Revista Nacional de Agricultura
Edición 1016 – Julio 2021

Colombia se acaba de conseguir un valioso logro sanitario que le ayudará a la avicultura a mejorar la competitividad y a encontrar oportunidades en los mercados externos. Pero nadie se puede dormir sobre los laureles.

Especialmente, dos patologías les crispan los nervios a los productores avícolas alrededor del mundo, por el enorme daño económico que les causan a las industrias del pollo, el huevo y la genética: la influenza aviar y el Newcastle, ambas de tipo respiratorio. De la segunda hay un negro recuerdo: en 1950, cuando este virus llegó al país, prácticamente acabó con la industria avícola, al matar a 12 de los 18 millones de aves que por ese entonces conformaban el galpón nacional*. 

Por fortuna, la influenza aviar –altamente mortífera ella para las aves–, no existe en Colombia, y del Newcastle hace dos años que no se recibe notificación alguna de su presencia en el territorio nacional.

Esto último, fruto de un largo y complejo esfuerzo articulado entre la autoridad sanitaria nacional, el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y el sector privado, representado por Fenavi, el cual alcanzó su propósito a mediados del presente mes: el reconocimiento, por parte de la Organización Mundial de Epizootias, OIE, de Colombia como país libre de Newcastle de alta virulencia (el velogénico vicerotrópico). Algo para sacar pecho.

Colombia es un país que cumple con los requisitos para proceder a la autodeclaración de la totalidad de su territorio como libre de la enfermedad de Newcastle, ya que cuenta con las evidencias de ausencia de circulación viral y, adicionalmente, ha implementado dentro de sus políticas nacionales la estrategia de erradicación inmediata de cualquier brote de la enfermedad”, dijo Luis Barcos, representante de la OIE para las Américas.

Este logro, que se materializó gracias al Programa Nacional de Control y Erradicación de la Enfermedad de Newcastle,  tiene toda la trascendencia del caso, puesto que dicha patología –con la cual los avicultores colombianos vienen lidiando desde hace setentaiún años–, no solo causa elevadas tasas de morbilidad y mortalidad entre las aves, sino mermas en la producción, sobrecostos por cuenta de los tratamientos que es preciso aplicar y declaratoria de cuarentenas. También, y cosa grave, le resta competitividad a la avicultura y le cierra los mercados externos, por ser una enfermedad de obligatoria notificación.

Al referirse a este hecho, el presidente ejecutivo de Fenavi, Gonzalo Moreno, manifestó: “En medio de un entorno complejo, estamos viviendo un hito muy positivo tanto para Colombia como para nuestra avicultura al autodeclararnos como país libre de Newcastle notificable. Este reconocimiento de la OIE, es un claro ejemplo de que el trabajo entre el sector privado y el público, y la administración correcta de los recursos públicos, en este caso del Fonav, pueden rendir grandes frutos en beneficio de los colombianos”.

Ahora les corresponde, muy especialmente a los productores avícolas, no bajar la guardia para no perder esa bendición de la OIE, lograda después de tanto tiempo y esfuerzos.

*La industria avícola colombiana, 1528-2000. Óscar Rivera García.

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La avicultura comienza a escribir una nueva historia

Para la gerente general del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Deyanira Barrero León, la alianza público-privada entre este organismo y Fenavi, fue decisiva para conseguir de la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE, el reconocimiento de Colombia como país libre de la enfermedad de Newcastle de alta virulencia.

Revista Nacional de Agricultura: ¿Qué significa para el país y la avicultura este reconocimiento?

Deyanira Barreo León: Este reconocimiento o validación del trabajo técnico que hemos hecho en Colombia es muy importante para el sector avícola en su conjunto, esto es, para pequeños, medianos y grandes productores. Con este logro, no solo se mejoran la situación sanitaria de la avicultura y, por ende la rentabilidad del negocio,  sino que se abren oportunidades para la exportación de productos avícolas.

La alianza público-privada entre el ICA y Fenavi, que llevaba unos buenos años luchando contra esta enfermedad –trabajo que fue reforzado visiblemente a partir del 2015–, dio sus frutos, y a partir de ahora el sector avícola va a empezar a escribir una nueva historia.   

R.N.A.: ¿Hay alguna cifra que ilustre el monto de los recursos económicos que demandó el trabajo para llegar al reconocimiento de la OIE?

D.B.L.: Podemos hablar de $40.000 millones, desde el 2015, $19.000 millones de los cuales corresponden a recursos del Fondo Nacional Avícola, Fonav, y otro tanto a los aportes del ICA. Pero también tenemos cifras de los últimos brotes que atendimos, entre los cuales están, por ejemplo, los del Tolima, que demandaron de nosotros cerca de $3.500 millones. Todos estos costos se refieren a la atención de las medidas sanitarias, la vigilancia, los muestreos y otros ítems, pero hay otro que no tenemos cuantificado, como lo son las inversiones que ha hecho la industria en bioseguridad y asistencia técnica, las cuales son elevadas.    

R.N.A.: ¿Desde cuándo no se reportan casos de Newcastle de alta virulencia en el país?

D.B.L.: El último caso fue en septiembre del 2019, en el Atlántico, lo que quiere decir que completamos veintitrés meses sin registrar ningún caso positivo de Newcastle de alta virulencia. 

R.N.A.: ¿Qué fue lo más difícil para conseguir el reconocimiento?

D.B.L.: Algo que hemos venido superando: la consecución de presupuesto, de los recursos financieros para fortalecer todas las actividades que demanda la lucha contra esta enfermedad. El país debe darle sostenibilidad a este importante logro, con los recursos suficientes.Otro esfuerzo grande que se hizo fue el de la concientización y educación sanitaria, sobre todo entre pequeños y medianos productores, que son fundamentales en la vigilancia y notificación de sospechas.

R.N.A.: ¿Qué lecciones deja esta experiencia de un trabajo articulado entre el ICA y Fenavi?

D.B.L.: Este logro demuestra que las alianzas público-privadas son el camino correcto y que es necesario fortalecer la del ICA y Fenavi porque en ella se suman esfuerzos que complementan las capacidades técnicas de los dos actores. Esta alianza tuvo un peso significativo en la evaluación que hizo la OIE para tomar la decisión de declarar a Colombia país libre del Newcastle.

R.N.A.: ¿Conseguido este reconocimiento, qué sigue para que Colombia pueda preservar este estatus?

D.B.L.: En esta alianza, nosotros hemos escrito los lineamientos, tenemos una carta de navegación con unos objetivos muy claros, tanto en materia de responsabilidad del ICA como del sector avícola. Pero la sostenibilidad de esta condición de país libre de Newcastle, lo reitero, pasa por asegurar los recursos financieros necesarios y por asegurar que se mantenga el talento humano que tenemos en el ICA, para llegar mejor preparados ante cualquier contingencia o reinfección que se pueda presentar.

Igualmente, tenemos trazado un programa de diplomacia sanitaria para lograr la aceptación de productos avícolas en mercados internacionales, el cual muestra avances, especialmente con Estados Unidos. Realmente, estábamos esperando la validación de la OIE para anexarla al expediente que hemos presentado a la autoridad sanitaria de ese país. Pero hay que tener presente que este reconocimiento no es el fin de un propósito, porque ahora vienen muchos compromisos que demandarán un trabajo duro si queremos mantener y sacarle el mayor provecho a la condición de libres de Newcastle.  

R.N.A.: ¿Cómo está el sistema nacional de vigilancia epidemiológica?

D.B.L.: El sistema funciona pero hay que mejorarlo, especialmente en cuanto a sensores se refiere, que son terceras personas que nos ayudan a hacer la vigilancia en el territorio. Es necesario aumentar esta red, para que sea posible detectar con la mayor rapidez posible, sospechas de la enfermedad.

De otra parte, en este momento estamos adelantando un trabajo como resultado de una primera consultoría que hicimos en el 2020 con el Banco Mundial, con miras a  implementar un sistema informático para la sanidad aviar, del cual el sector avícola hará parte.

R.N.A.: ¿Qué la preocupa con relación a países vecinos?

D.B.L.: El traspatio y los gallos de pelea, debido al nivel de riesgo que constituyen. Por esta razón, dichas explotaciones también ameritan unas estrategias para mejorar su vigilancia. Ecuador tiene un programa estructurado que busca el mejoramiento sanitario, el cual es muy importante para nosotros, pero frente a Venezuela, la situación está marcada por la incertidumbre, ya que no sabemos cómo están funcionando los programas sanitarios. Claro que no podríamos negar ni confirmar la presencia de Newcastle en ese país, pero hasta donde sabemos, no tienen un programa estructurado para la erradicación de la enfermedad.

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Se necesitan más granjas bioseguras

Según Diana Sarita Nieto Jaime, uno de los trabajos más serios y complejos que Colombia haya desarrollado hasta la fecha en el campo de la sanidad animal, es, sin duda, el de la lucha contra la enfermedad del Newcastle, causante de enormes pérdidas a la avicultura mundial. Ella es voz autorizada, como que desde hace doce años está al frente del Programa Técnico de Fenavi, partícipe activo en el Programa Nacional de Control y Erradicación de dicha patología, que hoy muestra su mayor logro: la autodeclaración de Colombia como país libre de esta enfermedad, avalada por la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE.

Dice esta epidemióloga que dicho resultado es fruto del trabajo conjunto de tres actores: el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Fenavi y los avicultores colombianos, especialmente desde el 2008, cuando quedaron comprometidos a hacer frente común contra la mencionada patología. Ese año, por medio de la Ley 1255, el gobierno nacional declaró de interés social nacional y como prioridad sanitaria, la creación de un programa encaminado a evitar el ingreso al país de la influenza aviar, así como a controlar y erradicar la enfermedad del Newcastle en todo el territorio nacional.

“De todas formas, desde el 2005, el ICA y Fenavi estaban trabajando para lograr que algunas zonas del país fueran declaradas libres de la enfermedad, en el marco de esfuerzos de tipo piloto, bajo las recomendaciones de la OIE. Estos esfuerzos fueron la antesala del trabajo que llevaría a la declaratoria de país libre de Newcastle”, revela.

El 2015, vino a marcar otro momento decisivo en el trabajo contra el Newcastle, cuando el programa sanitario es reformulado y se le introduce el enfoque de erradicación de la enfermedad por zonas, como respuesta a la limitación de recursos, que impedía la erradicación en todo territorio nacional. Esta estrategia contemplaba, entre otros, los siguientes lineamientos: el fortalecimiento institucional, el desarrollo documental, la prevención de ingreso de Newcastle, la bioseguridad, la vigilancia epidemiológica, el control de focos y sistema de emergencia, la vacunación en atención de focos, la capacidad diagnóstica y la vacunación de aves de traspatio.

Larga es la lista de dificultades que debe sortear un propósito como este, que busca nada menos que el mejoramiento del estatus sanitario de la avicultura, para que esta industria mejore su competitividad y pueda insertarse en los mercados externos, cerrados para aquellos países donde está presente esta patología.

“En este caso y en primer lugar, hay que mencionar las dificultades económicas, que en un principio impedían atender una gestión de tanta envergadura y complejidad como el control y erradicación del Newcastle, en un país del tamaño de Colombia, con fronteras tan extensas, con un elevado número de avicultores y con una economía campesina para la cual las aves de traspatio son importantes”, asegura Nieto Jaime.

Un segundo obstáculo, responde, fue la dificultad para trabajar de manera más estrecha con el ICA en un comienzo, debido a distintas razones. Pero la situación fue superada a partir del 2015, cuando mejoró la confianza entre el Instituto y Fenavi, lo que permitió meterle el acelerador al Programa Nacional de Control y Erradicación de la Enfermedad de Newcastle, con los resultados que ya conocemos: Colombia, libre de esta patología.

Otra de las dificultades que tuvo que encarar la lucha contra el Newcaslte –y que aún persiste– es que, según la directora del Programa Técnico de Fenavi, algunos avicultores no han entendido la importancia de obtener el Certificado de Granja Biosegura. Un plantel avícola bioseguro, explica, es el mejor aporte que los productores de pollo y huevo le pueden hacer para la preservación y mejoramiento del estatus sanitario nacional. 

Especialmente, dos patologías les crispan los nervios a los productores avícolas alrededor del mundo, por el enorme daño económico que les causan a las industrias del pollo, el huevo y la genética: la influenza aviar y el Newcastle, ambas de tipo respiratorio. De la segunda hay un negro recuerdo: en 1950, cuando este virus llegó al país, prácticamente acabó con la industria avícola, al matar a 12 de los 18 millones de aves que por ese entonces conformaban el galpón nacional*. 

Por fortuna, la influenza aviar –altamente mortífera ella para las aves–, no existe en Colombia, y del Newcastle hace dos años que no se recibe notificación alguna de su presencia en el territorio nacional.

Esto último, fruto de un largo y complejo esfuerzo articulado entre la autoridad sanitaria nacional, el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y el sector privado, representado por Fenavi, el cual alcanzó su propósito a mediados del presente mes: el reconocimiento, por parte de la Organización Mundial de Epizootias, OIE, de Colombia como país libre de Newcastle de alta virulencia (el velogénico vicerotrópico). Algo para sacar pecho.

Colombia es un país que cumple con los requisitos para proceder a la autodeclaración de la totalidad de su territorio como libre de la enfermedad de Newcastle, ya que cuenta con las evidencias de ausencia de circulación viral y, adicionalmente, ha implementado dentro de sus políticas nacionales la estrategia de erradicación inmediata de cualquier brote de la enfermedad”, dijo Luis Barcos, representante de la OIE para las Américas.

Este logro, que se materializó gracias al Programa Nacional de Control y Erradicación de la Enfermedad de Newcastle,  tiene toda la trascendencia del caso, puesto que dicha patología –con la cual los avicultores colombianos vienen lidiando desde hace setentaiún años–, no solo causa elevadas tasas de morbilidad y mortalidad entre las aves, sino mermas en la producción, sobrecostos por cuenta de los tratamientos que es preciso aplicar y declaratoria de cuarentenas. También, y cosa grave, le resta competitividad a la avicultura y le cierra los mercados externos, por ser una enfermedad de obligatoria notificación.

Al referirse a este hecho, el presidente ejecutivo de Fenavi, Gonzalo Moreno, manifestó: “En medio de un entorno complejo, estamos viviendo un hito muy positivo tanto para Colombia como para nuestra avicultura al autodeclararnos como país libre de Newcastle notificable. Este reconocimiento de la OIE, es un claro ejemplo de que el trabajo entre el sector privado y el público, y la administración correcta de los recursos públicos, en este caso del Fonav, pueden rendir grandes frutos en beneficio de los colombianos”.

Ahora les corresponde, muy especialmente a los productores avícolas, no bajar la guardia para no perder esa bendición de la OIE, lograda después de tanto tiempo y esfuerzos.

*La industria avícola colombiana, 1528-2000. Óscar Rivera García.

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La avicultura comienza a escribir una nueva historia

Para la gerente general del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Deyanira Barrero León, la alianza público-privada entre este organismo y Fenavi, fue decisiva para conseguir de la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE, el reconocimiento de Colombia como país libre de la enfermedad de Newcastle de alta virulencia.

Revista Nacional de Agricultura: ¿Qué significa para el país y la avicultura este reconocimiento?

Deyanira Barreo León: Este reconocimiento o validación del trabajo técnico que hemos hecho en Colombia es muy importante para el sector avícola en su conjunto, esto es, para pequeños, medianos y grandes productores. Con este logro, no solo se mejoran la situación sanitaria de la avicultura y, por ende la rentabilidad del negocio,  sino que se abren oportunidades para la exportación de productos avícolas.

La alianza público-privada entre el ICA y Fenavi, que llevaba unos buenos años luchando contra esta enfermedad –trabajo que fue reforzado visiblemente a partir del 2015–, dio sus frutos, y a partir de ahora el sector avícola va a empezar a escribir una nueva historia.   

R.N.A.: ¿Hay alguna cifra que ilustre el monto de los recursos económicos que demandó el trabajo para llegar al reconocimiento de la OIE?

D.B.L.: Podemos hablar de $40.000 millones, desde el 2015, $19.000 millones de los cuales corresponden a recursos del Fondo Nacional Avícola, Fonav, y otro tanto a los aportes del ICA. Pero también tenemos cifras de los últimos brotes que atendimos, entre los cuales están, por ejemplo, los del Tolima, que demandaron de nosotros cerca de $3.500 millones. Todos estos costos se refieren a la atención de las medidas sanitarias, la vigilancia, los muestreos y otros ítems, pero hay otro que no tenemos cuantificado, como lo son las inversiones que ha hecho la industria en bioseguridad y asistencia técnica, las cuales son elevadas.    

R.N.A.: ¿Desde cuándo no se reportan casos de Newcastle de alta virulencia en el país?

D.B.L.: El último caso fue en septiembre del 2019, en el Atlántico, lo que quiere decir que completamos veintitrés meses sin registrar ningún caso positivo de Newcastle de alta virulencia. 

R.N.A.: ¿Qué fue lo más difícil para conseguir el reconocimiento?

D.B.L.: Algo que hemos venido superando: la consecución de presupuesto, de los recursos financieros para fortalecer todas las actividades que demanda la lucha contra esta enfermedad. El país debe darle sostenibilidad a este importante logro, con los recursos suficientes.Otro esfuerzo grande que se hizo fue el de la concientización y educación sanitaria, sobre todo entre pequeños y medianos productores, que son fundamentales en la vigilancia y notificación de sospechas.

R.N.A.: ¿Qué lecciones deja esta experiencia de un trabajo articulado entre el ICA y Fenavi?

D.B.L.: Este logro demuestra que las alianzas público-privadas son el camino correcto y que es necesario fortalecer la del ICA y Fenavi porque en ella se suman esfuerzos que complementan las capacidades técnicas de los dos actores. Esta alianza tuvo un peso significativo en la evaluación que hizo la OIE para tomar la decisión de declarar a Colombia país libre del Newcastle.

R.N.A.: ¿Conseguido este reconocimiento, qué sigue para que Colombia pueda preservar este estatus?

D.B.L.: En esta alianza, nosotros hemos escrito los lineamientos, tenemos una carta de navegación con unos objetivos muy claros, tanto en materia de responsabilidad del ICA como del sector avícola. Pero la sostenibilidad de esta condición de país libre de Newcastle, lo reitero, pasa por asegurar los recursos financieros necesarios y por asegurar que se mantenga el talento humano que tenemos en el ICA, para llegar mejor preparados ante cualquier contingencia o reinfección que se pueda presentar.

Igualmente, tenemos trazado un programa de diplomacia sanitaria para lograr la aceptación de productos avícolas en mercados internacionales, el cual muestra avances, especialmente con Estados Unidos. Realmente, estábamos esperando la validación de la OIE para anexarla al expediente que hemos presentado a la autoridad sanitaria de ese país. Pero hay que tener presente que este reconocimiento no es el fin de un propósito, porque ahora vienen muchos compromisos que demandarán un trabajo duro si queremos mantener y sacarle el mayor provecho a la condición de libres de Newcastle.  

R.N.A.: ¿Cómo está el sistema nacional de vigilancia epidemiológica?

D.B.L.: El sistema funciona pero hay que mejorarlo, especialmente en cuanto a sensores se refiere, que son terceras personas que nos ayudan a hacer la vigilancia en el territorio. Es necesario aumentar esta red, para que sea posible detectar con la mayor rapidez posible, sospechas de la enfermedad.

De otra parte, en este momento estamos adelantando un trabajo como resultado de una primera consultoría que hicimos en el 2020 con el Banco Mundial, con miras a  implementar un sistema informático para la sanidad aviar, del cual el sector avícola hará parte.

R.N.A.: ¿Qué la preocupa con relación a países vecinos?

D.B.L.: El traspatio y los gallos de pelea, debido al nivel de riesgo que constituyen. Por esta razón, dichas explotaciones también ameritan unas estrategias para mejorar su vigilancia. Ecuador tiene un programa estructurado que busca el mejoramiento sanitario, el cual es muy importante para nosotros, pero frente a Venezuela, la situación está marcada por la incertidumbre, ya que no sabemos cómo están funcionando los programas sanitarios. Claro que no podríamos negar ni confirmar la presencia de Newcastle en ese país, pero hasta donde sabemos, no tienen un programa estructurado para la erradicación de la enfermedad.

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Se necesitan más granjas bioseguras

Según Diana Sarita Nieto Jaime, uno de los trabajos más serios y complejos que Colombia haya desarrollado hasta la fecha en el campo de la sanidad animal, es, sin duda, el de la lucha contra la enfermedad del Newcastle, causante de enormes pérdidas a la avicultura mundial. Ella es voz autorizada, como que desde hace doce años está al frente del Programa Técnico de Fenavi, partícipe activo en el Programa Nacional de Control y Erradicación de dicha patología, que hoy muestra su mayor logro: la autodeclaración de Colombia como país libre de esta enfermedad, avalada por la Organización Mundial de Sanidad Animal, OIE.

Dice esta epidemióloga que dicho resultado es fruto del trabajo conjunto de tres actores: el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Fenavi y los avicultores colombianos, especialmente desde el 2008, cuando quedaron comprometidos a hacer frente común contra la mencionada patología. Ese año, por medio de la Ley 1255, el gobierno nacional declaró de interés social nacional y como prioridad sanitaria, la creación de un programa encaminado a evitar el ingreso al país de la influenza aviar, así como a controlar y erradicar la enfermedad del Newcastle en todo el territorio nacional.

“De todas formas, desde el 2005, el ICA y Fenavi estaban trabajando para lograr que algunas zonas del país fueran declaradas libres de la enfermedad, en el marco de esfuerzos de tipo piloto, bajo las recomendaciones de la OIE. Estos esfuerzos fueron la antesala del trabajo que llevaría a la declaratoria de país libre de Newcastle”, revela.

El 2015, vino a marcar otro momento decisivo en el trabajo contra el Newcastle, cuando el programa sanitario es reformulado y se le introduce el enfoque de erradicación de la enfermedad por zonas, como respuesta a la limitación de recursos, que impedía la erradicación en todo territorio nacional. Esta estrategia contemplaba, entre otros, los siguientes lineamientos: el fortalecimiento institucional, el desarrollo documental, la prevención de ingreso de Newcastle, la bioseguridad, la vigilancia epidemiológica, el control de focos y sistema de emergencia, la vacunación en atención de focos, la capacidad diagnóstica y la vacunación de aves de traspatio.

Larga es la lista de dificultades que debe sortear un propósito como este, que busca nada menos que el mejoramiento del estatus sanitario de la avicultura, para que esta industria mejore su competitividad y pueda insertarse en los mercados externos, cerrados para aquellos países donde está presente esta patología.

“En este caso y en primer lugar, hay que mencionar las dificultades económicas, que en un principio impedían atender una gestión de tanta envergadura y complejidad como el control y erradicación del Newcastle, en un país del tamaño de Colombia, con fronteras tan extensas, con un elevado número de avicultores y con una economía campesina para la cual las aves de traspatio son importantes”, asegura Nieto Jaime.

Un segundo obstáculo, responde, fue la dificultad para trabajar de manera más estrecha con el ICA en un comienzo, debido a distintas razones. Pero la situación fue superada a partir del 2015, cuando mejoró la confianza entre el Instituto y Fenavi, lo que permitió meterle el acelerador al Programa Nacional de Control y Erradicación de la Enfermedad de Newcastle, con los resultados que ya conocemos: Colombia, libre de esta patología.

Otra de las dificultades que tuvo que encarar la lucha contra el Newcaslte –y que aún persiste– es que, según la directora del Programa Técnico de Fenavi, algunos avicultores no han entendido la importancia de obtener el Certificado de Granja Biosegura. Un plantel avícola bioseguro, explica, es el mejor aporte que los productores de pollo y huevo le pueden hacer para la preservación y mejoramiento del estatus sanitario nacional.