Revista Nacional de Agricultura
Edición 1008 – Octubre 2020
Bajo el lema “Cultivar, nutrir, preservar. Juntos. Nuestras acciones son nuestro futuro”, se celebró esta fecha.
Desde 1979, la FAO proclamó el 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación, una celebración que coincide con el aniversario de esta organización, que hoy en día se acoge en ciento cincuenta países y tiene como objetivo concientizar a los habitantes del mundo sobre el problema alimentario y fortalecer la solidaridad en torno a la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Con la celebración del Día Mundial de la Alimentación, la FAO busca llamar la atención sobre la producción agrícola en todos los países y la necesidad de hacer mayores esfuerzos nacionales, bilaterales, multilaterales y no gubernamentales para ese fin, estimular la cooperación económica y técnica entre países en desarrollo, promover la participación de las poblaciones rurales, especialmente de las mujeres y de los grupos menos privilegiados, en las decisiones y actividades que afectan sus condiciones de vida. Igualmente, pretende aumentar la conciencia pública del problema del hambre en el mundo, promover la transferencia de tecnologías y fomentar el sentido de solidaridad nacional e internacional en la lucha contra el hambre, la malnutrición, la pobreza, así como resaltar los avances conseguidos en materia de desarrollo alimentario y agrícola.
Este 2020, el Día Mundial de la Alimentación se celebra bajo el lema “Cultivar, nutrir, preservar. Juntos. Nuestras acciones son nuestro futuro”.
La FAO destaca que la de este año se trata de una celebración absolutamente atípica por el gran impacto que la pandemia de la covid-19 ha generado en cuanto a la seguridad alimentaria, la alimentación, la nutrición de los ciudadanos y la pobreza a escala mundial.
Por eso, este año, el Día Mundial de la Alimentación hace un llamado a la solidaridad internacional para ayudar a todas las poblaciones, y especialmente a las más vulnerables, a que se recuperen de la pandemia, y a hacer que los sistemas alimentarios sean más resilientes y robustos, ofreciendo dietas saludables, asequibles y sostenibles para todos, así como calidad de vida digna para todos aquellos que trabajan en la cadena alimentaria.
En el Día Mundial de la Alimentación se hace un llamado a todos los ciudadanos, sin importar el papel que desempeñen en la sociedad, a que se sumen a la transformación de nuestros sistemas alimentarios, cambiando la manera de producir, transformar, consumir e, incluso, desperdiciar alimentos, partiendo también de la premisa de que ninguna acción puede aspirar a ser trasnformadora si no logra ser colectiva o inclusiva.
Cultivar y preservar debe dejar de ser un dilema en la sociedad para transformarse en la realidad que adopten a escala mundial los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, es lo que plantea la FAO, “cultivar una variedad de alimentos para nutrir a una población en crecimiento y preservar el planeta juntos”.
¡Reconstruir mejor!
Nuestros sistemas alimentarios están desequilibrados. Aunque el mundo ha avanzado significativamente en la mejora de la productividad agrícola y hoy en día se producen alimentos más que suficientes para alimentarnos a todos, el hambre, la obesidad, la degradación del medio ambiente, la pérdida de diversidad agrobiológica, el desperdicio de alimentos y la falta de seguridad de los trabajadores de la cadena alimentaria, son evidencia de esto.
Para la FAO, la pandemia nos ha obligado a desarrollar e implementar planes de recuperación, que pueden ser también la oportunidad perfecta para adoptar soluciones innovadoras, basadas en evidencia científica, para mejorar nuestros sistemas alimentarios y reconstruir mejor.
Datos para reflexionar
Más de 2.000 millones de personas no tienen acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes, y la demanda de alimentos aumentará, dado que se espera que la población mundial alcance casi 10.000 millones en el 2050.
Según el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2020, unos 135 millones de personas en cincuenta y cinco países y territorios sufren inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia alimentaria, nutricional y de medios de vida urgente.
Cada año se pierde cerca de 14% de los alimentos producidos para el consumo humano antes de llegar al mercado mayorista.
Más de 3.000 millones de personas en el mundo carecen de acceso a internet y la mayoría de ellas viven en zonas rurales y remotas. Los pequeños agricultores necesitan un mayor acceso a financiación, capacitación, innovación y tecnología para mejorar sus medios de vida.
El impacto de la malnutrición en todas sus formas –desnutrición, carencia de micronutrientes, así como sobrepeso y obesidad–, en la economía mundial se estima en US$3.5 billones al año.
Casi 690 millones de personas padecen hambre, 10 millones más que en 2019. La pandemia de covid-19 podría añadir entre 83 y 132 millones de personas a esta cifra, dependiendo de la perspectiva de crecimiento económico.