Revista Nacional de Agricultura
Edición 1031 – Noviembre 2022

El enfoque en sostenibilidad, la nutrición eficiente y la digitalización, es clave para el futuro sostenible de este cultivo.

El cultivo de palma de aceite ha sido uno de los más destacados en los últimos años debido a su crecimiento. Durante el 2021, la producción creció 9%, lo que le permitió llegar a 1.7 millones de toneladas de aceite de palma, por $7.5 billones. Actualmente, el país cuenta con aproximadamente 590.189 hectáreas sembradas, esta agroindustria tiene 200 mil empleos directos. Pero para continuar con una gestión responsable es importante tener en cuenta ejes como la sostenibilidad, una nueva visión sobre la nutrición del cultivo, y acelerar los procesos de digitalización, propuestas que Yara, compañía líder de fertilizantes, trabaja día a día con los productores.

En Colombia, existe el interés de implementar prácticas sostenibles con los agricultores y el medioambiente, que permitan mitigar los impactos ya causados por el cultivo y crear una responsabilidad ambiental de la mano de programas de sostenibilidad a mediano y largo plazos, sin afectar la productividad y rentabilidad de los palmicultores en las diferentes zonas del país productoras de aceite de palma.

Los retos de producción de palma hoy ascienden a asuntos como sostenibilidad, productividad y rentabilidad, y para lograr el objetivo es necesario implementar en los sistemas productivos, conceptos de eficiencia y gestión ambiental, incluyendo tecnología de punta, que permitirán alcanzar los metas de corto y mediano plazos. En un mundo, donde el principal objetivo es alimentar a más 2 billones de personas para el 2050, disminuyendo la temperatura ambiental y la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, estas acciones se vuelven obligatorias para tener un planeta sin hambre y un planeta respetado”, comenta Didier Casallas, gerente Comercial del Cultivo de Palma en Yara Colombia.

Alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la compañía propone una nueva ambición, bajo tres ejes fundamentales que enmarcan diferentes iniciativas y herramientas, para que los agricultores puedan trabajar en la producción de alimentos, al mismo tiempo que disminuyen el impacto medioambiental que generan las actividades, como es el caso del cultivo de palma. Estos ejes son:

Desde el ámbito de sostenibilidad, el trabajo es reducir las emisiones de carbono y mejorar la productividad en las plantas de producción, en las cuales se planea hacer inversiones cercanas a US$12 millones, para reducir 450-500 toneladas de CO2, lo cual equivale a una disminución de 90% de emisiones en planta y 60% de emisiones en el uso de productos en la agricultura.

Bajo el enfoque del uso responsable de recursos como el suelo, agua y aire, el segundo pilar está enfocado a impactar y nutrir de manera positiva la salud del suelo, por medio del uso de fertilizantes con formas de nitrógeno, llamadas nitratos. Cuando se habla de emisiones, el nitrógeno juega un papel fundamental, ya que es uno de los nutrientes más utilizados en el cultivo de palma. El uso de fuentes a base de nitratos tiene un menor impacto ambiental en la huella de carbono del cultivo, dado que la planta lo absorbe rápidamente.

Si bien ya con los productos y la nutrición balanceada se tiene un avance deseado, estas acciones no son suficientes para contrarrestar el gran impacto ocasionado por el cultivo. Por ello, la importancia de la adopción de tecnología, para que los agricultores puedan tener un diagnóstico y la información necesaria para construir un plan de nutrición adaptado a las necesidades específicas del cultivo. De la mano de herramientas digitales y un complemento basado en predicción climática del tiempo, Yara gestiona su portafolio de agricultura digital para la sostenibilidad tanto del cultivo de palma como los demás presentes en el país.