Revista Nacional de Agricultura
Edición 1014 – Mayo 2021

Qué cantidad de reflexiones nos quedan del momento tan difícil que ha vivido Colombia desde hace más de dos meses.

Aunque confieso que no termino de resolver qué resulta más doloroso, si pensar en el pasado, en los destrozos que los bloqueos a las vías les han dejado al país, a los ciudadanos, a la economía y, por supuesto, a nuestro sector agropecuario; recordar las imágenes de la comida perdida, desperdiciada, los rostros de los trabajadores angustiados porque los han amenazado, porque les han impedido ir a sus lugares de trabajo, en la preocupación de los productores de alimentos, de nuestros afiliados, porque a como dé lugar tenemos que cumplirle al país, como hasta hoy, como siempre, o pensar en el futuro, en las implicaciones de lo que ocurre hoy tendrá a largo plazo, en el precedente que esta situación le deja a nuestro país.

Me resulta también inevitable preguntarme, ¿quién responde? Claro, la resiliencia y la pujanza de los productores del campo dan cuenta de que seguiremos trabajando, de que seguiremos abasteciendo a Colombia; pero las pérdidas, pérdidas son y se reflejan en empleos en riesgo, en empleos perdidos, en quiebras, en bajas rentabilidades, en la imposibilidad de pagar los créditos y, lo que puede ser peor, en que a futuro no se puedan garantizar los ciclos de producción habituales.

Por eso es muy importante que estos hechos no queden en la impunidad, porque quienes tienen responsabilidad, no solo material, sino intelectual en los bloqueos, son también responsables de la violación de un sinnúmero de derechos de la mayoría de ciudadanos, entre los que se cuentan el derecho a la vida, que pasa por el derecho a la alimentación, el derecho a la libre movilidad y el derecho al trabajo, entre otros.

Quienes materializaron los bloqueos y quienes están detrás de ellos, son responsables de poner en jaque a la economía colombiana, de haber hecho, para el caso del sector agropecuario, lo que la pandemia no pudo hacer con el campo colombiano.

Estamos ante un punto de no retorno, en el que resulta imperativo que la justicia colombiana siente un precedente.

Desde la Sociedad de Agricultores de Colombia confiamos en que, si bien no se trata de una operación de días, más temprano que tarde se hará efectivo el cumplimiento de la Ley y, con judicializaciones, el Estado colombiano sentará un precedente de no impunidad, de respeto por los derechos de los ciudadanos, un precedente de que aquí la Ley es para cumplirla.

Pero si no existen las herramientas suficientes, si las leyes se quedan cortas, abogamos y estamos listos para trabajar, de la mano de nuestros equipos jurídicos, en la construcción de bases que impidan que se vuelva a atentar de esta forma contra la integridad y el futuro de todo el país.