Revista Nacional de Agricultura
Edición 1022 – Febrero 2022

En muy pocas palabras, dieciséis afiliados a la SAC contaron para este Especial cómo les fue el año pasado y expresan su optimismo frente al 2022. 

Como ya es tradición, esta revista invitó a los afiliados a la SAC a presentar un breve balance del año que acaba de terminar y a aventurar un pronóstico para el 2022. Qué fue lo bueno y lo malo del 2021, y cómo observa el 2002, son las tres preguntas que respondieron en esta oportunidad, 15 organizaciones gremiales.

En términos generales, el pasado fue un año bueno, un año en el que el sector agropecuario pudo volver a respirar, después de que la pandemia del covid-19 comenzara a ceder. Esto, pese al enorme daño causado por el bloqueo de vías y las protestas al margen de la Ley, así como al encarecimiento de los costos de producción. ¿Y el 2022? Será un año de oportunidades.

FEDECACAO 

Lo bueno del 2021. El pasado fue un año excepcionalmente bueno. Alcanzamos la producción histórica en año cacaotero más alta: por encima de 70.205 toneladas, pero también finalizamos con un nuevo récord en producción: 69.040 toneladas, 127% más que hace quince años. Fue un año igualmente muy importante en cuanto a renovación de cacaotales: 9.600 hectáreas, con un muy importante apoyo del Ministerio de Agricultura, gracias al cual renovamos 4 mil. También logramos, con el apoyo del Congreso de la República y el gobierno nacional, el ingreso de Colombia a la Organización Internacional del Cacao, ICCO. Otra buena noticia fue que, una vez más, nuestro cacao resultó premiado en el Salón del Chocolate (París), con una muestra de nuestro productor Alex Antonio Ayala Alemán, de Valencia, Córdoba, quien ganó el galardón de Bronce, como el tercer mejor cacao de Suramérica. Así mismo, destacamos nuestro Chocoshow, la feria del cacao y chocolate, que llegó a su tercera versión y que se está posicionando como la más importante del país en la materia. Tuvimos más de 14 mil visitantes en taquilla, y una rueda de negocios que dejó más de $5.100 millones en acuerdos comerciales.

Lo malo del 2021. Definitivamente, lo malo fueron los bloqueos, que asfixiaron las cadenas productivas de la economía nacional, y el subsector cacaotero no fue la excepción. Miles de nuestros productores vieron cómo perdían sus cosechas por imposibilidad de llevarlas a los centros de acopio. Por la misma razón, también enfrentaron dificultades para la venta de su cacao.

Cómo se ve el 2022. A este año lo hemos denominado el de la cacaocultura colombiana. Con la renovación, a través de la cual buscamos incrementar la productividad, esperamos llegar a 75 mil toneladas en 2021-2022, mientras buscamos completar 15 mil nuevas hectáreas en renovación para este 2022. Además de las elecciones en Colombia, el subsector también tendrá sus elecciones para delegados de comités municipales, intermunicipales y departamentales, de cara a nuestro XXIII Congreso Cacaotero. Es un año en el que la cacaocultura seguirá avanzando también como la primera alternativa rentable en sustitución de cultivos ilícitos, y estamos con Naciones Unidas y Usaid, avanzando en nuevos convenios para seguir consolidando al cacao como el cultivo de la paz.

AUGURA 

Lo bueno del 2021. Destacamos del 2021 el proceso de negociación de la convención colectiva con Sintrainagro, sindicato que reúne cerca de 90% de los trabajadores (27 mil), el cual se adelantó en un ambiente de comprensión entre las partes y con la única meta de avanzar desde la agroindustria bananera en el país.

De igual forma, continuamos trabajando en los procesos implementados para la sostenibilidad, aportando al cuidado del medio ambiente. Entre estas acciones, ejecutamos planes que integran el programa de uso eficiente y ahorro de agua (PUEAA), el cual cuenta con la participación de los trabajadores, la comunidad y los visitantes. Así mismo, proseguimos con la clasificación de residuos sólidos en las fincas bananeras, promoviendo el reciclaje de materiales como el polipropileno o nylon, utilizado en el amarre de las plantas.

Finalmente, en el 2021, también participamos en planes posconsumo de residuos peligrosos, con envases vacíos de agroquímicos y bolsas tratadas, que permiten aprovechar estos materiales y transformarlos en madera plástica y mangueras para riego. Augura trabaja permanentemente en la conservación de los ecosistemas, flora y fauna existentes alrededor de las zonas de influencia de las fincas bananeras.

Lo malo del 2021. Fue un año complejo para el sector. Los productores y exportadores de banano de América Latina, asumimos un incremento desmedido en los costos de los insumos a escala mundial, por la pandemia y otros factores. Sin embargo, el precio de compra se mantiene constante. Esta situación la hemos denunciado de manera reiterada en los últimos meses, porque necesitamos un pago justo por nuestro producto, y en este sentido insistimos en el llamado a la responsabilidad compartida por parte de los grandes compradores en los mercados internacionales.

Cómo se ve el 2022. Este es un año de grandes retos. Continuaremos trabajando en el control y la prevención de la propagación del fusarium Raza 4 Tropical a otras fincas y regiones productoras de banano del país, para de esta manera salvaguardar nuestra fruta insignia.

YARA   

Lo bueno del 2021. Destacamos el trabajo y la resiliencia de los agricultores colombianos, pues a pesar de los retos en el sector, continuaron trabajando para garantizar la seguridad alimentaria del país, a través de sus cultivos, con prácticas cada vez más amigables con el medio ambiente. En este sentido, desde Yara nos centramos en fortalecer y extender nuestro portafolio de agricultura digital como alternativa para apoyar la implementación de buenas prácticas agrícolas.

Por esta razón, pusimos a disposición de los agricultores, diferentes herramientas de agricultura de precisión, como el Sistema de Diagnóstico y Monitoreo de Cultivos, Fertirriego y CoffeeClub App, para apoyarlos en campo con mejores prácticas de gestión, que les permitan una producción sostenible y una nutrición equilibrada de los cultivos. Estas herramientas, además, son un soporte para los agricultores en el uso eficiente de recursos como el agua, el suelo y los fertilizantes.

Lo malo del 2021. Fue un año retador, especialmente porque estuvo marcado por los bloqueos de las principales vías del país, debido al paro nacional. Sumado a esto, la pandemia tuvo picos en algunos meses, la coyuntura mundial sobre transporte marítimo y escasez de algunas materias primas hizo que nuestros esfuerzos se centraran en mantener la disponibilidad de las soluciones nutricionales, apoyar a los agricultores con transferencia de conocimiento y servicio técnico, entre otros, para mantener la producción del campo y por ende la seguridad alimentaria de todos.

Cómo se ve el 2022. Este año llega con nuevas oportunidades para continuar con la transferencia de conocimiento a los agricultores colombianos, con miras a que sus cultivos sean cada vez más amigables con el medio ambiente y productivos. Así mismo, para este año, en el camino de convertirnos en una compañía carbono neutral de aquí al 2050, continuaremos implementando tecnología de reducción catalítica de N2O en nuestras plantas de nitrato de amonio en Cartagena, para reducir las emisiones de este gas de efecto invernadero en 90% y lograr que los fertilizantes colombianos de Yara tengan una huella de carbono significativamente menor que otros productos convencionales en el mercado, tales como la urea.

PORKCOLOMBIA 

Lo bueno del 2021. Fue un año en el que la porcicultura colombiana se consolida como una de las principales actividades productivas, no solo del sector agropecuario, sino de la economía nacional. Gracias al esfuerzo de los porcicultores y al trabajo gremial, se obtiene un crecimiento de 4.9% en la producción, pese a los efectos negativos del paro nacional, que paralizó la producción porcícola del suroccidente del país por más de cuarenta y cinco días.

Otro logro destacable fue el resultado de los precios corrientes, constantes y el valor de la producción en el 2021. El precio promedio corriente de cerdo en pie aumentó 38% con respecto al del año anterior, y el constante, 33.2%

El valor corriente estimado de la producción porcícola en el 2021 fue de $5.03 billones, 47.5% más que en el 2020, y en términos constantes aumentó 25.8%, siendo la mayor variación anual del periodo 2010-2021.

También tuvimos grandes noticias, como la recuperación del consumo per cápita, que se ubicó por primera vez por encima de los 12 kilogramos; la puesta en marcha de nuestro propio laboratorio de diagnóstico, y la certificación por parte de la OIE, de la zona centro-oriente, como una nueva zona libre de peste porcina clásica, lo que quiere decir que 95% de la producción se da en territorios libres de esta enfermedad, algo fundamental para nuestro objetivo de internacionalizar la carne de cerdo.

Lo malo del 2021. La gran afectación que tuvieron los productores por el paro nacional. Las pérdidas bordearon los $200.000 millones, con una situación lamentable, que afectó la seguridad alimentaria del país y hasta la vida misma de gente que se levanta todos los días a trabajar para producir carne de cerdo.

Además, la industria se vio golpeada por la crisis, no resuelta aún, de los fletes marítimos y logística de puertos, que incrementó los costos de producción a través de un mayor valor del alimento balanceado, insumo que pesa 75% en la producción de la carne de cerdo. Ese valor también se afectó por la devaluación del peso; de ahí que sea tan meritorio haber logrado nuevamente crecer, tendencia que se registra desde hace más de diez años.

Cómo se ve el 2022. Para el presente año, se tiene una proyección de crecimiento de la porcicultura colombiana de 6.1%, y como metas se destacan liderar la participación en el consumo nacional y seguir aumentando nuestra importancia en la economía nacional de una forma ordenada, rentable y sostenible.

GRUPO DIANA

Durante el 2021, Colombia ha tenido el crecimiento económico más alto de los últimos años, y aunque aún queda mucho por hacer, el optimismo ha vuelto, y a pesar de los tiempos difíciles, el Grupo Diana ha logrado crecer y llegar a la mesa de cada vez más colombianos. Estamos convencidos de que el camino es la mejora continua, que nos llevará a cumplir las expectativas de nuestros clientes, dejando claro que somos mucho más que arroz.

A pesar de que en el 2021 hubo un aumento generalizado en el precio de las materias primas, derivado de los problemas en la cadena logística mundial, hemos podido sortearlos, y las lecciones aprendidas nos han llevado a optimizar cada una de nuestras áreas funcionales. Todo esto ha sido posible gracias al esfuerzo de nuestros colaboradores, quienes han demostrado ser nuestra mayor fortaleza y la razón fundamental por la que podemos alcanzar nuestras metas operacionales y financieras. La estrategia implementada ha permitido fortalecer a Diana como una marca sombrilla que aumenta su portafolio de productos continuamente y que ha logrado hacerse a un lugar privilegiado en el corazón de los consumidores.

Tenemos un gran compromiso con la calidad de nuestros productos, por lo que este año certificamos nuestras plantas de Espinal y Yopal como las primeras en Colombia con acreditación de estándares mundiales. Nuestro propósito va más allá, invirtiendo en iniciativas enfocadas en desarrollar el uso de energías renovables, con lo que esperamos mejorar nuestra huella de carbono e impulsar el crecimiento sostenible de las regiones.

AGROBIO

Lo bueno del 2021. Definitivamente, la aprobación del Arroz Dorado, un arroz transgénico creado en la década de los 90 para ayudar en la lucha contra la deficiencia de vitamina A en el mundo, pero que por presión de grupos activistas antibiotecnología, solo hasta el año pasado logró su aprobación en Filipinas. Ahora, este cereal puede llegar sin costos de patente a los agricultores y campesinos de dicho país, que basan su alimentación en este cereal. Sería maravilloso tenerlo en Latinoamérica, particularmente en Colombia, pues los niños de comunidades vulnerables podrían beneficiarse con la incorporación de este arroz en su dieta.

Lo malo del 2021. Un proyecto de acto legislativo que busca crear incentivos para los municipios que se declaren libres de transgénicos. De ser aprobado, tendría un grave impacto no solo entre los agricultores que han adoptado la tecnología por sus buenos resultados, sino en otras industrias que dependen de los productos derivados de cultivos transgénicos para su sostenibilidad, como lo son la pecuaria y la de alimentos procesados.

Cómo se ve el 2022. Esperamos que luego de transitar dos largos años de pandemia, tanto los tomadores de decisiones como la ciudadanía, comprendan la importancia de la ciencia y la innovación en el mundo de hoy. Que pierdan el miedo, que ha sido infundado y alentado por noticias falsas y mitos malintencionados, para que puedan así disfrutar lo que la tecnología tiene para ofrecer. Ciertamente, en la agricultura, la ciencia de cultivos tiene mucho que dar para fortalecer el sector.

CÁMARA DE CULTIVOS DE LA ANDI

Lo bueno del 2021. Pese los efectos de la pandemia y de las protestas, el sector de los insumos mantuvo la producción en sus trece plantas de formulación, y logró atender la provisión de insumos para proteger y nutrir los cultivos agrícolas nacionales. Además, exportó a cincuenta países.

Lo malo del 2021. La caótica situación de los costos internacionales, que impactó la materia prima que importa el sector para la formulación de los insumos de protección de cultivos. Además, los cambios inesperados en el clima, que golpearon los cultivos, por lo cual fue necesario reforzar las acciones de acompañamiento en campo, pese las restricciones de la pandemia.

Cómo se ve el 2022. Este año será invadido de evolución sobre la asistencia y acompañamiento de los productores del campo, con mejoras en las productividades, dado que todos los cultivos tienen esa interesante y real oportunidad. También habrá más agroexportaciones porque el mundo necesita nuestras cosechas y la transformación de las mismas para alimentar los seres vivos.

CORPOHASS

Lo bueno del 2021. Nuestro aguacate Hass se exportó a treinta y cuatro destinos, incluidos cinco nuevos mercados de América y Asia. Hubo incrementos de 25% en volumen, y 39% en dólares FOB con relación al 2020, superando los US$200 millones en exportaciones. Instalamos la Primera Mesa Nacional de Exportadores de Aguacate Hass, instancia en la que acordamos, en un trabajo conjunto, la mega país para exportar US$400 millones en el 2025. 

Consolidamos el Plan Persea, en colaboración con el ICA, que se ejecutó en cuatro plantas empacadoras, logrando exportar 1.070 contenedores. Se ahorraron 4.280 horas de las operaciones logísticas de los puertos, con una economía potencial de $642 millones por no tener que movilizar contenedores en los puertos marítimos para la inspección ICA.

En el Convenio de Asociación con el ICA, se habilitaron cuarenta nuevos predios para la exportación a Estados Unidos, se conformaron más de sesenta predios núcleo, para lo cual se hicieron más de 2.400 visitas de monitoreo a 1.886 predios de Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda. 

Iniciamos nuestra primera campaña de incentivo al consumo nacional, denominada Todo lo bueno se escribe con Hass

Lo malo del 2021. La crisis logística internacional, que afectó el cumplimiento de programas en el exterior, además de los retrasos de motonaves y el alto incremento de los fletes. También se presentaron problemas en algunos puertos de destino. 

Los paros de mayo retrasaron la cosecha, el empaque y la exportación de la fruta. La temporada invernal afectó la producción y longevidad de los árboles, debido a lo cual puede haber una pérdida de productividad hasta de 50%. 

Cómo se ve el 2022. Este año esperamos crecimientos similares a los del 2021, tanto en volumen como en valor. Haremos promoción internacional del origen Colombia en las ferias más importantes de frescos y perecederos de los principales mercados, Europa y Estados Unidos, país donde el instrumento para el posicionamiento de nuestra fruta es el Colombia Avocado Board. Continuaremos nuestra campaña de incentivo al consumo nacional, pues vemos grandes oportunidades, y tendremos un enfoque estratégico en el trabajo orientado a mejorar la calidad de la fruta. Además, organizaremos la cuarta versión de Territorio Aguacate, que seguirá consolidándose como el evento más importante de este sector en América Latina.

FEDEPALMA

Fedepalma celebra este año sus sesenta años de existencia. Colombia es el cuarto productor mundial de aceite de palma y el primero en América. La palma de aceite es el segundo cultivo con mayor área en el país, con 6.856 productores, de los cuales 85% son pequeños y 12% medianos. En el 2021, el aceite de palma ocupó el primer lugar en las exportaciones no tradicionales, y el cuarto en exportaciones agropecuarias, después de café, flores y banano.

En el 2021, la producción de aceite fue de 1.75 millones de toneladas, 12% más que en el 2020, por $7.7 billones, el más alto de la historia, y las ventas en el mercado local alcanzaron 71% del total del 2021: 1.2 millones de toneladas. Las exportaciones sumaron US$551 millones.

El 2021 se caracterizó por un significativo incremento en los precios de los fertilizantes, el aumento en los precios de las materias primas, el incremento en los fletes y una fuerte depreciación del peso colombiano, de casi 16%. Estos factores impactaron directamente los costos de producción y por ende la rentabilidad potencial del negocio. Para el 2022, aunque se espera mayor estabilidad en los precios nacionales, se prevé que continúen altos. Con la inflación del pasado enero, 1.67%, y las medidas adoptadas por el Banco de la República para controlarla, preocupa que una contracción de la demanda y la consecuente desaceleración económica, impacten el empleo, que venía recuperándose.

Con la creación de la Corporación Aceite de Palma Sostenible de Colombia, APS-Colombia, se recoge y articula el trabajo del sector de muchos años y se impulsará la participación de múltiples actores privados y públicos, poniendo al servicio de los palmicultores y distintos actores, un esquema de validación y verificación que apoyará la consolidación de nuestra marca país sostenible.

ACOSEMILLAS

El año pasado fuimos testigos de un programa novedoso que ha logrado conectar a los pequeños y medianos productores con industriales y grandes compradores, para asegurarles la venta de sus cosechas, sin intermediarios y a precios justos para los agricultores. Se trata de la iniciativa Agricultura por Contrato, del gobierno nacional, y en particular la denominada Soya Maíz Proyecto País, que busca impulsar estos dos cultivos, para disminuir las importaciones. Estas iniciativas están reactivando nuevas áreas de siembra en las que se ha incluido también otros cultivos como el algodón.

Con complacencia podemos afirmar que, gracias a esta iniciativa gubernamental, desde Acosemillas hemos logrado un suministro oportuno de semillas de buena calidad y certificadas por el ICA, para lograr cosechas prósperas en estos cultivos.

Sin embargo, no todo ha sido bueno, porque las áreas sembradas en Colombia con semillas certificadas han ido en descenso, lo que nos preocupa. Actualmente, la producción nacional de semillas para la siembra y biotecnología se está viendo gravemente afectada por los altos índices de ilegalidad (contrabando y piratería) e informalidad, que se presentan en la producción y la comercialización de algunas especies, en especial en aquellas de interés económico y social, el arroz, la papa y el algodón. Hacemos un llamado a trabajar unidos en esta problemática, ya que estas semillas no cumplen con los preceptos de calidad sanitaria, física, genética y fisiológica.

Insistimos: lo que más afecta al sector de las semillas es la piratería. Desde Acosemillas creemos que es urgente que los instrumentos de política pública e incentivos de diferente índole apunten concretamente a utilizar y apoyar el uso de la semilla certificada y de calidad, por ejemplo, a través del crédito agropecuario, el seguro agrícola y el apoyo a programas de capacitación, extensión rural y asistencia técnica, como especie de bonificación para aquellos productores que sí utilizan las semillas autorizadas.

El llamado es a fortalecer la competitividad de la agricultura, con inversión de infraestructura, apoyo logístico y con la preservación del estatus fitosanitario, con el uso de semillas que garanticen, además, de altos rendimientos, la sanidad agropecuaria en el país.

PROCAÑA

Lo bueno del 2021. Que, en medio de la crisis, pudimos consolidar el apoyo a nuestros afiliados y a la región, participando con el gobierno nacional y los gobiernos locales, en los comités económico y de seguridad, para lograr restablecer la provisión de alimentos y combustibles, así como la movilidad de los agricultores y ciudadanos. También, se dio un aumento en el precio internacional del azúcar, luego de cuatro años de cotizaciones a la baja, lo que se ha traducido en una mejora de 35% en el precio promedio ponderado por kilogramo, lo que permite mitigar el impacto de la variación de la cotización de insumos.

Igualmente, fortalecimos nuestro Fondo Social y los programas Compromiso Rural, Sembratón de Árboles y Nuevas Generaciones. Fondo Social: Con las donaciones de productores de caña e ingenios, se invirtieron en el 2021, US$600 mil en mejoramiento de vías terciarias en la zona alta de algunos municipios. Compromiso Rural: Creado por Procaña y Asocaña, tiene por objetivo la creación de empleo, la capacitación técnica para hombres y mujeres y el desarrollo de economías locales en el área de influencia de la caña de azúcar. Se han creado 500 empleos. Sembratón de Árboles: Nos unimos a la campaña del gobierno nacional que pretende plantar 180 millones de árboles al finalizar el 2022. Buscamos sembrar 10 mil árboles en cinco años. Nuevas generaciones: Motivar a los hijos de los cultivadores de caña a involucrarse en el negocio es un objetivo estratégico de Procaña desde el 2016.

Lo malo del 2021. Fue un año de grandes retos, especialmente, porque veníamos de superar los efectos de la pandemia del covid-19 y de los hechos violentos que ocasionaron daños significativos, nunca antes vistos, en nuestro sector. Otro factor negativo fue el climático, con un aumento de 42% en las lluvias, frente al 2020. Esta situación impactó el rendimiento del azúcar, que entre enero y diciembre pasó de 11.03% a 10.50%; esto se tradujo en un incremento en la edad de cosecha, al pasar de 12.58 meses en enero a 14.15 en diciembre.

También tuvimos un notable incremento de hasta 150% en los precios de los insumos, por la escasez de contenedores, el aumento del precio del petróleo y las dificultades en los puertos con las nuevas variantes del covid-19.

Cómo se ve el 2022. Es un año de grandes retos, primero, en materia electoral: en el primer trimestre serán elecciones para Congreso y Presidencia de la República. El país define su rumbo en pleno proceso de recuperación, y los colombianos estamos llamados a jugar un papel protagónico para mantener la producción de alimentos, la propiedad privada, el tejido social, el empleo y la convivencia pacífica en todo el territorio nacional.

En vista de que por la actividad política se han exacerbado los ataques terroristas en algunas zonas del país, con especial énfasis donde existen cultivos ilícitos, desde Procaña y en unión con el sector agropecuario, le hemos reiterado al gobierno nacional la necesidad de implementar planes de acción, que permitan el desarrollo de las actividades económicas y la tranquilidad de los pobladores.

CONALGODÓN 

La recuperación del cultivo del algodón avanza lentamente, pues aún no alcanzamos la producción del 2015: 30 mil toneladas. En el 2021, se produjeron 7.838 toneladas de fibra, lo que significa un incremento de 8% con relación al año anterior. Para el 2022, se espera una recuperación importante: 16.950 toneladas (116% más), producción similar a la del 2019.

La reactivación del algodón es posible, no solo por la recuperación de los precios internacionales, sino por factores internos, como la disminución de la rentabilidad del cultivo del arroz, y medidas que se han venido implementando para hacerle frente a la volatilidad de los precios, como la toma de coberturas y próximamente el seguro de ingreso, que tiene como objetivo fundamental asegurar la inversión que el agricultor hace en el cultivo. Además, se cuenta con los programas de disminución de costos e incremento de la productividad, del Fondo de Fomento Algodonero, FFA, con la participación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

Desde hace varios años la comercialización del algodón se hace a través de contratos de venta anticipada con la empresa comercializadora de las textileras, a través de los cuales se establecen cantidades y fechas de entrega, mientras que el precio se determina por la cotización de la fibra en la bolsa de Nueva York, en el momento de la entrega. Estos contratos no solo aseguran la comercialización, sino que permiten la financiación del cultivo a través de la Bolsa Mercantil de Colombia, BMC, y la toma de coberturas para asegurar un precio mínimo de venta.

La realización de pruebas semicomerciales para desarrollar el cultivo en la altillanura, se constituye en el hecho más significativo del 2021. Si todo marcha como lo indican los primeros resultados, tendremos en el corto plazo la incorporación de más de 50 mil hectáreas nuevas, lo que nos permitirá abastecer el consumo de la industria nacional y crear excedentes para la exportación.

En Conalgodón trabajamos para que el algodón vuelva a ser un importante cultivo de ciclo corto para generar empleo y reactivación económica en las zonas productoras.

FEDERACAFÉ 

El 2021 será recordado como uno de los mejores años en materia de precio del café en las últimas décadas. Las sequías y heladas que se presentaron en Brasil, produjeron una merma en su cosecha, que llevó la cotización de los cafés arábigos lavados, incluido el colombiano, a niveles superiores a los US$2 la libra. A esto se sumó la favorable devaluación del peso y el alto diferencial de calidad que el sector le reconoce al café colombiano. Así las cosas, a mediados de noviembre, el precio del café pergamino en Colombia superó por primera vez los $2 millones por carga de 125 kilogramos. Con este precio, el valor de la cosecha cerrará el año en torno a los $11 billones, 23% más que en el 2020.

Con estos precios, los productores están motivados a mantener las prácticas culturales recomendadas para sostener y mejorar la productividad de sus cafetales. Pero también creen en la caficultura, las grandes casas comerciales que nos compran café, como Starbucks, Nestlé y su filial Nespresso, entre otras, las cuales han emprendido proyectos en diversas regiones, con grupos y asociaciones de caficultores, para mejorar la productividad y calidad del grano.

Para lograr el hito de los $11 billones, la Federación se puso a prueba una vez más, y superó las enormes dificultades que se presentaron en abril, mayo y junio por los paros y bloqueos de carreteras, que causaron gran traumatismo en la entrega de café a los compradores. Después, ha sido la escasez de contenedores la que ha debido sortearse. Ha sido menester conversar directamente con los clientes, gracias a lo cual el país se ha ido poniendo al día en los compromisos de entrega.

Otro reto importante ha sido mantener la actividad del Servicio de Extensión en medio de las nuevas fases de la pandemia de covid-19. En acción coordinada con las autoridades nacionales y territoriales, la Federación ha mantenido las campañas de bioseguridad entre la población cafetera, para seguir cuidándonos todos e incentivando la vacunación masiva.

El 2022 será de grandes retos para Colombia, los caficultores y sus familias. De una parte, tendremos elecciones de presidente de la República y cuerpos colegiados, y de otra, la institucionalidad cafetera elegirá sus cuerpos directivos departamentales y municipales, en un proceso democrático y transparente. Sea esta la ocasión para hacer un llamado a todos los productores y sus familias con derecho al voto a que ojalá lo hagan en ambas ocasiones, a conciencia, pensando en lo que más conviene al país y a la caficultura.

FENAVI 

El 2021. Como muchos sectores de la economía, los años 2020 y 2021 plantearon un enorme reto para los empresarios colombianos. La industria avícola, no fue la excepción. En el primer año de pandemia, la tasa de crecimiento se situó en el punto más bajo en dos décadas (1.8%), con la fortuna de que logró entrar en un proceso de recuperación durante el 2021, con un crecimiento de 4.0%.

Es la primera vez que la avicultura se ve afectada por factores exógenos, como el cierre abrupto de las actividades comerciales –con un impacto de 25% en la producción en pollo, y de 15% en la de huevo–; también, por el hecho de que las actividades que venían en recuperación, fueron puestas en riesgo por los bloqueos de vías.

En el 2021, el valor de la producción de pollo y huevo llegó a $27.5 billones, para un crecimiento de 24.2%, lo que significó una participación de 30% en el PIB pecuario. Todo el encadenamiento de valor del sector (genética, alimento balanceado, producción de huevo y pollo), mueve más de $35 billones año.

El año pasado, se logró un doble récord de producción, la más alta en la historia del sector: 1.7 millones de toneladas de pollo y 17.029 millones de unidades de huevo, para un crecimiento de 4.9% y 4.0%, respectivamente, lo que quiere decir que el consumo per cápita de pollo llegó a 33.2 kilogramos, y el de huevo a 334 unidades.

Pese a que hubo una oferta en crecimiento, según el Dane, el IPC de pollo y huevo se incrementó 24.6% y 18.4%, respectivamente. Se observó por primera vez en años, una paradoja: el crecimiento simultáneo de la oferta y los precios. Esto se explica, en el caso del pollo, por la reducción en la oferta de carnes, particularmente de bovino, y por los bloqueos de mayo y junio, cuyo impacto se extendió por más de tres meses. En huevo, también hubo problemas en la operación comercial, pero con un crecimiento de la demanda por encima de su tendencia. Además, el sector avícola mundial afrontó el más alto impacto de precios de los granos, principal insumo para producir pollo y huevo, pues representa 75% del costo, con un aumento de 40%, de mediados del 2020 a diciembre del 2021.

El 2022. Se proyecta un crecimiento en pollo, por la recuperación del abastecimiento de genética y el restablecimiento de su capacidad productiva. En huevo, por la elevada fluctuación de precios en el 2021, los avicultores se vieron en la necesidad de reducir el número de ponedoras.

BOLSA MERCANTIL DE COLOMBIA, BMC

Lo bueno del 2021. En medio de un difícil entorno internacional, la economía colombiana se recuperó a un ritmo de 10.6% en el 2021. El desempeño del sector agropecuario, por su parte, fue aceptable: tuvo un incremento real anual de 2.4%, cifra consistente con su crecimiento promedio durante los últimos quince años.

En medio de este entorno, la BMC continuó impulsando la actividad del sector. El registro de facturas se consolidó como fuente de financiación no bancaria; este instrumento permite a los productores, diferir el pago del impuesto de renta. De este modo, en el 2021, se registraron cerca de 5.48 millones de facturas por un valor de $46.14 billones, 27.6% más que en el 2020. Este resultado se tradujo en liquidez para los productores por cerca de $850.000 millones. 

La alta inflación en los productos agropecuarios, especialmente en alimentos, causó presiones sobre la dinámica sectorial, pero los resultados del registro de facturas demostraron una vez más la resiliencia del agro colombiano en medio de los fuertes choques sobre los precios.

Lo malo del 2021. Este fue un año de recuperación, aunque evidenció grandes retos. A pesar del buen comportamiento de la demanda agropecuaria, factores como la insuficiencia en la oferta del sector, los altos costos de los agroinsumos, las complejas condiciones de la logística internacional y una devaluación persistente del peso colombiano, se tradujeron en el mayor incremento en los precios de los alimentos de las últimas dos décadas.

Cómo se ve el 2022. La actividad económica general continuará normalizándose, con un sector agropecuario creciendo nuevamente en línea con su promedio histórico, aunque por debajo del crecimiento total de la economía. Los precios, por su parte, progresivamente regresarán a niveles más estables y existen, en general, expectativas favorables sobre la demanda por productos primarios.

ASOLECHE 

Lo bueno del 2021. En primer lugar, la industria no solo nutrió y abasteció en todo el territorio nacional a las familias colombianas con alimentos de calidad, sino que las exportaciones crecieron 35%, en comparación con el 2020, permitiendo que los productos lácteos tuvieran mayor demanda en Estados Unidos, Perú, Venezuela y Rusia.

De igual forma, Asoleche se convirtió en un referente nacional para la industria, gracias a su activa participación en medios, liderando la conversación sobre el régimen tributario de la leche y los quesos, los cuales finalmente no fueron modificados y se mantuvieron en la categoría de exentos, en el proyecto de Ley de Inversión Social.

Por otro lado, por cuarta vez consecutiva se llevó a cabo, junto con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, la campaña de promoción al consumo, que impactó a más de 32 millones de colombianos, gracias a la divulgación de piezas y comerciales en radio, televisión, prensa, digital y vallas publicitarias.

La Asociación lanzó la primera revista láctea en Colombia, La Vía Láctea, que ha permitido visibilizar el trabajo de todos los eslabones de la cadena y combatir la desinformación.

Por último, se extendió el convenio con INNpulsa, que impulsó espacios de capacitación, asesoría y networking.

Lo malo del 2021. Primero, los bloqueos viales durante el paro nacional, imposibilitaron la recolección, el transporte, procesamiento y comercialización de alimentos de primera necesidad, como la leche, poniendo en riesgo el acopio de más de 64 millones de litros.

A esta situación, se sumó el alza global de los precios de insumos y concentrados, así como la migración de fincas productoras de leche a otros sectores económicos.

Estos fueron factores que impulsaron un incremento en los precios, ya que el costo de la leche aumentó 31% en el 2021, lo cual se evidenció aun más entre agosto y diciembre, cuando el costo del litro de leche cruda pagada al productor pasó de $1.294 a $1600.

Pese a esto, en el 2021 la industria hizo un esfuerzo enorme para no trasladar esos costos al consumidor final, donde la inflación de la leche y sus derivados fue alrededor de 12%, siendo una cifra inferior a la inflación de los alimentos.

FEDEARROZ

Lo bueno del 2021. Las importaciones fueron casi nulas, lo que mostró la capacidad del sector para abastecer el mercado interno con producto nacional. De la misma manera, el gobierno estuvo comprometido con el sector, creando incentivos, como el del almacenamiento, un apoyo a la comercialización del arroz integral y uno a la comercialización en Norte de Santander.

Lo malo del 2021. La pandemia hizo que el consumo de alimentos se mantuviera bajo, lo que llevó a una acumulación de inventarios y a una caída significativa en los precios durante la cosecha del 2021. Eso hizo que en el segundo semestre las siembras cayeran cerca de 25%. Junto con esto, desde septiembre del 2021 se observa un incremento inusual en los costos, principalmente por la subida del precio de los fertilizantes en el mundo.

Cómo se ve el 2022. El año comenzó con aumentos en los precios, ante la menor oferta y mayores costos de producción. Si se logra mantener el precio interno en niveles favorables para los productores, tendremos un año en el que se podrán recuperar parte de las pérdidas del 2021.