Revista Nacional de Agricultura
Edición 1003 – Mayo 2020

Caída del consumo, precios bajos y un flujo de caja en niveles críticos, entre otros males, tienen a las empresas productoras de pollo contra la pared. La experiencia de Avícola Miluc.

La del pollo es una de las industrias del agro más golpeadas por la pandemia del covid-19. En Avícola Miluc, con veintidós granjas de engorde y granjas de reproductoras, plantas de incubación y de beneficio, comercializadora y cuatrocientos empleados, se patentiza esa grave situación que nadie sabe a ciencia cierta cuándo terminará, aunque todos anticipan que su efecto neto en toda la cadena del pollo será bastante dañino. Pero Adelmo Luna, gerente de esta empresa bogotana, dice que no hay que desfallecer.  

P.: ¿Cómo les está yendo a los productores de pollo en esta coyuntura tan complicada?

R.: En lo que concierne a mi sector, que es el pollo de engorde y su comercialización en Bogotá y Cundinamarca, estamos muy mal porque los asaderos, que en nuestro caso representan 70% del mercado, están cerrados. Estamos perdiendo plata por todo lado. Apenas vendemos 30% de lo que vendíamos. Esta situación llevó a Avícola Miluc a hacer una donación de 300 toneladas de pollo al Banco de Alimentos.

P.: ¿Y qué sabe de aquellos empresarios cuyo mercado grande está en puntos de venta y grandes superficies, por ejemplo?

R.: Yo también manejo puntos de venta, los cuales se han movido, lo mismo que las grandes superficies, canal este con el cual igualmente, trabajamos, a través de Colsubsidio. Sé que se ha movido en Éxito y Carulla, así como en D1, ARA y Justo & Bueno.

P.: ¿Cómo cree que va a quedar el mercado del pollo al término de esta coyuntura?  

R.: El mercado minorista, el punto de venta y los asaderos, van a salir muy resentidos. Diría, y ojalá me equivoque, que 30% de estos negocios no seguirán. Es que como nadie esperaba esto, no estábamos preparados. Mire: hasta marzo 16, la empresa venía sin endeudamiento, pero el mes pasado tuve que inyectarle $3.000 millones de créditos bancarios, sin mayores efectos, y ahora en mayo estoy buscando otros $4.000 millones para poder subsistir.

P.: ¿Y entonces cómo han hecho para alimentar los pollos?

R.: Desde hace catorce años veníamos trabajando con una empresa productora de alimentos, pagándole el concentrado de manera anticipada. Pero una semana después de que comenzó todo este problema, a raíz de que se nos cayeron las ventas, nos exigieron pagar de contado (con el chofer del camión enviábamos la plata del pedido). Posteriormente, nos abrieron un cupo de $400 millones, suficiente para un día, pero nos lo cerraron, lo que nos obligó a salir a buscar otro proveedor, con quien logramos que nos abriera un cupo de $1.300 millones. Pero ya lo copé y ahora estoy viviendo del día a día, es decir, tengo que consignarles para que me despachen el alimento. Así de grave es la situación.

Así las cosas, porque no tengo flujo de caja, a los pobres pollos los tengo aguantando hambre, la calidad se me ha dañado, los resultados se han afectado y los costos se han disparado, puesto que el animal se va por encima del ciclo. Conclusión: estoy en una situación de iliquidez.

P.: ¿Y con relación a los precios, cómo ha sido la situación?

R.: El precio del pollo en el canal mayorista ha caído fuertemente, con el agravante de que ni barato se vende. En otras palabras, no hay consumo. Estamos vendiendo a precio de quiebra pero la gente no está comprando pollo. Varios colegas coincidimos en que por el confinamiento, la gente está desayunando a las 10 de la mañana, almorzando a las 4 de la tarde y no está cenando, por lo cual el pollo ha perdido participación en estos momentos de consumo. Nosotros estábamos en Bogotá a $5.400 el kilogramo, y hoy vendemos a $3.800-4.000.

P.: Y a todo se suma el dólar caro, que para la industria avícola constituye un golpe muy fuerte, en vista de que las materias primas para el alimento de las aves son importadas.

R.: Es que estamos en medio de la tormenta perfecta: dólar para arriba, mercados para abajo, limitada ayuda de la banca y crédito cerrado por parte de los proveedores de granos y de los productos farmacéuticos veterinarios.

P.: ¿Cómo es el clima laboral el su empresa?

R.: Me reuní con toda mi gente y he tomado medidas administrativas, que de pronto, pueden verse como un “atropello”, porque eliminamos las bonificaciones por productividad para bajar gastos. Por fortuna, ha habido comprensión entre el personal. En ese mismo propósito, los socios dueños de granjas no están cobrando arriendo y la directiva de la empresa no va a cobrar el salario durante un mes o mes y medio.