La pobreza vista desde la riqueza

Reino Unido, el quinto país más rico del mundo, con una de las monedas más cotizadas, de los países con mayor crecimiento después de la crisis de 2008 y con una de las tasa de desempleo más bajas, es ahora escenario de estudio escogido por los analistas de la pobreza de las Naciones Unidas para analizar las consecuencias sociales y de bienestar social tras las medidas de recorte presupuestal que se tomaron como respuesta a la pasa crisis económica mundial. Ya es conocido por el estudio de las políticas públicas sobre bienestar social, que las cifras en positivo anteriormente mencionadas no son condiciones suficientes ni necesarias para una reducción de la pobreza multidimensional o para mejores condiciones para la población en general. Sin embargo, tanto en el Reino Unido, como en los Estados Unidos e incluso en Colombia, la política estatal se ha enfocado en las políticas de austeridad estatal de Reagan o Thatcher en sus respectivos países.

Tras ocho años de la política de recorte del gasto público y de reducción de los impuestos a las empresas, el Reino Unido se enfrenta hoy a una realidad que lo aleja de sus vecinos de Europa continental conocidos por el bienestar social que ofrecen a sus residentes, lo que genera mayores incertidumbres dentro de la clase media inglesa y en aquellas naciones que conforman el Estado conjunto como Irlanda del Norte o Escocia, que han visto que los recortes ordenados desde el gobierno central tienen las mayores consecuencias en los servicios estatales locales. Dadas las propuestas del gobierno actual de Colombia de prácticamente optar por las mismas medidas que las grandes potencias mencionadas, vale la pena revisar lo que ya experimenta el Reino Unido y si ese debe ser el camino más adecuado para las condiciones locales.

Los comedores comunitarios en Liverpool o Glasgow solían recibir pocas visitas y rara vez nuevos requerimientos, realidad que es bastante diferente hoy en día. Pero, ¿cómo es posible que remplacen sus trabajos de campo normalmente situados en África Subsahariana o varias localidades Centroamericanas, y ahora visiten estos comedores en Liverpool? La respuesta ha sido la creciente demanda de las ayudas asistencialistas estatales, la cual se ha duplicado en los últimos cinco años dejando a uno de cada cinco británicos pobres, aun cuando el país sea el quinto más rico del mundo y mantenga su senda de crecimiento a una menor cifra de desempleo.

De acuerdo con artículos sobre la pobreza divulgados por el New York Times, los investigadores por fin han volcado su interés en un concepto que las ciencias 

sociales denominan como el “Sur Global”, en el que aquellos países que geográficamente se encuentran en el norte y que históricamente han sido reconocidos como ricos, internamente presentan problemas de pobreza que suelen ser el común denominador de los países que están ubicados al sur. El Reino Unido, siendo pionero del Estado de Bienestar tras la Segunda Guerra Mundial, para luego ser el padre del corporativismo y las privatizaciones en los 1980s, es ahora el centro de pruebas para las políticas de austeridad estatal teniendo en cuenta las mayorías conservadoras como fuerza política dominante y promotores del sistema de “crédito universal”, el cual ha presentado fuertes problemas de locación de recursos y de determinación de los que pueden ser beneficiarios, tras dejar estos procesos en manos de privados.

Tras la crisis de 2008, el gobierno británico ha recortado su gasto en US$39 billones (en promedio US$900 en promedio al año por trabajador), principalmente congelando o reduciendo los subsidios a la vivienda, y reduciendo los programas de asistencia a la juventud y la niñez. A su vez, ciertas ayudas a las familias que lo requerían se han visto reducidos o atrasados, lo que ha llevado al endeudamiento o a retrasos en el pago de arriendos por parte de los hogares y cuando lo reciben tienen que decidir entre pagar horas de internet para buscar trabajo o para la actualización del perfil en el sistema del crédito universal, puesto que las librerías cercanas y accesos públicos a internet fueron cerradas por los recortes estatales. Menos agentes de policía y bomberos, la venta de parques a inversionistas privados, entre otras, han sido las medidas que más directamente se han percibido desde lo local, pero el gobierno central lo justifica con el aumento de flujo de caja por ventas de activos públicos.

En los últimos cinco años, la niñez que cayó en la pobreza aumentó en 600.000 niños, aunque menos adultos mayores se encuentran en las mismas precarias condiciones. Se ha reducido el desempleo desde el gobierno conservador, pero los salarios reales se han reducido, lo cual da como resultado el sobreendeudamiento de la juventud y nuevas familias en estado de pobreza, tendencia que se estima siga tras la normatividad del Brexit presentada recientemente.

Este tipo de políticas, que se distancian del desarrollo económico y del estado de bienestar por el que debe propender cualquier Estado demócrata, son medidas de austeridad que siempre se justifican tras un alto déficit fiscal y aumento de la deuda soberana, pero al parecer suelen sacrificar a la población más pobre y aumentar su vulnerabilidad. Los cambios en la sociedad británica son notorios, alejándola del resto de Europa continental, con sus generosas redes de seguridad social y sus valores igualitarios y llevándola a parecer más a los Estados Unidos, donde millones de personas carecen de atención médica. El sistema de salud, orgullo británico por décadas, ahora no se ve tan distante del sistema estadounidense o colombiano, con pacientes esperando por horas por una cita con el especialista o por la atención en el hospital.