Revista Nacional de Agricultura
Edición 1029 – Septiembre 2022

En el país ya hay ciento setenta y cinco proyectos que ofrecen este instrumento de financiación y otros en proceso de certificación.

Aunque pocos lo saben, Colombia es el país más avanzado de América Latina en cuanto hace al mercado de bonos de carbono, que va en ascenso en el mundo entero y que constituye una oportunidad financiera interesante para algunos cultivos, entre ellos, la palma de aceite, los bosques comerciales, el café y el caucho. Hablamos con Francisco Ocampo Trujillo, presidente de la Asociación Colombiana de Actores del Mercado de Carbono, Asocarbono, quien le propone a la SAC un intercambio de conocimientos y expectativas, e invita a sus gremios afiliados a conocer el mercado de los bonos de carbono.

Revista Nacional de Agricultura: ¿Qué tanto ha avanzado Colombia en materia de bonos de carbono?

Francisco Ocampo Trujillo: Colombia ha venido desarrollando el mercado nacional de carbono a partir de la creación del Impuesto Nacional al Carbono, que se creó en la reforma tributaria del 2016 y de la reglamentación a la compensación de dicho tributo, con el Decreto 926 del 1° de julio del 2017. En la actualidad, el país cuenta con 175 proyectos debidamente certificados, en capacidad de ofrecer bonos de carbono a compradores potenciales, que son los distribuidores de combustibles fósiles líquidos, quienes son gravados con dicho impuesto al momento de su compra; pero si presentan bonos de carbono, no tienen que pagarlo

Pero también existe el mercado voluntario internacional. A partir de las decisiones de la COP 26, de Glasgow, el año pasado, y a raíz de la reglamentación del Artículo 6 del Acuerdo de París, se ha presentado una explosión en la demanda de bonos de carbono en el mundo.

Igualmente, en Colombia, se está buscando que las empresas inicien procesos de carbono-neutralidad, es decir, que reduzcan su huella de carbono y compensen otra parte de esa huella. Compensación que se consigue a través de la compra de bonos.

Durante los cinco años de funcionamiento de este instrumento en Colombia, se han transado más de 78 millones de certificados o bonos de carbono, para la no causación del impuesto al carbono, y otra cantidad importante para el mercado voluntario internacional, con transacciones que pueden ascender a $1 billón. Además, se cuenta con un espacio importante para cubrir la demanda potencial de la compensación del mencionado impuesto en la demanda total de los volúmenes de consumo de los combustibles fósiles gravados.

R.N.A.: ¿Esos 175 proyectos certificados que Usted menciona, a qué áreas corresponden?

F.O.T.: Principalmente a tres: forestación-reforestación; proyectos REDD+* o de reducción de deforestación y proyectos de energía. Hay algunos otros productos, como manejo de residuos sólidos, transportes y modernización industrial. Las demandas de bonos desde el exterior se hacen principalmente por parte de brokers o intermediarios que los compran para ofrecerlos en los mercados de los países de donde provienen, generalmente, de economías desarrolladas.

R.N.A.: ¿Cómo está Colombia en materia de bonos de carbono, frente a economías similares, como la peruana, la chilena y mexicana?

F.O.T.: Colombia es pionera en el desarrollo de su mercado de carbono, a raíz de la creación del impuesto al carbono y del mecanismo de no causación. Estos instrumentos constituyen una ventaja comparativa frente a otros países de América Latina. En términos de mercado voluntario, Colombia tiene la oportunidad de ofrecer sus proyectos, y mientras más proyectos tenga, más posibilidades tendrá de vender bonos en el mercado internacional, donde existe una alta demanda.

México está desarrollando el mecanismo de transacciones de cupos de emisiones, que es un mercado diferente al nuestro y que aquí está en procesos de reglamentación para entrar a operar a partir del 2025. En Chile, avanzan en la reglamentación de la compensación del impuesto al carbono, que allí también existe desde hace algunos años, y Brasil está comenzando con estos procesos. Otros países se encuentran estudiando estos asuntos para diseñar mecanismos propios.

En América en general, pueden existir proyectos que ofrezcan bonos de carbono a escala internacional, pero no cuentan con un mercado interno propio como sí lo tiene Colombia. Entonces, nosotros estamos más avanzados que otros países de América Latina.

R.N.A.: ¿Un bono de carbono, que equivale a una tonelada de CO2, vale lo mismo en Colombia que en Brasil o Costa Rica, por ejemplo?

F.O.T.: Los precios no son los mismos. En Colombia, el Impuesto Nacional al Carbono tiene un precio tope que fue fijado en la reforma tributaria del 2016: empezó en $15 mil y se indexa anualmente con la inflación más 1%. Entonces, hoy hablamos de $18.829. Y a partir de este valor, que es el tope del impuesto, se hacen transacciones por un menor valor, porque es el incentivo económico que tienen quienes compensan el impuesto al carbono. En dólares, eso representa 4.30. Entonces, en Colombia, las transacciones para este mercado interno se efectúan por menos de esos US$4.30, generalmente, entre 60 y 90% del valor tope del impuesto, dependiendo de las condiciones del mercado y de la oportunidad en la que se trance.

En el mercado voluntario internacional se están ofreciendo precios más altos. El análisis que conocemos sobre los precios del 2022 hablan de un promedio de unos US$6.50-7 por bono de carbono. Pero como son transacciones libres, no hay un precio determinado, sino que este lo establece el mercado.

R.N.A.: ¿Cómo se miden los contenidos de carbono?

F.O.T.: Hay empresas que tienen unos estándares, unas metodologías, para medir las reducciones de las emisiones de gases efecto invernadero, según el tipo de proyecto que se desarrolle. Hay proyectos de carácter forestal, siembra de árboles, en los que se mide la captura de carbono de la atmósfera para el crecimiento de la biomasa forestal por la fotosíntesis de la biomasa vegetal. También existen proyectos de reducción de la deforestación, que lo que miden son los stocks de carbono de un bosque natural, que, talándose, emitiría gases efecto invernadero a la atmósfera. Y así mismo, hay metodologías de medición de reducción de emisiones para proyectos de energía, de transporte sostenible, de manejo de residuos sólidos y de agricultura sostenible, entre otros.

R.N.A.: ¿Quién hace esas mediciones?

F.O.T.: Las mediciones las hacen auditores terceras partes, empresas especializadas que conocen las metodologías. Cada programa de certificación o estándar se relaciona con algunos de esos auditores para que hagan estas tareas (que en el proceso de certificación se llaman validación de la formulación del proyecto) y el cálculo de las reducciones de las emisiones de gases a futuro de un proyecto. Posteriormente, cuando el proyecto está en actividad, verifican las mediciones. Esos auditores son entidades de evaluación de la conformidad.

R.N.A.: ¿Quién hace la intermediación de la compraventa de los bonos?

F.O.T.: Depende. En muchas ocasiones son negociaciones directas entre vendedor y comprador, llamando vendedor al dueño del proyecto. Pero también hay intermediarios o brokers, que compran bonos de carbono para vendérselos a terceros. Estos agentes actúan principalmente en los mercados internacionales, pero en Colombia también los hay.

R.N.A.: ¿Qué tanto ha venido creciendo el Colombia el apetito por los bonos de carbono? 

F.O.T.: A partir del 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París, se está dando esta nueva dinámica del mercado de los bonos, el cual ha venido creciendo de manera importante. En Colombia, han tenido un desarrollo interesante, al punto que cuando empezó el proceso de la no causación del impuesto al carbono, en el país había sesenta proyectos y hoy hay ciento setenta y cinco, así como un buen número en proceso de certificación. Entonces, el crecimiento del mercado es exponencial. En estos días escuchaba cifras de las transacciones del año pasado, que hablan de más de US$100.000 millones en el mundo. Las perspectivas de crecimiento del mercado son muy importantes.

R.N.A.: ¿Qué ventajas económicas o incentivos ofrecen los bonos para las compañías compradoras?

F.O.T.: En Colombia, como lo hemos dicho, empresas que aplican a la no causación del impuesto al carbono y compran bonos a un valor menor. Y en general, como en el mundo, los bonos de carbono son un instrumento de financiación para el desarrollo de proyectos de mitigación de emisiones de gases efecto invernadero. Son un incentivo para quienes tienen los proyectos, que les permite atender las inversiones que deben hacer. Y para quienes los compran, son un instrumento que reduce el pago de diferentes tipos de impuesto: en los países desarrollados es la compensación a la reducción de las emisiones en la fuente. 

R.N.A.: ¿Cuáles son los cultivos o actividades agropecuarias que pueden beneficiarse de venta de bonos?

F.O.T.: Los bosques comerciales y la restauración de bosques. También las actividades silvopastoriles y proyectos de agricultura sostenible, que reduzca las emisiones de gases efecto invernadero (menor uso de agroquímicos y otros insumos que emiten dichos gases, por ejemplo). Confieso que en este campo no soy experto, pero lo que sí sé es que existen metodologías para las mediciones, que podrían aplicarse en el país.

R.N.A.: En Colombia, la palma de aceite, el caucho y el café, venden bonos. ¿También podrían hacerlo el arroz, la caña de azúcar, el banano, etc.?

F.O.T.: Depende de la existencia de metodologías que midan la reducción de las emisiones de gases por parte de esos cultivos. Si estas existen eso sería posible. No conozco las escalas a las cuales eso sería posible, pero eso podemos consultarlo y acercar la SAC a los certificadores para que le ofrezca una información mucho más precisa. Pero sé que en arroz hay proyectos en el mundo. Lo que sí es claro es que el carbono lo que le brinda a una empresa agrícola es un adicional financiero, una mayor rentabilidad. Entonces, en cada caso, en cada cultivo, las metodologías, las condiciones y las escalas son diferentes.

R.N.A.: ¿Cuál es el monto mínimo de una compra de bonos de carbono?

F.O.T.: No hay un valor mínimo. Yo, como persona natural, puedo comprar un bono de carbono para compensar mi huella de carbono. Claro, la escala de las empresas va a depender del volumen de carbono que tengan, o del comprador de bonos para no causación del impuesto, pues va a depender de las necesidades que tenga para hacer su compensación del impuesto.

R.N.A.: ¿Cómo se les paga a los vendedores de los bonos?

F.O.T.: Generalmente, hay una tríada de actores: el inversionista, el desarrollador y el propietario de la tierra, pero el esquema puede reducirse a dos si el propietario de la tierra es el mismo inversionista (por ejemplo, una empresa productora de alimentos). En esa asociación, se hacen acuerdos para la distribución de los beneficios; por ejemplo: 10% para el desarrollador, 20% para el inversionista y 70% para el dueño de la tierra o actividad.

R.N.A.: ¿Cuáles son las mayores dificultades encuentra la colocación de estos bonos en el sector agropecuario?

F.O.T.: El desconocimiento de este instrumento, el escepticismo y la falta de una regulación apropiada que facilite el flujo de este instrumento en el país.

R.N.A.: ¿Desde el punto de vista tributario cómo funcionan los bonos para quien los vende?

F.O.T.: No tienen IVA y deben pagar impuestos por ingresos, por renta.

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* REDD+ es un mecanismo creado por las Naciones Unidas para combatir el cambio climático a través de la reducción de las emisiones de CO2 producidas por la deforestación y degradación de los bosques. Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques “+” conservación y aumento de las reservas de carbono, manejo sostenible de los bosques y mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades que habitan el territorio