Revista Nacional de Agricultura
Edición 1020 – Noviembre 2021

Hay que reconocer que funcionó la política de subsidios al consumo, aplicada por el gobierno nacional. Para el año que viene también se pronostica un buen comportamiento del PIB.

Para el presente año, los pronósticos tempranos sobre el comportamiento de la economía colombiana, sencillamente, tenían que ser mejores, después de que en el 2020 el PIB registrara una contracción no vista desde 1975 (otros aseguran que en la historia del país): 6.8%, como consecuencia de la inesperada pandemia del covid-19. Y en efecto lo fueron: 4.1% para el Fondo Monetario Internacional, FMI, y 3.6% para el Banco Mundial, por mencionar solo dos ejemplos.

Lo que sí nadie esperaba es que la economía colombiana fuera a crecer en el 2021 a niveles insospechados, cuando este ha sido un año en el que el país no solo tuvo que seguir enfrentando fuertes coletazos económicos y sociales del coronavirus, sino que se vio inmerso en uno de los peores episodios de orden público: el bloqueo de vías y los actos de vandalismo, durante casi mes y medio, que se dieron en el marco del paro nacional.

Las pérdidas económicas atribuibles al covid-19 son aún de gran magnitud, mientras que el daño a la economía por cuenta del bloqueo de carreteras y el vandalismo llegó a tasarse en $480.000 millones diarios. El solo sector agropecuario acumuló pérdidas por $3.6 billones en el primer mes de protestas, según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

Pues bien, lo que se proyecta hoy, según un análisis del Departamento de Estudios Económicos de Fenavi, “es una tasa de crecimiento anual que va desde el pronóstico más pesimista (cercano a 6.5%), hasta el optimista (9.5%), pasando por el más probable (próximo a 8.5%)”.

A dichas cifras ayudó mucho, agrega el trabajo, el hecho de que en el tercer trimestre del 2021 la economía hubiera crecido nada menos que 13.2%, impulsada principalmente por el comercio (al por mayor y al por menor): 15.6%, sector que arrastró a la industria manufacturera (13.2%), entre otros. Ver gráfica.

Algo pasó, entonces, para que sobre la mesa estén tan optimistas pronósticos, que caen como un bálsamo después de las vicisitudes por las que atravesó la economía nacional durante tanto tiempo. ¿Fue la resiliencia de los colombianos lo que sacó a la economía del hueco negro en que se encontraba? 

El trabajo de Fenavi asegura que no del todo. Entre otras razones porque aunque el sistema financiero contaba con liquidez para apalancar la inversión, las empresas con dificultades económicas –que eran muchas–, tenían restricciones para incrementar su endeudamiento. “Esto nos llevó, entonces, a buscar en la política pública la explicación del fenómeno económico, asunto delicado en los actuales momentos de contienda política, cuando sectores de la opinión sí que menos están dispuestos a reconocerle nada al actual gobierno, que está prácticamente a nueve meses de ser remplazado”. Y sigue el análisis de Fenavi:

Ante la reducción de la demanda en los sectores de comercio y servicios y la enorme pérdida de empleos, encontramos la respuesta del crecimiento económico en el gasto público. Pero no por la opción más clásica de construir infraestructura, porque en un país como Colombia esto significa recorrer un camino largo y tortuoso, sino aplicando lo que decía el famoso economista inglés J. M. Keynes: que para salir de la recesión extrema una buena opción es “pagar para hacer hoyos y volverlos a tapar”.

En otras palabras, lo que hizo el gobierno nacional fue básicamente acudir a un modelo de subsidio directo al consumo, con énfasis en los estratos más pobres de la sociedad, mediante la figura de transferencias monetarias, a través de los programas Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario, Colombia Mayor y Compensación del IVA. Esta batería de instrumentos de apoyo a los segmentos menos favorecidos de la población, se complementa con otros como el Apoyo al Empleo Formal, el Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome) y el Acompañamiento a Deudores.

En total, en el periodo de la pandemia del covid-19 –comprendido entre marzo del 2020 a noviembre 21 del 2021–, a través de los programas Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Ingreso Solidario, Colombia Mayor y Compensación del IVA, se habían beneficiado 9.930.442 colombianos, con transferencias por más de $22.3 billones, según el Departamento de Prosperidad Social. Veamos la discriminación de estas cifras:

Familias en Acción. Entrega una transferencia monetaria directa, condicionada, para complementar el ingreso y mejorar la salud y educación de los menores de edad pertenecientes a familias que se encuentran en condición de pobreza, y vulnerabilidad. Beneficiarios: 2.633.598, con más de $5.2 billones.

Jóvenes en Acción. Apoya a los jóvenes en condición de pobreza y vulnerabilidad, con la entrega de transferencias monetarias condicionadas, para que puedan continuar sus estudios técnicos, tecnológicos y profesionales. Beneficiarios: 482.144, con más de $1.7 billones.

Ingreso Solidario. Brinda un apoyo económico a hogares en condición de pobreza, pobreza extrema y vulnerabilidad, para mitigar el impacto de pandemia del covid-19. Beneficiarios: 3.084.978, con más de $9.4 billones.

Colombia Mayor. A través de la entrega de un subsidio económico mensual, busca aumentar la protección a los adultos mayores desamparados, que no cuentan con una pensión, viven en la indigencia o en extrema pobreza. Beneficiarios: 1.729.713, con más de $4.8 billones.

Compensación del IVA. Creado para apoyar económicamente a los hogares más pobres, mediante el alivio a este impuesto que grava el consumo de productos y servicios. Beneficiarios: 2.000.000, con más de $1.1 billones.

Ahora bien, en cuanto se refiere al Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome) y al programa Acompañamiento a Deudores (PAD), tenemos que se han destinado alrededor de $49.3 billones. Veamos cómo se discriminan esta cifra:

Programa de Apoyo al Empleo Formal (Paef). Busca proteger dicho empleo a través de un subsidio directo al pago de nómina de trabajadores. Protegió 4.1 millones de empleos, con cerca de $8.8 billones.

Fondo de Mitigación de Emergencias (Fome). Atiende las necesidades de recursos para la salud y los efectos adversos en la actividad productiva ocasionados por la pandemia del covid-19. Ha aprobado $40.5 billones, de los cuales se han ejecutado $33.01 billones.

Acompañamiento a Deudores (PAD). Conjunto de medidas con las cuales los establecimientos de crédito debían atender a los deudores morosos por la pandemia. En su año de vigencia (agosto 2020-agosto 2021), el PAD permitió que 2.2 millones de deudores redefinieron sus créditos por $37.2 billones.

Importante destacar que al menos para el 2022, se tiene presupuestada una suma que supera los $12 billones con destino a los programas de transferencias monetarias. Así, al tiempo que la economía avanza paso a paso en su recuperación, restablece sus canales productivos y aumenta la creación de empleo, habrá una mayor demanda de alimentos y bienes de consumo corriente. En otras palabras, la siguiente ola de subsidios adicionales, ejercerá una presión positiva sobre la economía como un todo, por lo que la mayoría de los analistas se aventuran a pronosticar para el 2022 igualmente un muy buen crecimiento del PIB: por encima de 5.0%.

Ahora bien, pero sin querer ser aguafiestas, hay que decir que la entrada de la economía a esta fase de crecimiento acelerado de la demanda, podría llevar a que la capacidad instalada de la infraestructura productiva se quede corta, lo que nos expondría a un shockinflacionario, aunque sin el estrés social de experiencias pasadas.

También hay que decir que la decisión política de reactivar la economía a través del subsidio al consumo no hubiera funcionado sin esa formidable estrategia consignada en el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, que al 21 de noviembre mostraba 23.7 millones de colombianos con el esquema completo, 29.6 millones con primera dosis, 19 millones con segunda dosis, 843 mil con dosis de refuerzo, y 4.4 millones con monodosis.

Es de tal magnitud este esfuerzo, que según el ministro de Salud a medios de comunicación, “Colombia invirtió en la fase más crítica de la pandemia más de $12 billones en la consolidación de su estructura hospitalaria”. Y agregó: “Colombia ha invertido hasta el momento 4.2 billones de pesos en adquisición de vacunas en el Plan Nacional de Vacunación”.

En el presente reporte, para el cálculo del Total Beneficiarios se incluyen todos los hogares o personas que reciben transferencias monetarias de cada uno de los programas, aun si también, como en el caso de la Compensación del IVA, son beneficiarios de los programas Familias en Acción o Colombia Mayor. Departamento de la Prosperidad Social.

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Los subsidios, benéficos, pero en el corto plazo

El PIB, desde el componente del gasto, está compuesto por el consumo final de los hogares, la administración pública, la formación bruta de capital y las exportaciones e importaciones. En el caso particular de nuestra economía, la fortaleza económica está en el componente de los hogares, cuya participación en el PIB es superior a 60.0% ($700 billones).

Ahora bien, ¿cuáles son los motores de la demanda? El crecimiento demográfico y el crecimiento económico, entre otros factores. Así las cosas, si damos por descontado que en la primera variable el potencial de crecimiento está cercano a 1.0%, el resto de la demanda solo puede venir de la reducción de la pobreza, a través de mejoras en el ingreso. Cuando las personas salen de la pobreza, el gasto se concentra en proteínas (carnes, huevos y leche).

Recordemos que el gran crecimiento que hemos observado en el PIB durante el tercer trimestre del año se explicó por el consumo de los hogares. En consecuencia, si de antemano conocemos cuál va a ser el impacto de los subsidios directos en el 2022 (cerca de $14 billones), cabría pensar que tenemos la oportunidad de estimar la nueva demanda que generaría un incremento inusitado en el ingreso. Para tal efecto, tomamos como herramienta una estimación estadística realizada en Fenavi, por medio de la cual se calcula el impacto que tiene el incremento en la demanda, un incremento en el ingreso (elasticidad-ingreso).

Con base en esa simple relación, procedamos a la especulación, perdón, a la estimación: si el consumo de las familias se incrementa entre $14 y $20 billones, el consumo de los hogares aumentará 2.4-3.4%.

Ahora bien, en el corto plazo, la política de transferencias monetarias logra un doble impacto: recuperar la demanda y mitigar los impactos sociales de la pandemia. Pero se espera un complemento en materia de reactivación, que impulse la inversión privada y acelere el componente público, de tal forma que la creación de nuevos puestos de trabajo sustituya en parte el beneficio de dichas transferencias. Indiscutiblemente, el Estado no tiene la capacidad de mantener esa estructura de ayudas directas en el mediano tiempo, y menos pensando en una estructura impositiva que le reste capacidad competitiva al sector empresarial colombiano.