Revista Nacional de Agricultura
Edición 999 – Diciembre 2019
El presidente Duque y tres ministros, entre otros, hicieron parte de la agenda final de este evento, que tuvo lugar en Bogotá.
El segundo día del 39 Congreso Agropecuario Nacional, evento que se llevó a cabo en Bogotá los días 6 y 7 de noviembre (Hotel Hilton Corferias), se detuvo en una agenda académica a la cual se llegó después de un juicioso ejercicio de selección de temas, y que se concretó en una intervención, seis paneles y una conversación, componentes estos que versaron sobre asuntos de gran interés para el país y el sector agropecuario. Se advierte que el contenido de la clausura de este evento, que estuvo a cargo del presidente de la República, Iván Duque Márquez, aparece en la pasada edición de esta revista, lo mismo que las palabras del presidente de la SAC, Jorge Enrique Bedoya.
En esta jornada participaron, entre otros, los ministros de Ambiente, Ricardo Lozano; de Trabajo, Alicia Arango, y de Educación, María Victoria Angulo, así como la gerente general del ICA, Deyanira Barrero; el director de Dane, Juan Daniel Oviedo; el director de la Dian, José Andrés Romero; el director de la Polfa, general Juan Carlos Buitrago; el director de la Upra, Felipe Fonseca; el presidente de la CGT, Julio Roberto Gómez; los rectores de la Universidad Eafit, Juan Luis Mejía, y de la Udca, Germán Anzola, y la directora de ColCapital, Paula Delgadillo.
Uno de los platos fuertes de esta segunda parte del Congreso de la SAC fue, sin duda, la exposición que hiciera la gerente general del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, Deyanira Barrero, sobre su gestión en los primeros quince meses de la administración Duque. Intervención que había despertado muchas expectativas porque es grande el proceso de transformación que se viene adelantando en dicho organismo, para blindarlo contra los intereses políticos que tanto daño le hicieron por muchos años, y ponerlo de lado de los productores, como un aliado estratégico, para que el agro y el país ganen. (Ver página 10).
Fruto de esa politización, que le estaba saliendo muy costosa al ICA en términos económicos y que estaba menguando nada menos que su capacidad técnica, se encontraron, por ejemplo, 1.600 contratos que fueron considerados innecesarios por haberse suscrito con “administradores financieros, abogados, politólogos, manicuristas, etc.”, según Deyanira Barrero, los cuales le costaban a la institución cerca de $30.000 millones.
“Como encontramos que el ICA había venido perdiendo el nivel técnico de los agrónomos, veterinarios, microbiólogos y patólogos que necesita para el día-día de su trabajo, lo primero que hicimos fue una revisión del Manual de Funciones para mirar si podíamos reperfilar algunos de los cargos que aún estaban disponibles”, dijo la gerente general de la entidad, quien reveló que además se adelantaron veintiún procesos meritocráticos para buscar a los subgerentes y los directores técnicos que hoy la acompañan.
La funcionaria se refirió igualmente a otros grandes logros, como las alianzas y convenios para el fortalecimiento institucional (suscritos con Agrosavia, la Andi, Fenavi, Federacafé, el Invima, la Dian, la Polfa, Asbana y Augura); la reducción del tiempo de las evaluaciones de riesgos; el mejoramiento sanitario en actividades como la porcicultura, la ganadería bovina y la fruticultura, entre otras; la admisibilidad de agroproductos en mercados internacionales; la descentralización de los servicios de diagnóstico, y la revisión del proceso sancionatorio del instituto.
Por su parte, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano, dijo en su conversación, que se crearon los centros regionales de diálogo y prevención de conflictos, y que además, con la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, Upra, se está definiendo la frontera agropecuaria, bajo uno de los postulados del Plan Nacional de Desarrollo: “Producir conservando y conservar produciendo”. (Ver página 28).
Lozano se comprometió públicamente a “no sacar ninguna norma desde Bogotá que no esté demostrado que se puede aplicar en el territorio hacia el cual está dirigida”. Mencionó el caso de los caudales ambientales, en los que no se va a generalizar.
La ministra de Trabajo, Alicia Arango, invitada a intervenir en un panel sobre la informalidad laboral en el campo, manifestó que “si seguimos formando personas para tareas que no se necesitan, generando así frustración entre los jóvenes y olvidando que el mundo está cambiando, continuaremos equivocados. Necesitamos formar gente de acuerdo con las realidades de Colombia y el mundo”. (Ver página 29).
Al referirse al fenómeno del desempleo, la alta funcionaria dijo que lo primero que debemos hacer es reconocer cómo es el mundo laboral de hoy en Colombia, qué está pasando y cuáles serían las mejores alternativas. “Pero si ustedes me preguntan cuáles serían esas alternativas, yo no les podría contestar, fuera de que la tecnología llegó, que el trabajo por horas existe en este país, aunque no se cotiza. Pero hay que construir entre todos para poder llegar a una reforma que realmente logre satisfacer a la mayoría”.
Para Alicia Arango, el Piso Mínimo de Protección Social puede ser un primer paso para hacer visible a un grupo de colombianos que hoy en general son 44% y ganan menos del salario mínimo.
María Victoria Angulo, ministra de Educación, participante en un panel sobre qué hacer para que los jóvenes no abandonen el campo, habló del compromiso de la administración Duque de la estructuración del proyecto de educación rural, que busca que los niños y los jóvenes quieran quedarse en la nueva apuesta educativa. “La iniciativa contempla trayectorias completas, es decir, oportunidades para los más vulnerables, desde la primera infancia hasta la educación superior”, dijo. (Ver página 32).
Mencionó, igualmente, los esfuerzos que se están haciendo en el mejoramiento de la infraestructura educativa en las zonas rurales, para hacer la transición a la jornada única, gracias a los cuales quinientos establecimientos de cuatrocientos municipios, ya tienen comedores, aulas de preescolar y escenarios lúdicos y culturales.
“Tenemos que pensar que desde la educación se logre un énfasis técnico con el Sena y otros aliados, para avanzar en una gran promesa del presidente Duque: la doble titulación”, dijo la ministra Angulo, para quien “hay que recuperar los institutos técnicos agropecuarios y las escuelas de vocación técnica, con miras a que los jóvenes vean en el campo una oportunidad. En esto estamos trabajando con la ministra de las TIC: vamos a iniciar conectando 10 mil instituciones”.
Con esta edición especial, la Revista Nacional de Agricultura cierra el trabajo de este año, deseándoles a nuestros lectores una feliz Navidad y un 2020 lleno de satisfacciones. Volveremos en febrero.