitroso que es un gas bastante potente que lo que hace es impactar negativamente también en las emisiones y el efecto de cambio climático es muy fuerte; entonces lo que hicimos nosotros fue evitar que ese óxido de nitroso en la producción saliera. Lo que hacemos es capturarlo y ese óxido nitroso se reconvierte otra vez a la producción, es decir, liberamos oxígeno y ese nitrógeno vuelve al ciclo de la producción de fertilizantes lo cual es eficiente también para nosotros como planta y obviamente pues para el ambiente.
Lo importante es que los fertilizantes que se producen hoy en día en Yara tienen un 60 % de huella reducida, eso significa que los agricultores también de Colombia hoy están comprando con los productos Yara, productos con baja huella de carbono y es eso es un paso muy importante hacia la descarbonización en la producción de alimentos de Colombia.
En esa misma apuesta por la descarbonización en la producción de insumos, Yara también ha sido clara en su mensaje de que en Colombia sí hay capacidad para producción interna, ¿Hay producción nacional de fertilizantes?
Yara tiene la planta hace bastantes décadas en Colombia y producción de fertilizantes. Nosotros tomamos gas natural y nitrógeno ambiental y la primer materia prima obviamente es el amoníaco para subsecuentemente hacer la producción de otros fertilizantes, entonces con esto lo que quiero decir es que ya existe la producción nacional de fertilizantes en Colombia, hay algunas materias primas por supuesto que sí debemos conseguirlas en otros orígenes.
Esta planta es para Colombia. Diría yo que el 95% de la producción es para Colombia. Lo que hacemos es que con algunos excedentes atendemos un mercado ecuatoriano, peruano, un poco Centroamérica, pero el corazón de la producción, la razón de tener esta planta, es Colombia.
Ustedes hablan de la “descarbonización de la cadena”, ¿a qué se refieren?
Si nosotros estamos haciendo una inversión cuantiosa de alrededor de 100 millones de dólares para el país con los dos proyectos, más la eficiencia energética, pues al final no lo puedes hacer solo, es decir, existe todo un ecosistema de actores que tienen que poner una parte importante. Por ejemplo, la banca, la financiación, para nadie es un secreto que los agricultores necesitan esa financiación, una línea de crédito verde donde obviamente se demuestre que hay prácticas que son sostenibles para tener una tasa diferencial, una más baja. También la industria de alimentos, el Gobierno, el sector privado.
Hablando de mercado, ¿Cuál es en la práctica el efecto de estos dos proyectos para Yara?
Para nosotros como empresa es una gran responsabilidad. Hemos hablado también con la Federación Nacional de Cafeteros, con Fedepalma, Asocolflores, y es dar el siguiente paso para empezar a descarbonizar la producción de alimentos en flores, o aguacate, o café. Eso significa también cómo empezamos a entender cómo los agricultores pueden capturar este beneficio y eso es tal vez crear una marca con un sello que diga baja huella de carbono, algo que diga “café de Colombia baja huella de carbono”. Hay muchos mercados en el exterior que seguramente son capaces de asumir ese premium y lo más importante acá al final es que nuestros agricultores reciban ese valor.
Leonardo Ariza
Gerente General de Acosemillas
¿Cómo estamos en Colombia en la “coexistencia” entre semillas con biotecnología y semillas nativas?
El país tiene claramente definidas unas normas, unos decretos, resoluciones nacionales e internacionales, donde las semillas autorizadas son las que regula el ICA, que es la autoridad en materia fitosanitaria en el país, y el que normatiza en una resolución muy instructiva, la 3168, que nos habla de las semillas autorizadas que son de dos tipos: la certificada y la seleccionada. En la semillas certificadas son 15 especies que son de importancia económica para el país. Son el ajonjolí, algodón, arroz, la arveja, la avena, cebada, frijol, maíz, maní, papa, sorgo, soya, trigo, yuca y cítricos. En estas semillas se hace un control de la calidad en cada etapa de esa selección para su certificación y en el producto final.
La otra parte de las semillas autorizadas son las seleccionadas, ahí hay más de 1.000 especies entre hortalizas, las flores, las forestales, ornamentales, el café, la palma de aceite, el caucho, el tabaco, los pastos.
Allí no están reguladas las semillas nativas y criollas. Estas son obtenidas es a través de ese conocimiento y prácticas ancestrales de las comunidades campesinas, de las comunidades indígenas. Estas semillas no han sido mejoradas por un conocimiento o una técnica científica y eso es buenísimo que la gente lo entienda.
De hecho, se nos pide que protejamos las semillas nativas y criollas, eso es super clave y nosotros estamos totalmente de acuerdo porque estás son la base del mejoramiento vegetal.
Y ¿qué decir entonces de los organismos Genéticamente Modificados?
En Colombia estamos hablando de más de 20 años de siembra de organismos genéticamente modificados y hay cuatro especies que tienen autorizaciones para eventos transgénicos o genéticamente modificados que son el maíz, la soya, el algodón y algunas flores caso de clavel y rosas azules.
Es válido que entendamos que podemos coexistir respetando las normas, porque es que hay normas claras en Colombia para los transgénicos, hay unas normas exigentes y una evaluación de niveles de riesgo muy importantes; Colombia ya tiene una normatividad para plantas editadas genéticamente, por ejemplo.
No hay que tenerle miedo a coexistir pero con tolerancia y respeto. Hoy los modelos de desarrollo tienen algo muy importante que es el respeto también al medio ambiente.
Cuando hablamos de cambio climático y seguridad alimentaria, hay que hablar de semillas, ¿cuál es el papel de la biotecnología y la ciencia frente a estos temas?
Resulta que en el mundo se nos disparó la cifra que ya se maneja de una población de 10.000 millones de habitantes en pocos años y Colombia no se escapa, ya somos más de 50 millones de habitantes y cada vez la tierra es más escasa y menos productiva, eso hay que entenderlo. Adicionémosle a eso el cambio climático y que hay gente que no cree en eso.
Es con tecnología con biotecnología de donde parte todo el desarrollo de esas mismas plantas que se comportan muy bien en zonas desérticas pero también hay que ir a zonas inundadas donde hay plantas que aguantan. Allí hay unas posibilidades enormes para investigar porque esa resistencia puede ser resistencia a una enfermedad a una plaga y de ahí se basa el mejoramiento vegetal.
Como lo dijo en el Congreso el profesor Moisés Wassemar, prohibir la biotecnología sería como prohibir el futuro y es cierto, no nos podemos negar que esta es una oportunidad para poder desarrollar plantas, especies de interés para la alimentación humana y animal porque acá también está en juego la alimentación.
¿Por qué es importante usar semillas autorizadas y qué pasa con la piratería?
La semilla sola no hace el milagro, eso lo sabemos, pero si hay una buena calidad de semilla ya es el 40% de ganancia en el éxito del rendimiento. Pero ahora tendré que acompañarla de unas buenas prácticas agrícolas para ponerla donde es, en una zona apta para el clima, para tener agua, tener lo que requiere uno para unas buenas prácticas de cultivo.
Ya lo he dicho en medios, es alrededor de un billón, con b larga, un billón de pesos al año lo que se deja de facturar en semillas autorizadas por cuenta de la piratería, que es de bandas organizadas que compran las cosechas, lo vuelven y lo guardan, sacan y lo trabajan como si fuera semilla, le echan inclusive los funguicidas, los colores que utilizan las compañías para diferenciar una semilla a un grano de arroz para consumo humano, por ejemplo, y la venden sin pagar absolutamente nada, a nadie de investigación, desarrollo, doctores en mejoramiento ni a la Dian tampoco.
Augusto Solano
Presidente de Asocolflores
A propósito del reconocimiento que el Congreso de la República le dio a Asocolflores por la conservación del agua y los ecosistemas, ¿qué acciones puede destacar del gremio y de sus productores respecto a ese compromiso con la biodiversidad?
El uso eficiente del agua. Hoy, el 60% de este recurso utilizado en los cultivos proviene de reservorios creados especialmente para la actividad floricultora. El 95% de las empresas utiliza sistemas de riego eficiente tipo goteo, y más del 90% cuenta con programas para su ahorro y uso racional. Además, los afiliados cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales para aprovecharlas en sus procesos productivos y alcanzar el denominado “círculo cerrado”.
También nuestra iniciativa “Bancos de Propagación”. Así, las empresas facilitan recursos físicos y técnicos para multiplicar especies nativas. En Cundinamarca ya existen 12 contribuyendo a la conservación de los ecosistemas en áreas degradadas y a la promoción de prácticas sostenibles. Estos bancos también nos permiten implementar en las fincas las herramientas de manejo del paisaje (HMP), las cuales ayudan a proteger la biodiversidad y los recursos hídricos.
Está el Manejo Integrado de Plagas (MIP). En los últimos 25 años las fincas han logrado disminuir el consumo de pesticidas en 99,7%. Cabe anotar que en los últimos 10 años el uso de bioinsumos ha aumentado en 600%.
En cuarto lugar, la gestión y manejo de residuos. El 100% de las fincas han implementado medidas para reusar y reciclar residuos generados en el proceso de producción, convirtiéndolos así en materiales aprovechables.
Finalmente, la conservación de la avifauna en los cultivos y sus zonas aledañas. Un ejemplo es la Tingua Moteada que hace una década se encontraba en peligro crítico de extinción. Hoy cuenta con refugio y condiciones de reproducción en los reservorios de agua lluvia de las fincas, convirtiéndose en nuestro símbolo de sostenibilidad. En este sentido, el proyecto “Las Aves de las Flores”, adelantado con la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO), identificó 143 especies de aves, incluyendo migratorias y algunas en categoría de amenaza, que gracias entre otras cosas, al trabajo realizado en los cultivos, cuentan hoy con ecosistemas naturales para su supervivencia.
Todo lo anterior ha sido fruto del trabajo permanente de Asocolflores. Así, a lo largo de los años hemos consolidado en el sector una cultura de sostenibilidad que es reconocida internacionalmente en los más de 100 países a los que exportamos.
¿Por qué cree que es fundamental la presencia de Asocolflores en la COP16?
El mundo habla de la urgencia de consolidar indicadores, metas y acciones que propicien el buen uso del agua, el cambio a fertilizantes naturales y la innovación, entre otros factores, como mecanismos fundamentales para defender los ecosistemas y todas sus formas de vida. En el anterior sentido la floricultura colombiana, que exporta a más de 100 países, tiene grandes logros y representa internacionalmente a Colombia desde hace más de 50 años. Las flores tienen mucho que contar.
Además, la Agenda 2030 con toda claridad define el rol que la empresa privada debe jugar frente al desarrollo sostenible en general y los ecosistemas en particular. El sector floricultor es un ejemplo de cómo construir respuestas ágiles, inmediatas y a largo plazo desde el empresariado para conservar la diversidad biológica.
Aprovecharemos al máximo todos los espacios en los que podamos participar en este evento para compartir nuestro conocimiento, hablar de experiencias exitosas y discutir nuevas acciones que aporten positivamente a este tratado internacional.
No en vano la flor de Inírida es símbolo de la COP16, ¿qué trabajo ha hecho Asocolflores con esa insignia?
Nos llena de orgullo que una flor colombiana sea la imagen de este evento, uno de los más trascendentales para el futuro del ser humano y del planeta. La Flor de Inírida, nativa de Colombia, es un testimonio de cómo la floricultura de exportación impacta positivamente en las comunidades y los ecosistemas del país.
Esta flor ha llegado a diferentes destinos internacionales gracias a uno de nuestros pequeños productores afiliados. Como esta, son millones las “Flores de Colombia” que viajan por el mundo, representando los esfuerzos que desde Colombia adelantamos para promover y asegurar una coexistencia armoniosa con la biodiversidad.
Asocolflores está impulsando una estrategia para que las nuevas generaciones se enamoren del campo y de la floricultura. ¿De qué se trata?
Desde hace cuatro años Asocolflores lidera “NextGen”, una iniciativa de su junta directiva para cultivar las nuevas generaciones que hoy desarrolla tres acciones principales y permanentes para alcanzar sus objetivos. En primer lugar, promueve el relacionamiento entre los nuevos líderes empresariales, permitiendo que se conozcan, amplíen su rango de acción y se comuniquen para comprender más esta iniciativa. Así se crea una comunidad joven y colaborativa, que se reconoce como actor principal en el futuro del sector.
Por otra parte, se desarrollan actividades para adquirir conocimiento, intercambiarlo e identificar desde su perspectiva los retos y oportunidades existentes para construir una hoja de ruta para las empresas.
Los avances tecnológicos, la forma de incorporarlos en los cultivos, la cadena logística, los cambios sociales, políticos y económicos y la transformación de la forma de producir y consumir, son parte de sus temáticas.
La tercera acción, aún en implementación, aborda la transferencia de conocimiento. Asocolflores busca que las generaciones mayores asuman un rol de mentoría. Construir las bases para que las generaciones emergentes comprendan la naturaleza de esta actividad y conozcan sus aciertos y desaciertos es ineludible. El conocimiento de los individuos que han dedicado hasta 50 años de su vida a esta labor se debe transmitir a los lideres en formación.
Finalmente, “NextGen” también trabaja para atraer jóvenes trabajadores, profesionales y operativos, que vean en el campo una oportunidad llena de beneficios. El relevo generacional en la floricultura es inminente y necesario en todas sus dimensiones.