Revista Nacional de Agricultura
Edición 1017 – Agosto 2021

Se puede usar para tilapia, trucha, chachama y bagres de cultivo. La idea es mostrar un producto con origen y una industria que produce con calidad y sustentabilidad.

Fedeacua acaba de dar un significativo paso en su tarea de posicionar el pescado colombiano en la mesa de los consumidores nacionales y extranjeros, con la creación del Sello de Calidad y Sostenibilidad. Se trata de un esfuerzo que, además, busca diferenciar, con orgullo, el producto colombiano de los de la competencia.

El Sello de Calidad y Sostenibilidad del Pescado Colombiano –asegura el director ejecutivo de la citada organización gremial, César Pinzón Vargas–, significa mucho para Fedeacua y la industria piscícola, en la medida en que con él vamos a ayudar a fortalecer al sector, volviéndolo más competitivo dentro y fuera del país. “Lo que queremos es mostrar un producto con origen, y una industria que produce con calidad y sustentabilidad, todo lo cual debe traducirse en un crecimiento de los mercados nacional e internacional”, agrega.

Exhibir el citado sello, nos explica el dirigente gremial, significa que la empresa usuaria del mismo cumple con la normatividad básica nacional e internacional, así como con los estándares de calidad y sostenibilidad ambiental exigidos. Nos referimos a la certificación en Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control, HACCP (por sus siglas en inglés), al Certificado de Inspección Sanitaria para plantas de proceso, que expide el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, y al Certificado de Establecimiento deAcuicultura Bioseguro, del Instituto Colombiano Agropecuario ICA, así como, a certificados internacionales, como BAP y ASC, entre otros.

El Sello de Fedeacua, que fue lanzado el 20 del presente mes, surge cuando la entonces viceministra de Comercio Exterior, Laura Valdivieso, le pregunta a Pinzón Vargas qué necesitaba el gremio de los piscicultores, y él le responde que, entre muchas otras cosas, darle una identidad al pescado colombiano, como la que tiene nuestro café, para que tilapia, trucha y otras especies sean reconocidas tanto en el mercado nacional como en el exterior. Así, Procolombia se apersona de la iniciativa, y en cuestión de unos seis meses, luego de surtirse todas las consultas sobre su legalidad, el Sello de Calidad y Sostenibilidad del Pescado Colombiano se hizo realidad, gracias también al apoyo directo del Ministerio de Comercio Exterior, Industria y Turismo.

En un comienzo, el sello de Fedeacua se concederá a productores de cuatro especies: tilapia y trucha (de lejos, las más importantes del país), y chachama y algunos bagres de cultivo. Igualmente, podrá ser usado en productos con valor agregado.

La concesión del Sello de Calidad y Sostenibilidad del Pescado Colombiano no tiene costo alguno para las empresas, porque de lo que se trata es de apoyar e incentivar a los productores, asociados o no, pero sí se deberá renovar anualmente, mediante la presentación de la respectiva documentación. El trámite interno para su otorgamiento no pasa de dos semanas, pero depende de la obtención del código QR (que debe aparecer al lado del sello), a través de cuya lectura el consumidor puede constatar que esa empresa evidentemente tiene las correspondientes certificaciones.

Según César Pinzón, en este momento, dos empresas ya tienen el Sello de Fedeacua: Troutco y Ancla & Viento, y están en proceso de obtención Piscícola Botero y Piscícola de Occidente. “Esperamos que al finalizar el presente año, 80% del mercado ya esté cubierto con nuestro sello”, dice.

El Sello de Fedeacua va a tener, en octubre próximo, lo que podría ser su presentación en sociedad, con un evento gastronómico al frente del cual estarán reconocidos chefs de la capital de la República, y como invitados, periodistas de distintos medios e instituciones del sector agropecuario. Lo que se quiere es darles a conocer a los asistentes, y a través de ellos a la gente, lo que representa el sello para la industria piscícola colombiana, y mostrarles la importancia del pescado en la nutrición, así como su versatilidad culinaria.

También está prevista para más adelante la realización de la Semana de la Tilapia y la Semana de la Trucha, en restaurantes de Bogotá y otras ciudades, con miras a estimular el consumo del pescado colombiano. Con estos y otros eventos, Fedeacua reanudará su trabajo en este frente, interrumpido por la pandemia del covid-19.  

Pinzón Vargas revela que igualmente para la primera semana de septiembre está programado el lanzamiento internacional del Sello de Fedeacua, junto con Procolombia, en Estados Unidos, principalmente, en un trabajo con influenciadores y revistas especializadas. “Nosotros somos fuertes en Miami, pero queremos dar a conocer nuestro pescado en la costa oeste de ese país, en ciudades como San Francisco y Los Ángeles”, explica. 

Hablando de otras cosas, relacionadas con el sector piscícola, el director ejecutivo de Fedeacua asegura que una de las mayores dificultades que encuentran los productores para avanzar en los procesos de certificación es la informalidad, que es elevada. “Pero formalizarse en Colombia no depende solo de la voluntad de los piscicultores, sino del cumplimiento de las exigentes normas ambientales, que discriminan a este tipo de productores. Mire, si uno va a abrir una granja porcícola o avícola, encuentra que es mucho más fácil obtener los permisos respectivos que si quiere montar una explotación piscícola, quizás por desconocimiento de la autoridad ambiental. Aquí es como si se creyera el pescado se bebe el agua, cuando en realidad la utilizamos como medio de cultivo; pero además se nos pide entregarla mucho más pura de lo que entró a los estanques”.

Coyuntura agridulce

Sobre el comportamiento del sector piscícola en el 2020, César Pinzón nos dijo que el sector sigue creciendo. En efecto, cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural indica que la producción totalizó 174.067 toneladas (contra 165.44 del 2019), de las cuales 58% correspondieron a tilapia, 19% a cachama, 16% a trucha, y 7% a otras especies.

“Pero crecer tanto no es saludable si los productores resultan afectados por menores precios. En el 2020, la gente sembró mucho, sobre todo tilapia, razón por la cual la producción está aumentando pero sin mejoras en la parte comercial; por fortuna, las exportaciones han crecido de forma ordenada. Con la trucha pasó todo lo contrario: los productores sembraron menos o no lo hicieron, y en este momento el producto tiene unos precios muy altos porque no hay oferta. Y no sembraron por miedo, derivado de las dificultades que planteó el covid-19 para el transporte de ovas hacia Colombia, lo que las encareció e hizo que aumentara la mortalidad de las mismas”.

De todas formas, la piscicultura nacional, en el componente externo, viene pasando por unos buenos años, como lo muestran cifras de Fedeacua: en 2015-2020, las exportaciones pasaron de US$50 millones a US$70 millones, para un incremento de 40%. Ya refiriéndonos al primer semestre del presente año, tenemos que las exportaciones crecieron 21%, frente a igual periodo del 2020, pues contabilizaron US$36 millones, y alcanzaron las 7 mil toneladas.

Pero cuando uno cree que con las cotizaciones que ha alcanzado el dólar, los exportadores de tilapia y de trucha deberían estar muy contentos, César Pinzón afirma que se encuentran felices pero entre comillas, porque el alimento para peces se paga prácticamente en dólares, “es decir, está impagable”. Un estimativo indica que este insumo, cuya participación en los costos totales de la piscicultura llega a 70%, se ha encarecido más de 30%.

Y agrega que “hay algo más que hoy ayuda al encarecimiento de la comida para peces: China está comprando todo lo que es materia prima para elaborar alimentos balanceados para animales, debido a que se encuentra repoblando su piara, después del daño que le causara la peste porcina africana”.