Revista Nacional de Agricultura
Edición 1017 – Agosto 2021

El presidente de esta organización gremial habla, entre otras cosas, de lo que significa el banano, en términos sociales y económicos, para el Magdalena, Cesar y La Guajira.

En 1996, José Benito Vives Lacouture, Fabio Enrique Díaz Granados Guido, Francisco Franco Avendaño García y Antonio José Riascos Torres, hacen realidad el sueño crear una organización que representara a los cultivadores de banano del Magdalena, y promoviera el desarrollo de esta actividad. Nos referimos a la Asociación de Bananeros del Magdalena, La Guajira y el Cesar, Asbama, que ha sabido cumplir, a lo largo de veinticinco años, los propósitos que justificaron su existencia. 

Revista Nacional de Agricultura: ¿Qué significa para los bananeros y para los tres departamentos mencionados los veinticinco años de vida de Asbama?

José Francisco Zúñiga Cotes: En todos estos años, los productores de banano de la región han encontrado en Asbama, un aliado para el desarrollo de su actividad productiva, que tiende los puentes necesarios con los distintos representantes de los gobiernos, para fortalecer la capacidad institucional y así dar respuesta a los requerimientos en educación, salud, seguridad y vías, entre otros. También, una organización que incentiva la generación de conocimiento alrededor de la actividad, para que esta se adapte a los cambios del mercado y las condiciones ambientales.

R.N.A.: ¿Cuánto banano producía y exportaba hace veinticinco años, y cuánto hoy?

J.F.Z.C.: La cifra no la tenemos, pero podemos decir que en la época de mayor auge del cultivo en el Magdalena se llegó a más de 40 mil hectáreas sembradas, superficie de la cual hoy nos encontramos un poco distantes por el crecimiento de cultivos alternativos y las mayores exigencias para exportar, lo que restringe el acceso de algunos productores a este importante renglón de la economía. No obstante, entre el 2012 y el 2020, la actividad bananera ha experimentado un crecimiento de 1.8% a escala nacional, y de 3.9% en la región Caribe.

R.N.A.: ¿Qué significa el banano, en términos sociales y económicos, para los tres departamentos?

J.F.Z.C.: El sector bananero continúa siendo líder en la producción agrícola de los departamentos del Magdalena y La Guajira, con 40.9% y 29.1% respectivamente; en el Cesar, donde la actividad tiene menos de cinco años de existencia, representa, 2.8%. Lo anterior, a pesar de no ser el cultivo con mayor área cosechada por departamento: 9,4% en el Magdalena, 7.1% en La Guajira, y 0.8% en el Cesar.

En términos sociales, el sector bananero aporta positivamente al crecimiento económico y al bienestar de las comunidades. En la región Caribe, aporta 54.622 empleos, esto es, una contribución estimada de 9% al empleo del Magdalena, 0.10% al del Cesar, y 1.71% al de La Guajira. 

R.N.A.: ¿Cómo se articula socialmente el banano con las comunidades de su zona de influencia?

J.F.Z.C.: El banano hace parte de la identidad de las comunidades aledañas a las zonas de producción. Se integra a su cultura, historia y medio de subsistencia; incluso, se constituye en la principal fuente de alimento. Además, en el Magdalena existen más de quinientos pequeños productores, que fundamentan su esquema de trabajo a partir de la interacción de todos los miembros de la familia.

A esto se suma, el aporte de las fundaciones sociales, como, por ejemplo, la Fundación Social de Tecbaco, Fundeban, y la Fundación Banasan, que incentivan el desarrollo comunitario a partir del mejoramiento de planteles educativos, sitios de recreación, centros de salud, vivienda y saneamiento básico. Adicionalmente, promueven la creación de habilidades para la realización de actividades productivas y la formación del ser humano como pilar de su trabajo institucional.

R.N.A.: ¿Cuál podría ser una síntesis de los principales logros de Asbama?

J.F.Z.C.: En estos años de vida corporativa, son múltiples los logros alcanzados por la Asociación, todos ellos en procura de un desarrollo sostenible, en el que se tienen como principal apuesta los aspectos sociales, ambientales y económicos.

En el fortalecimiento de capacidades del personal, hemos firmado convenios con el Sena, la Universidad del Magdalena y ministerios, entre otras instituciones, en sanidad vegetal, riego, suelo, actualización normativa y competencias blandas.

Para la mejora de las condiciones de producción, hemos suscrito convenios con el Ministerio de Agricultura, el ICA, Agrosavia y el Ciat, gracias a los cuales los productores han recibido incentivos para la aspersión (en el control de la sigatoka negra), capacitación para el establecimiento de cultivos, apoyo a los pequeños productores del mercado nacional, apoyo a la investigación para la adaptación a la variabilidad y al cambio climático, y en los últimos años se ha tenido especial atención con el fusarium R4T.

Otros asuntos importantes están relacionados con los recursos naturales, entre los cuales se destaca la Plataforma de Custodia del Agua, instancia que articula los esfuerzos de diversas entidades públicas, privadas y comunitarias, para facilitar la intervención en las cuencas de los ríos Frío y Sevilla. Además, se firmó una agenda de trabajo con la Corporación Regional del Magdalena.

R.N.A.: ¿Cuáles son los cinco desafíos más importantes que hoy tiene la industria del banano en esa parte del país?

J.F.Z.C.: Al igual que muchos cultivos en el mundo, el banano está enfrentando y adaptándose a las nuevas realidades desde el punto de vista económico y ambiental (variabilidad y cambio climáticos). Entre los desafíos se destacan:

  • Riesgo sanitario, producto del surgimiento de nuevas enfermedades, por lo que se requiere avanzar en las investigaciones para el tratamiento de estas patologías (como el fusarium R4T) o, en su defecto, en la creación de variedades resistentes o tolerantes.
  • Relevo generacional, dado que los jóvenes no prefieren el campo, ante lo cual se debe construir una estrategia para fomentar la participación del personal joven en el cultivo.
  • Aumentar la productividad del cultivo, para mejorar la rentabilidad del negocio y minimizar los efectos de las alteraciones de la tasa de cambio.
  • Cambios en las regulaciones comerciales, ya que en muchos casos estas han favorecido a la industria nacional, pero también han permitido que otros países entren a competir en el mercado internacional, constituyéndose en competencia para los productores colombianos.
  • La variabilidad y el cambio climático, que tienen efecto directo en el rendimiento de los cultivos, al tiempo que propician el surgimiento de nuevas plagas y enfermedades. En tal sentido, se debe avanzar en una estrategia para adaptar al sector a esta nueva realidad.

R.N.A.: ¿Y cuáles son dificultades más importantes que hoy enfrenta allá la industria del banano?

J.F.Z.C.: Estas son algunas de ellas:

  • Seguridad. Se presentan hurtos constantes en las fincas y en las zonas aledañas, además de extorsiones por parte de organizaciones al margen de la Ley.
  • Vías terciarias. La infraestructura vial está en pésimas condiciones, lo que aumenta los tiempos en el transporte de la fruta y afecta su calidad.
  • Servicios públicos deficientes. En especial, el de energía eléctrica, que afecta las actividades propias del predio (riego, edificaciones, entre otros), y lleva al constante bloqueo de vías por parte de la comunidad.
  • Agua. Se necesita una adecuada administración del recurso de los ríos en temporada seca, o mecanismos alternativos.
  • Costos de producción. La distorsión de los precios de los insumos, afecta la rentabilidad del negocio, en especial, si se tiene en cuenta que la estructura de costos está en pesos y los ingresos en dólares.