Revista Nacional de Agricultura
Edición 1025 – Mayo 2022

Criticado y ponderado, lo cierto es que este esfuerzo de integración ha sido uno de los dinamizadores más grandes que ha tenido la economía colombiana.

El 15 de mayo del 2012 se materializó la aventura comercial más ambiciosa en que se haya embarcado Colombia a lo largo de toda su historia. Ese día entró en vigor el Acuerdo de Promoción Comercial Colombia-Estados Unidos, o el Tratado de Libre Comercio con la economía más poderosa del mundo, cuyas negociaciones –en extremo difíciles, especialmente para el sector agropecuario–, comenzaron en el 2004.

Criticado y ponderado por las distintas vertientes de la opinión pública, lo cierto es que el citado esfuerzo de integración ha sido uno de los dinamizadores más grandes que ha tenido la economía colombiana. Así lo patentizan cifras entregadas por la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia: entre el 2012 y el 2021, Colombia exportó a todo el mundo US$101.348.9 millones, de los cuáles 32% correspondió a Estados Unidos. El año pasado, el país del norte participó con 27% de las exportaciones colombianas: US$10.959.8 millones de US$41.223.9 millones.

Evolución de exportaciones a Estados Unidos

Según el Dane, citado por la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, la evolución de las exportaciones colombianas indica una disminución de la dependencia minero-energética y una diversificación importante de la canasta exportadora. “El mensaje para los empresarios continúa siendo el avance de este camino. Colombia ha avanzado y debe proveer circunstancias y reglas estables en términos de inversión”, dice AmCham Colombia, institución que nos suministró los siguientes datos:

En general, los productos que más se han vendido en lo que va del TLC, además de los minero-energéticos, a pesar de su reducción, han sido flores (US$10.960.8 millones), café y sus derivados ($10.517.2 millones), confecciones (US$2.510.9 millones); frutas (US$1.943.7 millones), aluminio (US$1.655.7 millones), y plástico (US$1.593.8 millones).

En el 2021, en medio de la reactivación económica, los principales sectores no minero-energéticos que mostraron crecimientos fueron: plásticos, que pasaron de US$141.7 millones en el 2020 a US$235.6 millones el año pasado (66.2% más); aluminio (de US$245.2 millones a US$ 347.5, para un crecimiento de 41.7%); textil (sumó US$305.7 millones, 36.2% más); café y derivados (US$1.346.4 millones, 28.2% más que en el 2020); flores (pasó de US$1.136,3 millones en el 2020 a US$1.356.2 millones el año pasado, para un crecimiento de 19.3%), y frutas (US$188.8 pasaron a US$210.8, con un incremento de 11.7%).

Actualmente, Colombia exporta 666 productos agrícolas y agroindustriales al mercado estadounidense aprovechando las ventajas de acceso que ofrece el TLC, de los cuales 101 cumplen con los correspondientes requisitos fitosanitarios exigidos por el Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal, Aphis (por sus siglas en inglés).

¿Frustraciones? ¿Pendientes? Según AmCham Colombia, entre los pendientes está un mayor aprovechamiento del tratado. Hemos venido avanzando, pero aún no sacamos provecho de todo el potencial que tiene el mercado de Estados Unidos. Hay que seguir trabajando para reducir la brecha en productividad y competitividad, y así responder de mejor manera a las necesidades de los consumidores. También hay que fortalecer la cultura exportadora para que las empresas vean más allá del mercado local y hacer de las exportaciones un elemento estratégico de su gestión.

Refrescando la memoria 

La génesis del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos se encuentra casi treinta años atrás, cuando en el marco de la Cumbre de las Américas (Miami, diciembre de 1994), se propone, por iniciativa de Estados Unidos, la creación del Área de Libre Comercio de las Américas, Alca, que debería entrar en vigencia el 2005. Pero la idea de crear el “acuerdo comercial más grande del mundo” termina por fracasar, pues aparece una visión distinta de lo que debería ser la integración americana, liderada por Venezuela (con un Hugo Chávez interesado de tiempo atrás en la creación de una confederación que integrara a los países latinoamericanos y caribeños).

En efecto, las pretensiones de Estados Unidos encuentran una gran resistencia por parte de cuatro gobernantes suramericanos, “que no solo se opusieron, sino que cuestionaron el proceso económico de América Latina subordinado al Consenso de Washington, es decir, al neoliberalismo”, dicen Juan J. Paz y Miño C., en análisis para Historia y Presente. Se refiere a Néstor Kirchner (Argentina), Luis Ignacio Lula da Silva (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Hugo Chávez (Venezuela), “quien tuvo un protagonismo contundente contra el proyecto de Bush y quien, además, fue el promotor central en la creación del Alba (Alianza Bolivariana para América), en diciembre de 2004”.

Descartada la creación del Alca, a finales del 2003, el gobierno de George W. Bush le notifica al Congreso de Estados Unidos su intención de abrir negociaciones de libre comercio, pero solo con Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Eran los mismos países que estaban cobijados desde 1991 por la Ley de Preferencias Arancelarias Andina, Atpa (por sus siglas en inglés), gracias a la cual Estados Unidos les concedía entrada de mercancía libre de impuestos.

Al final, Bolivia se excluye de esta iniciativa e ingresa al Alba (más tarde denominada Alianza para los Pueblos de Nuestra América), inicialmente solo suscrita por Venezuela y Cuba (país que no figuraba en los planes del Alca), pero a la cual ingresan más tarde Nicaragua, Dominica, Honduras, Antigua y Barbuda y San Vicente y las Granadinas. Honduras se desvincula poco después de esfuerzo integracionista.

En el campo anecdótico, se recuerda la intervención de Hugo Chávez (noviembre del 2005) en el estadio de Mar del Plata, Argentina, ciudad donde estaba reunida la IV Cumbre de las Américas. En esa oportunidad, ante una concentración de movimientos de la izquierda latinoamericana y detractores de la globalización, el presidente venezolano animó a los asistentes: “Vamos a decirlo: Alca, Alca, al carajo… ¿Quién enterró al Alca? Los pueblos de América enterramos al Alca, hoy, aquí en Mar del Plata“.

¿Por qué fracasó también el Alba? Por la falta de confianza en el modelo económico que pretendía instaurar, el cual se “basaba en la cooperación, complementariedad y reciprocidad, acompañado de un desarrollo endógeno”, asegura Juan Pablo Vicentes Perez, en su tesis de su maestría en Relaciones Internacionales (U. Javeriana), titulada Alba-TCP: ¿Podrá el Alba convertirse en una integración económica, social y política?

Argumenta Vicentes Perez: Es importante explicar que aunque la política subvencionista y diplomacia petrolera aplicada por el presidente Hugo Chávez, al igual que su discurso en contra de Estados Unidos y los países identificados con el neoliberalismo han sido unas de las razones para que varias naciones engrosaran las filas del Alba, se observa claramente la falta de instrumentos que permitan una real consolidación y cohesión económica en el interior de este bloque regional; pues la gran mayoría de sus integrantes, tienen relaciones comerciales y TLC con naciones de orden neoliberal, las cuales, aunque son criticadas por ellos mismos, son instrumentos que permiten garantizar su sostenimiento y crecimiento económico.

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Gremios frente al TLC

Fedearroz: de amenaza a oportunidad

El arroz, en el mundo, ha sido el producto agrícola con mayores subsidios y ayudas, principalmente en países desarrollados, que buscan garantizar su seguridad alimentaria. En el TLC con Estados Unidos, el sector arrocero mantuvo la protección que corrige las distorsiones causadas por dichas subvenciones, con lo que logró una liberación gradual a un plazo de diecinueve años, es decir, que a la fecha no hemos tenido una liberación total. Pero desde el inicio de la liberación se cuenta con un cupo libre de aranceles, que es otorgado mediante un mecanismo de subasta, que administra la empresa Col-Rice en Estados Unidos. 

El sector arrocero colombiano, ha recibido, a través de Fedearroz, 50% de los recursos que otorga dicha subasta, con los cuales se han hecho múltiples inversiones para mejorar la competitividad de los productores. Es así como se han financiado programas como el de Adopción Masiva de Tecnología (Amtec), que brinda asistencia técnica integral. También se otorgan créditos a tasas muy favorables para renovación de maquinaria o para instalación de plantas de secamiento en finca. 

Adicionalmente, se han instalado cuatro plantas de secamiento, almacenamiento y trilla en Valledupar, Cesar; Pore, Casanare; Puerto López, Meta, y El Espinal, Tolima. En la actualidad, estamos desarrollando otros proyectos innovadores, como la construcción de un Centro de Gestión del Recurso Hídrico, para apoyar la investigación en variedades y en general todo lo relacionado con el uso óptimo del agua, que permita a los productores reducir los costos, disminuir el impacto ambiental del cultivo y ser más competitivos 

En definitiva, la amenaza del TLC la convertimos en una oportunidad para ganar eficiencia y mejorar competitividad, permitiendo garantizar el abastecimiento a los consumidores colombianos con un producto de excelente calidad a los mejores precios.

Porkcolombia: El consumo de carne pasó de 6 a 12.2 kilogramos

El porcícola fue el sector pecuario menos favorecido en lo que respecta a las condiciones de competencia que se acordaron en el TLC, debido a que se estableció un periodo corto de desgravación de solo cinco años, sin contingentes. Se partió de un arancel base de 30% para las partidas asociadas a carnes congelada y refrigerada, junto a embutidos, que se denominaron “primer grupo”; el “segundo grupo”, se partió de un arancel base de 20%, e implicó un descuento de 4% por año, y la partida de tocino sin partes magras se desgravó inmediatamente, desde la entrada en vigor del TLC.

El aumento de la oferta anual de producto importado con menor arancel permitió que las importaciones de carne de cerdo y sus subproductos pasaran de 36.692 toneladas en el 2012 a 131.417 en el 2021, un crecimiento promedio año de 21%, muy por encima del ritmo de crecimiento de la producción nacional: 8.1%.

El incremento de la oferta del producto importado y el crecimiento continuo de la producción nacional, llevaron a que el consumo de carne per cápita pasara de 6 a 12.2 kilogramos. De igual forma, la participación del producto importado en el consumo pasó de 10% en el 2012 a 21% en el 2021.

La producción nacional se ha incrementado de 243 mil toneladas en el 2012 a 491 mil en el 2021, para una tasa promedio anual de 8.1%. En este periodo, la inversión por cuenta propia que se ha hecho en tecnificación de la cadena productiva, principalmente en infraestructura de beneficio, producción o maquila de alimento balanceado, la comercialización de sus productos a través de puntos propios, y un mayor valor agregado.