Revista Nacional de Agricultura
Edición 1003 – Mayo 2020
El pertenecer al sector de los alimentos nos ha dado una ventaja muy grande, dice empresario de la palma.
Agrícola y Pecuaria del Río es una empresa familiar, con sede en Armenia. Tiene operaciones agrícolas en varias partes del país, en palma de aceite, cítricos, café, ganadería y agricultura de granos. Luis Fernando Jaramillo, directivo, habla de su experiencia, en este caso, como palmicultor.
P.: ¿Cómo le ha ido con la pandemia?
R.: Siento que en términos generales nos ha ido bien, a pesar de todo lo que está pasando. Uno observa sectores que están completamente paralizados y otros que están trabajando a media marcha. Nosotros estamos trabajando a toda marcha pero con restricciones, en medio de un nuevo panorama de cuidado sanitario. Creo que el hecho de pertenecer al sector de los alimentos nos ha dado una ventaja muy grande.
Para la entrega del fruto no hemos tenido problemas, pero para la venta del aceite en la extractora sí ha habido una retención muy fuerte en el mercado, lo que nos ha obligado a hacer grandes esfuerzos para darle flujo al producto. Por otra parte, los precios se han caído mucho, mientras que los fertilizantes y agroquímicos se han encarecido.
P.: ¿Y en los cultivos?
R.: Inicialmente, tuvimos unas dificultades con el personal porque la gente estaba atemorizada, pero cuando vieron las medidas que habíamos tomado a partir de los protocolos que Fedepalma nos ha venido suministrando, comenzó a sentir confianza. Por supuesto que el personal ha tenido cierta restricción en la movilidad intermunicipal, lo que nos ha obligado a reasignar algunas actividades, como algunas de mantenimiento (deshojes, controles de arvenses, etc.) y a mantener aquellas que no dan espera, como la recolección y el control de plagas y enfermedades.
P.: ¿Pero ustedes no solamente son cultivadores de palma?
R.: Sí, producimos maíz, fríjol soya, cítricos, ganado y café. Tenemos un esquema asociativo muy novedoso: Alianza Organización Manantiales, que aglutina fincas y que es manejado con un esquema transversal de gerencia única, de sistema comercial único y de sistema administrativo único, lo que nos permite tener cierta relevancia en el mercado, aunque individualmente es pequeño. Es un esquema que desarrollé cuando estuve en la gerencia general de la compañía.
P.: ¿Cuántas fincas hacen parte de esa alianza y qué producción suman?
R.: Tenemos casi 4 mil hectáreas agrupadas, con una producción de palma de aceite de unas 15 mil toneladas; en maíz y fríjol soya, unas 7 mil toneladas; en ganadería, mil cabezas sacrificadas al año; en café, unas 3.800 arrobas, y en cítricos y aguacate, cerca de 15 mil toneladas.
Este modelo ha demostrado que podemos bajar el costo de la administración, que en una empresa relativamente grande es del orden de 10% de las ventas. En una mediana como es nuestro modelo, que factura en conjunto unos $22.000 millones, la administración puede representar 8%. Entonces, haciendo una administración austera y eficiente, con una operación técnicamente sustentada, más una operación comercial acertada, logramos buenos resultados. Una de las cosas que padecíamos cuando no existía la alianza es que nuestros productos en muchos casos no nos permitían mantener una oferta permanente; pero ahora sí, lo que nos da una posición ventajosa en el mercado.
P.: ¿Fue muy difícil convencer a la gente de las bondades del esquema?
R.: Por supuesto, pero hemos vivido una coyuntura que nos ha permitido seguir creciendo, pero de una manera inteligente porque las unidades productivas no pueden estar muy apartadas. Pero la gente apenas ve cómo les va, se convence, al punto que no hemos tenido deserciones.
P.: ¿Alguna queja?
R.: Pienso que el gobierno ha hecho un buen manejo de la pandemia, y está muy comprometido, a lo cual los ciudadanos debemos corresponder. Pero hay un asunto que es bastante complicado: el de los bancos. Uno acepta que ese es su negocio y que son libres de estimar el riesgo de las empresas que acuden a ellos. Nosotros hemos podido obtener algún crédito de reserva para eventuales dificultades, pero muchos de nuestros colegas no porque el banco siente que constituyen un riesgo muy alto. Entonces, me parece que la gran falla está en esa percepción del riesgo, que impide que muchas de las actividades fluyan como todos quisiéramos, como debiera ser.