Las organizaciones son un sistema vivo, no una máquina
El coaching no está reservado para los líderes, sino que en lo posible debe llevarse a todos los miembros de la organización, dice experta.
Cada vez más líderes, más empresarios, están tocando las puertas del coaching, no solo para conocer y desarrollar sus habilidades personales y así lograr sus metas, sino también para conseguir acompañamiento en el direccionamiento estratégico de sus organizaciones. Diálogo con María Paula Cabrera Liévano, administradora de empresas del Colegio de Estudios Superiores de Administración, Cesa, MBA de la Universidad de Tampa, Coach ontológico de Newfield Network, actual life coach de Coherencia & Sentido.
Revista Nacional de Agricultura: ¿A su juicio, cuáles po- drían ser las fallas más protuberantes de los empresarios, de los líderes colombianos?
María Paula Cabrera Liévano: Una de las más visibles, aquí y en todo el mundo, es ignorar que a las organizaciones las hacen su equipo humano y sus clientes. Cuando desconocemos las inquietudes y necesidades de nuestro equipo y nos dedicamos a solamente asignar tareas o responsabilidades, sencillamente estamos desconectados de ese ser humano que está ahí, que trabaja porque necesita un ingreso para subsistir, pero que le da igual estar aquí o en otro lugar. Existen numerosas organizaciones que han pasado por varias generaciones y diferentes estilos de liderazgo, y en la transición se han desconectado de su propósito, del porqué existen, y por lo tanto en su equipo de trabajo no hay alineación ni metas comunes, cada cual rema en su propio sentido.
Otro espacio de oportunidad tiene que ver con la capacitación que brindan a sus equipos, la cual generalmente está limitada al mejor desempeño de las tareas diarias (cómo hacer más rápido el proceso, cuáles son las nuevas técnicas, etc.), lo cual es importante, pero descuidando la capa- citación del ser humano como tal. Aunque cada vez más, encontramos organizaciones que dedican espacios para hablar con su gente, para conversar sobre sus miedos, preocupaciones, inquietudes, para expandir su ser. Como seres humanos actuamos en coherencia con lo que sentimos.
Por otro lado, estamos dando pasos en hablar del liderazgo desde ese líder como ser humano, que siente, piensa y tiene una historia, pero aun en muchas organizaciones vemos el líder como jefe, como el que manda. Muchas veces el líder no se conoce, y ante situaciones difíciles se sorprende de su actuar. Se dedica a predecir, controlar, y responder, pero poco a hacerse preguntas como por ejemplo: ¿Qué me importa cuidar? ¿Desde qué estado de ánimo estoy tomando decisiones, desde la rabia, el miedo, la ansiedad, etc.? ¿Me es fácil pedir ayuda o prefiero hacer todo yo, así sepa que no voy a cumplir? ¿Confío en mi equipo, en mi líder?
Un asunto que vemos a diario en las compañías es la falta de confianza entre sus líderes. No podemos comprometernos con otros si hay sospecha, duda, falta de sinceridad, desconocimiento del compromiso del otro. Es común que las organizaciones busquen mantener al día sus procesos, crecer su rentabilidad y reducir sus costos. Si bien esto es importante, necesitamos más empresarios, más líderes, que aprendan a conversar, a validar al otro como un ser legítimo, a respetar la diferencia, a escuchar, a pedir.
R.N.A.: ¿Los líderes son concientes de que no se conocen a sí mismos?
M.P.C.L.: No solo los líderes. El vacío existencial que sienten muchas personas que habían comprado la idea que hay que tener, ganar y saber para ser felices, pero que lo que han encontrado es ansiedad, soledad y tristeza, nos está llevando a un nuevo lugar. Afortunadamente, cada día somos más las personas que buscan un “sentido”.
R.N.A.: ¿En la medida en que las personas son más concientes de sus problemas, más fácilmente acuden a los coaches en busca de entrenamiento?
M.P.C.L.: Realmente no son problemas, son quiebres de los cuales queremos hacernos cargo. Como seres humanos, ejecutamos unas acciones para producir un resultado. ¿Qué es lo primero que buscamos cuando no estamos logrando el resultado? Modificar las acciones, la técnica, la práctica, cambiamos al líder, rotamos el personal. Lo que hacemos a través del coaching ontológico es buscar que este observador del mundo pueda ampliar su visión y por lo tanto obtener una baraja con nuevas posibilidades de acciones que produzcan el resultado deseado.
Adicionalmente, acompañamos el direccionamiento estratégico y una práctica de liderazgo basada en el compromiso y no en el cumplimiento, donde “cumplo y miento”. Las organizaciones son sistemas vivos, no una máquina. No es preciso el nivel de resultado. Desde esta práctica de liderazgo, acompañamos a las organizaciones a ver cuál es el quiebre que están viviendo o quieren generar, cuál es su brecha entre donde está y donde quiere llegar, y genera mos conversaciones alrededor de distinciones ontológicas que nos permitirán lograrlo.
R.N.A.: ¿Quiénes están acudiendo más al coaching, los jóvenes o los mayores?
M.P.C.L.: Gente de todas las edades. En la generación de los millenians hay un gran interés de explorar nuevas formas de aprendizaje. Ellos no compran el cuento tradicional de trabajar para comprar carro, casa y finca. Es más, creen que estamos locos y por eso no entran en el juego de hacer y hacer, de ganar y ganar. Las organizaciones tradicionales, que funcionan con grandes estructuras jerárquicas, donde la cabeza y sus líderes están lejos de su equipo humano y sus clientes, que son monótonas, sin innovación, no les interesan a estos jóvenes. Ellos nos buscan desde el vacío y la tristeza de no pertenecer. Como ellos no conciben una vida rutinaria, son grandes generadores de cambio, y han elegido ser protagonistas de su vida. Debemos escucharlos con un poco más de cuidado.
Están también otras generaciones, como la de los sabios, los que dominan la experiencia, los que han aprendido a través de los golpes de la vida. En Colombia, son los que han vivido la guerra, el terrorismo, las amenazas, la incertidumbre, lo que hace que su lealtad y entrega sea total. Éstos líderes ahora están pensando en dejar su legado, en cómo trascender, y se hacen cargo de esta inquietud a través de muchas conversaciones.
R.N.A.: ¿Pero no solo el coaching es para el líder o empresario, sino también para su personal?
M.P.C.L.: Por supuesto. Lo vemos como una transformación cultural, un cambio en el estado de ánimo de los que hacen parte de la organización.