Revista Nacional de Agricultura
Edición 1005 – Julio 2020

Esto lo dice el nuevo presidente de la Comisión Quinta de la Cámara, quien anuncia que luchará por los derechos de las gentes del sector agropecuario.

Luciano Grisales Londoño, nacido en Quimbaya, Quindío, es el nuevo presidente de la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes. En entrevista con María Isabel Díaz, cuenta que en las primeras de cambio, esta instancia ha orientado sus esfuerzos a asuntos como la reglamentación del Sistema General de Regalías, el presupuesto para los ministerios de Agricultura y Ambiente, y la seguridad y soberanía alimentarias.

Revista Nacional de Agricultura: A casi un mes de haber empezado el tercer año de legislatura, ¿cómo está el ambiente en la Comisión V de la Cámara de Representantes?

Luciano Grisales Londoño: El primer mes de cada legislatura es un periodo de empalme necesario para adecuar las agendas y modos de trabajo. Sin embargo, las condiciones que han impuesto la pandemia y otras realidades del país nos han obligado a asumir una actitud muy proactiva, de cara a una circunstancia muy apremiante.

Este mes ha sido de mucho trabajo, en especial, en tres frentes. El primero, la discusión del proyecto de ley que reglamenta el Sistema General de Regalías, que fue reformado por acto legislativo el año pasado, y que por algunas demoras en el proceso de consulta previa (en parte por el covid-19), nos impone unos tiempos muy cortos para su aprobación. El segundo es la necesidad de que el gobierno aumente las apropiaciones para los ministerios de Agricultura y Ambiente, y la consolidación de estos sectores como respuesta a los procesos de reactivación económica que hoy se requieren. Por último, creemos importante que la Comisión inicie una reflexión de algo que ha empezado a llamar la atención de muchos en esta pandemia: la seguridad y la soberanía alimentarias.

R.N.A.: ¿Cuáles son esos proyectos de ley a los que les tienen la lupa puesta por considerar primordiales para el sector agropecuario? 

L.G.L.: Esa es una pregunta compleja, porque como presidente debo ser garante de que todos los proyectos que lleguen para su discusión cuenten con las mismas condiciones para su debate. Así, más que una referencia a proyectos específicos, creo que es importante señalar que ensayaremos un modelo de discusión más abierto.

Queremos darle voz a la ciudadanía, acercando la Comisión a las regiones, en foros y espacios para el debate público. Queremos que ahí hagan presencia los paneleros, los hortofruticultores, los cafeteros, los arroceros; en fin, todos los actores del sector.

Pero esto no es óbice para señalar que la Comisión ha recibido el encargo de debatir proyectos muy importantes para el sector. Encuentro interesantes discusiones frente a la reactivación económica por la vía agropecuaria, el debate tantas veces aplazado sobre el reconocimiento a los campesinos como una categoría jurídica, el fomento de actividades agropecuarias importantes para el país, como la panela, o el estímulo a los usos productivos de la guadua y el bambú, o sobre el desperdicio de alimentos.

R.N.A.: Ante una situación inesperada como la que estamos viviendo por cuenta de la pandemia, ¿qué iniciativas se promoverán desde la Comisión Quinta para reactivar la economía y generar empleo, especialmente en el sector agro?

L.G.L.: La Comisión debe convertirse en una arena pública de debate de las diferentes visiones que existen en el país sobre el desarrollo agropecuario. Ahora bien, soy un convencido de que el país puede desarrollar un modelo mixto que combine pequeña y mediana producción con la de mayor escala.

Por esto considero que cualquier acción para reactivar la economía y generar empleo en el sector debe avanzar en discusiones que hemos aplazado por décadas. Están, por ejemplo, la de los campesinos como sujetos de derechos, la dignificación de su trabajo, su reconocimiento legal pero también su identificación y ubicación, la necesidad de focalizar el gasto social del Estado en ellos, la de la tierra, el conocimiento técnico y su aplicación diferenciada en el territorio, la de la infraestructura necesaria para activar el campo, los insumos para la producción y sus costos, y tantos otros asuntos. Todo esto pone de presente la urgencia de construir una real política pública frente al sector.

R.N.A.: Se habla de que esta es una legislatura fundamental, porque será la que determine qué pasa frente a muchas de las necesidades que tiene hoy en día el campo: vías terciarias, seguridad jurídica, formalización y dignificación del trabajador rural, entre otras. ¿Cuál es el legado que Usted aspira dejarle al país, y puntualmente al campo?

L.G.L.: Yo quisiera que se entendiera que el Congreso es un poder relativo y que depende de muchas variables y del acuerdo con las otras ramas del Estado. Esto es importante decirlo porque el país requiere mucha institucionalidad, y el Congreso debe procurar ese equilibrio. Me parece que el mayor legado es justamente el de propiciar escenarios de diálogo y discusión que puedan dar garantías a esos debates.

Creo que a la Comisión y en general al Congreso le falta mucho dialogar con los sectores productivos del campo. Les falta acercarse a los citricultores, lecheros, paneleros, arroceros, apicultores e incluso a los cafeteros.

En cuanto a lo que espero dejar para el campo como congresista, en primer lugar está una propuesta que reconozca a nuestros campesinos, que salde un poco la deuda que tenemos los colombianos con ellos. Para ello es necesario que el Estado destine una parte importante de su gasto social a su atención.

R.N.A.: ¿Representa para el Quindío alguna ventaja, tenerlo presidiendo esta Comisión? ¿Qué proyectos le gustaría presentar en pro de los campesinos y productores de este departamento?

L.G.L.: Yo no sé si sea una ventaja para el Quindío que yo sea el presidente de la Comisión Quinta. Lo que sí sé es que la visión del campo yo represento, va en línea con la de mi departamento. En ese propósito, se encuentran el proyecto de dignificación del trabajo agropecuario (que hemos presentado y que volveremos a presentar), la posibilidad de permitir la zoocría de mariposas, la protección de polinizadores, el estímulo a la producción agrícola limpia y los usos productivos de la guadua, que sin duda tendrá un impacto en la economía del Quindío.