Revista Nacional de Agricultura
Edición 1031 – Noviembre 2022
Se trata, no solo de articular la agenda de seguridad alimentaria en los territorios, a través de una oferta nutricional accesible a los colombianos, sino de mejorar la productividad y mitigar el cambio climático.
El X Congreso Internacional de la Industria Láctea, que tuvo lugar el mes pasado, organizado por Asoleche, definió cinco puntos sobre los cuales debe trabajar de manera articulada el sector lácteo colombiano. Son ellos: Fortalecer la política de seguridad alimentaria, Incrementar la productividad y calidad de los procesos y productos, Fortalecer los esquemas colaborativos e integradores entre los eslabones de la cadena, Consolidar un ordenamiento territorial que permita aprovechar mejor los recursos, y Fortalecer los esquemas para la internacionalización
La presidenta ejecutiva de Asoleche, Andrea González Cárdenas, se refiere a los citados cinco desafíos:
1. Fortalecer la política de seguridad alimentaria a través de la disponibilidad, acceso y nutrición con productos lácteos para los colombianos. Reducir el hambre y la desnutrición a través del consumo de la leche y sus derivados, en atención al Objetivo de Desarrollo Sostenible Hambre Cero, y partiendo de los programas de alimentación escolar, las compras públicas, el rol de la política social y el aumento en la productividad agropecuaria, son parte de los desafíos que debemos seguir trabajando de manera articulada.
2. Incrementar la productividad y calidad de los procesos y productos en la cadena para ser más sostenibles. La ciencia, tecnología e innovación con enfoque sostenible, junto con la transferencia de conocimiento y asistencia técnica, transformarían el camino hacia la productividad y la calidad que queremos.
Si se compara la productividad nacional media, frente a los referentes internacionales, Colombia se encuentra 50-75% por debajo. La implementación de prácticas ganaderas de sanidad e inocuidad, es fundamental para que el país pueda mejorar estos indicadores. Así mismo, la genética resulta determinante para que estos resultados sean satisfactorios. Aunque Colombia tiene ganaderos con resultados similares a los de países líderes, también existe una amplia brecha en territorios en los cuales esto no se logra, dado el tamaño de muchos de ellos, o los lugares donde se encuentran, pues la logística limita su desarrollo.
De igual forma, mejorar la calidad sanitaria es fundamental. La dimensión social de la actividad, especialmente relacionada con los productores de pequeña escala, nos muestra una cadena altamente heterogénea que requiere superar las brechas del campo colombiano y del desarrollo productivo. La producción y comercialización de leche es dispersa, lo que ocasiona ineficiencias, hace difícil el acceso a cadenas de valor formal y dificulta el control.
3. Fortalecimiento de esquemas colaborativos e integradores entre los eslabones de la cadena. El trabajo colaborativo es la forma de mantener la presencia en los mercados. El cambio de paradigma y de lenguaje ha conducido a países como España, Argentina, Nueva Zelanda y Estados Unidos a crecer en los mercados internacionales, impulsados por un consumidor que exige productos que den cuenta de su bienestar y responsabilidad con la sociedad.
Una de cada dos unidades de producción ganadera para producción de leche es menor a 5 hectáreas, y 95% es menor a 100, muchas de ellas están dispersas, de acuerdo con los estudios de la Unidad de Planificación Rural Agropecuario, Upra. Si el objetivo es que las alianzas con productores sean sostenibles, se debe tener en cuenta la vocación del productor, su intención para participar de manera colectiva, los criterios de aptitud física y ecosistémica de las microrregiones, la infraestructura vial y tecnológica, y también una oferta pública sectorial que estabilice los territorios. La cadena, por décadas, ha trabajado por alianzas sostenibles; sin embargo, estas se ven limitadas cuando no gozan de este tipo de posibilidades.
4. Consolidar un ordenamiento territorial que permita aprovechar mejor los recursos. Articular la oferta de los recursos físicos, económicos e institucionales para proveer de manera ordenada y suficiente los mercados, asegura inversiones sostenibles que estimulan la competitividad de la cadena láctea, acompañados de la gestión de los diferentes aliados en los territorios.
5. Fortalecimiento efectivo de esquemas para la internacionalización. Esto se evidencia con la experiencia de España o de Estados Unidos, que crecientemente fueron llegando a otros mercados con productos diferenciados, composiciones innovadoras, combinaciones que respondieran a las necesidades más específicas.
Este es un asunto en el que nos encontramos trabajando. En el país existe una brecha en el consumo, es decir, mientras que la recomendación per cápita es de 170 litros de leche, nos encontramos en 148. Suplir ese faltante requiere también mayor producción, y de ahí la necesaria productividad que use de manera más eficiente los recursos, pero que también les ofrezca a los colombianos los componentes nutricionales que necesitan. Colombia tiene la capacidad de exportar y lo viene haciendo; no obstante, estamos haciendo esfuerzos para consolidar ofertas exportadoras en los mercados más cercanos.
Finalmente, Andrea González dijo: lo fundamental es el aporte de todos para alcanzar la meta de Hambre Cero. De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud y Protección Social, 54.2% de la población sufre de insuficiencia alimentaria, lo cual está altamente relacionado con los elevados niveles de pobreza que tiene el país. Se trata, entonces, no solo de articular la agenda de seguridad alimentaria en los territorios, a través de una oferta nutricional disponible y accesible a los colombianos, sino de mejorar la productividad y mitigar la variabilidad y cambio climático que impactan las cadenas alimenticias del país. Mejorar la calidad e inocuidad en los alimentos y el agua, es trascendental para alcanzar la meta, así como los programas sociales, la alimentación escolar y la educación.