Revista Nacional de Agricultura
Edición 1020 – Noviembre 2021
Con una inversión cercana a los US$30 millones, se viene desarrollando en el país un interesante programa que beneficiará a 5 mil familias cacaoteras, a través, no solo de la profesionalización de la cadena de valor del grano, sino de su fortalecimiento en igualdad de género, desarrollo organizacional empresarial y técnico ambiental. Los recursos provienen del gobierno canadiense y de importantes empresas colombianas, que le han apostado a dicho producto como dinamizador de la economía rural.
Al frente de la iniciativa se encuentra la Sociedad de Cooperación para el Desarrollo Internacional, Socodevi, ONG canadiense que ya completó cuarenta años de existencia, con trabajos en África, Asia, Europa Oriental y América Latina. En esta parte del mundo, además de Colombia –donde hace presencia desde el 2013–, la institución también está comprometida en acciones económicas y sociales en Perú, Bolivia, Honduras, Guatemala y Haití. Su experticia se concentra sobre todo en desarrollo rural, pero también trabaja en proyectos de vivienda, salud y seguros.
El programa al que nos referimos es Agroemprende Cacao, que se puso en marcha en el 2019 y deberá culminar en el 2025. Putumayo, Meta, Santander, Boyacá y Cesar son el centro de operaciones de esta iniciativa que trabaja con organizaciones cacaocultoras, bajo el concepto de agroforestería, y cuya génesis está en Procompite, otro esfuerzo de Socodevi, que entre el 2014 y el 2019, desarrolló en el país programas de pimienta, leche, sandía, café y cacao.
Según Rubén Escamilla Hernández, representante de Socodevi en Colombia, el objetivo de esta iniciativa es profesionalizar la cadena del cacao, y mejorar así la producción, la productividad, la genética, la comercialización y, por ende, las condiciones de vida de los beneficiarios. “Solo trabajamos con familias que involucren mujeres –familias a las que llamamos empresas familiares–. Incluso, cuando encontramos organizaciones de productores en las que no existía participación femenina, convencimos a sus directivas de la importancia de tener mujeres en las instancias de decisión. Además, la mujer debe participar en el manejo del cultivo (porque el cacao es un árbol de familia), y debe recibir su justa parte al momento de la venta. Creo que la mitad de nuestros beneficiarios son mujeres”, dice.
Gracias a que Colombia es un país de ingreso medio, explica Escamilla Hernández, Socodevi pudo encontrar el apoyo financiero (cofinanciación) de importantes compañías que comprendieron que una cadena de valor como la del cacao no se construye en uno o dos años.
Estos aliados estratégicos, que aportan 50% de lo que cuesta Agroemprende Cacao, son: Prodeco, Cancillería, Fundación Nutresa y Compañía Nacional de Chocolates, en Becerril, La Jagua, La Paz, Pueblo Bello (Cesar). Mansarovar, en Puerto Boyacá (Boyacá), Puerto Nare (Antioquia) y Bolívar y Cimitarra (Santander). Furatena Cacao SAS, en Pauna, Otanche, San Pablo de Borbur, Muzo y Quípama (Boyacá). Ecopetrol, en Villavicencio, Acacías, Guamal, Cubaral, El Dorado, Granada, Castilla La Nueva, El Castillo, San Martín, San Carlos de Guaroa, Puerto Lleras, Mesetas, Lejanías, Vista Hermosa y Puerto Rico (Meta), San Miguel, Orito y Valle del Guamuez (Putumayo). Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional, GIZ, en Mesetas, Lejanías, Vista y Hermosa y Puerto Rico (Meta). Gran Tierra, en Puerto Guzmán, Puerto Asís, Villa Garzón y Mocoa (Putumayo). Conservación Internacional, en Piamonte (Cauca).
A los beneficiarios, que ya suman 3.500 (de los 5 mil programados), aparte del acompañamiento agronómico propiamente dicho, se les garantiza un material genético de primera calidad; seguimiento en todo lo relacionado con la visión empresarial, contable y administrativa de las organizaciones, y acompañamiento para que estas se vayan consolidando y juntando para tener empresas regionales más fuertes y con mayores volúmenes, con economías de escala, y así hacer rentables los procesos. Adicional a esto hay un trabajo fuerte con miras a estandarizar la calidad, para lo cual se construyen centrales de beneficio. Finalmente, está la comercialización, que será uno de los grandes desafíos para los próximos años, con importantes aliados estratégicos como la Compañía Nacional de Chocolates y Casa Luker.
“Es que precisamente uno de los propósitos de Agroemprende Cacao dejar unas fundaciones fuertes para que la gente pueda seguir avanzando con la cadena”, asegura el representante de Socodevi para Colombia, quien es un convencido de que en la medida en que los cultivadores se profesionalicen, comienzan a verse de otra manera y a no esperar que este u otro proyecto los sostenga, sino que ellos buscan ser rentables.
“Este es, precisamente, uno de los puntos estratégicos, de quiebre. Lo que buscamos es lograr lo que pudieron los cafeteros después de muchos años de trabajo. Para el cacao, queremos, entonces, que sea marca-país, con calidades reconocidas en el mundo y con volúmenes suficientes, en lo que Ecuador y Perú nos llevan una gran ventaja, aunque nosotros tenemos cacaos muy buenos. El reto es pasar de esa potencialidad a hechos que se traduzcan en precios, y que estos se vean reflejados en el bienestar de las familias”.
Por eso –agrega–, aunque hay una política cacaocultura, el país tiene que ser más agresivo en esta búsqueda, especialmente, de nichos de mercado en el exterior, diferenciados, de calidad, de sabor y aroma. Y también hay que trabajar en regiones muy inestables, como el Putumayo y la Serranía del Perijá, donde hay muy buenos cacaos.
Según Escamilla Hernández, quien considera que mejorar la productividad es una tarea titánica, en Colombia, donde aún es bajo el rendimiento por hectárea (unos 250 kilogramos de cacao), la producción, al final del proyecto, que comprende 3.500 hectáreas, va a depender de varios factores, pero la expectativa es que las organizaciones beneficiadas lleguen a unos 350 kilogramos, de acuerdo con el manejo cultural del cultivo y otras condiciones. Así podrá haber familias con 700 kilogramos, pero también algunas con 240.
De acuerdo con las condiciones del programa, los beneficiarios no reciben recursos en efectivo, sino que, mediante un esquema de corresponsabilidad, se elaboran unos planes de inversión en finca, y las organizaciones de productores aportan unos recursos económicos que entran a alimentar un fondo de capitalización para atender dichas inversiones. “Y cuando vemos que la organización maneja una buena gobernanza, que está empoderando a la mujer, que tiene ganas, vamos profundizando la relación”, comenta.
Para las centrales de beneficio, centros de acopio y algunos equipos, Socodevi dispone de unos recursos que se trabajan en el marco de convenios que se hacen igualmente con las organizaciones de cacaocultores.
Aunque Agroemprende Cacao finaliza en el 2025, no es descartable que se diseña una segunda fase, ya que el proceso es muy joven, y seguramente varias de las organizaciones de cultivadores van a pasar a otro estadio, lo que demandará otro tipo de ayudas.
Consultado si Agroemprende Cacao se ha visto de alguna manera afectado por los problemas de inseguridad que se viven en muchas zonas cacaoteras, Escamilla Hernández responde que por fortuna no, “quizá porque el nuestro no es un programa de sustitución de cultivos, sino de mejoramiento de la economía rural. Estamos donde ya había cacao, para renovarlo y sembrar”.
En cuanto a la posibilidad de que esta ONG se comprometa con otro tipo de proyectos en Colombia, Rubén Escamilla dice que eso lo mirarán a su debido tiempo. “Por supuesto que nos interesaría seguir trabajando en Colombia, que es un país muy interesante, con muchas potencialidades en distintos frentes de los sectores agropecuario y cooperativo, así como en centros poblados, en ciudades intermedias. El abanico de trabajo de Socodevi es amplio. Somos una ONG pero con visión empresarial para generar riqueza colectiva, para generar opciones de vida digna”, asegura.
Finalmente, asegura que con Fedecacao existe un relacionamiento porque al final tratamos de estar lo más articulados posible con la política-país cacaotera, para no transitar por caminos diferentes, ya que este es un trabajo de sinergias de equipo.